Si alquien me hubiese preguntado hace unos meses sobre Klášterní pivovar Strahov le hubiese recomendado que lo evite.
Envidiablemente ubicado, en los terrenos del Monasterio de Strahov, es un lugar que conozco hace ya varios años, pero al que no iba nada seguido. El restaurant en sí no tiene demasiada atmósfera y la cerveza que allí se elabora, si bien no estaba nada mal, no valía las casi 60Kc que cobran por el vaso de 0,4l.
Debo repetirlo, nunca me parecieron malas, pero por menos, sabía que podía conseguir pivo mucho mejor hecha en otros de los brewpubs de Praga. Les faltaba carácter y personalidad, sus sabores no eran lo suficientemente intensos, así que de tanto en tanto me daba una vuelta para ver como andaba la cosa. La última vez que había ido fue a principios de este año en una tarde en que U Černého Vola estaba cerrado por refacciones, y mi opinión fue la misma. No sólo la mía, muchos son los cerveceros que conozco que pensaban lo mismo, e incluso Evan Rail en su libro le dio sólo 3 y media estrellas de cinco (algo que no cayó muy simpático entre los propietarios del lugar)
La cosa empezó a cambiar un día. Fui con amigos a Pivovarský Klub y la tenían en la oferta točené, decidí darle una oportunidad y me sorprendió gratamente, no era la cerveza que conocía, sus sabores y aromas habían ganado en intensidad y carácter. La volví a tomar en la entrega de premios de SPP y me encantó, tanto que fue una de mis cervezas del mes de noviembre.
Así que tenía que ir a su fuente y ver si esas dos oportunidades no habían sido accidentes, además de probar por primera vez su cerveza especial de navidad.
Entré llevado de la nariz por los aromas de mosto cociéndose y encontré un asiento libre en una de las mesas. El lugar sigue teniendo la misma poca onda de siempre y lo mismo podría decirse del servicio. Me pedí una Svatý Norbert Jantar que es la que siempre me gustó más y mientras me la traían trataba de recordar mis sensaciones de la última vez que la había tomado.
La cerveza no me decepcionó para nada, siguen sus intensas notas a pomelo y hierbas en el aroma y al tomarla seguimos siendo invandidos por sabores cítricos seguidos de notas acarameladas, casi melosas. Una obra realmente mejorada.
Ya habiendo entrado en calor, y habiendo esperado con el vaso vacío más de lo que me hubiese gustado, me pedí su Svantý Norbert Vanoční special. Esta dopplebock fermentada a 19°balling y con 7,7%ABV se presenta con un color ámbar oscuro con espuma esponjosa y persistente y casi sin carbonación visible. Lo primero que nos golpea al acercar la nariz para sentir sus aromas es el alcohol, casi agresivo diría y que tapa los cítricos y las frutas tropicales que tendrían que dominar. Ante semejante desbalance uno empieza a desconfiar y esperar lo peor, que el alcohol tambien domine el paladar. Al darle el primer sorbo el alcohol sigue algo desequilibrado, pero menos, hasta diría que la sensación puede ser dada por la mala impresión que esta cerveza me dio a la nariz. Sentimos luego, de manera casi aterciopelada, frutas en compota con notas de caramelo, agradable. Nadie, sin embargo, podría estar preparado para lo que le sigue, una explosión de lúpulo que simplemente pulveriza todo lo anterior. Al dejar que el trago baje el amargor sólo se intensifica haciéndonos casi cerrar los ojos. Puede que para algunos sea demasiado, pero a mi, tanto amargor me voló la cabeza. Quería tomar otro trago pero el huracán de lúpulo que seguía dando vuelta en mi boca simplemente no me dejaba, tuve que darle unos instantes para que amaine. Esta cerveza simplemente no se puede tomar rápido, no te deja, tiene como misión divina, que la disfrutes. Brillante. Si consiguiesen corregir el problemita del alcohol, se convertiría sin duda en una de las mejores en su tipo. Bien vale las 69Kc que cobran por el vaso (que me gustaría que sea de 0,5 en lugar de 0,4l).
Además de sus dos cervezas regulares, la arriba mencionada y muy buena Jantár y la Tmavé special (14°balling, 5,5%ABV), una oscura que no es tan buena como su hermana, y la de navidad, Svatý Norbert también tiene otras tres cervezas de estación, todas sin filtrar: speciální světlé pivo (13°balling, 5,3%ABV), una golden lager estilo pilsner, que se empieza a servir una semana antes del Viernes Santo; pšeničné pivo (13°balling, 5,3%ABV) una weissbier de trigo de fermentación alta al mejor estilo alemán, que empieza a servirse cada año el 6 de junio y su cerveza de otoño speciální tmavé pivo (16°balling, 6,3%ABV) que empieza a servirse en Svatý Václav, el 28 de septiembre, día de San Wenceslao, patrono de Chequia.
A esta última tuve oportunidad de probarla ya que fue parte del delicioso botín que me llevé del evento en Zvíkov el mes pasado. Me gustó, pero no me volvió loco. Es una cerveza oscura, con algunos tonos ocres cuando se la mira a contraluz y su esponjosa espuma tiene un ligero color beige. A la nariz predomina el tostado con suaves aunque interesantes notas cítricas. Al tomarla sentimos una linda mezcla de café con naranjas que deja un suave final tostado y amargo. Lo que le falta es carácter, a pesar de ser sabrosa, no termina de convencer.
Klášterní pivovar Strahov se llevó este año el premio de Minipivovar 2007, por sobre Zvíkov, que a mi gusto se lo merece más ya que su línea de productos es un poco más jugada y variada y más pareja en calidad. Pero hay que reconocer la mejora y tuve la oportunidad de hacérselo saber a Martin Matuška, el maestro cervecero, quien todavía sigue dolido por las pocas estrellas que ligó en el libro de Evan.
No probé nada del menú, pero miré los precios y me parecieron razonables teniendo en cuenta el ubicación de esta hospoda, lo que estaban comiendo los tres rusos con quienes compartí la mesa, tenía linda pinta, pero debo insistir que no es un lugar que me invita a sentarme a comer, le falta algo, aunque para ir a tomarse una cervecita después de visitar el monasterio vecino, sí que lo recomiendo.
Klášterní pivovar Strahov
Strahovské nádvoří 301
118 00 Prague 1
klasterni-pivovar@iol.cz
Envidiablemente ubicado, en los terrenos del Monasterio de Strahov, es un lugar que conozco hace ya varios años, pero al que no iba nada seguido. El restaurant en sí no tiene demasiada atmósfera y la cerveza que allí se elabora, si bien no estaba nada mal, no valía las casi 60Kc que cobran por el vaso de 0,4l.
Debo repetirlo, nunca me parecieron malas, pero por menos, sabía que podía conseguir pivo mucho mejor hecha en otros de los brewpubs de Praga. Les faltaba carácter y personalidad, sus sabores no eran lo suficientemente intensos, así que de tanto en tanto me daba una vuelta para ver como andaba la cosa. La última vez que había ido fue a principios de este año en una tarde en que U Černého Vola estaba cerrado por refacciones, y mi opinión fue la misma. No sólo la mía, muchos son los cerveceros que conozco que pensaban lo mismo, e incluso Evan Rail en su libro le dio sólo 3 y media estrellas de cinco (algo que no cayó muy simpático entre los propietarios del lugar)
La cosa empezó a cambiar un día. Fui con amigos a Pivovarský Klub y la tenían en la oferta točené, decidí darle una oportunidad y me sorprendió gratamente, no era la cerveza que conocía, sus sabores y aromas habían ganado en intensidad y carácter. La volví a tomar en la entrega de premios de SPP y me encantó, tanto que fue una de mis cervezas del mes de noviembre.
Así que tenía que ir a su fuente y ver si esas dos oportunidades no habían sido accidentes, además de probar por primera vez su cerveza especial de navidad.
Entré llevado de la nariz por los aromas de mosto cociéndose y encontré un asiento libre en una de las mesas. El lugar sigue teniendo la misma poca onda de siempre y lo mismo podría decirse del servicio. Me pedí una Svatý Norbert Jantar que es la que siempre me gustó más y mientras me la traían trataba de recordar mis sensaciones de la última vez que la había tomado.
La cerveza no me decepcionó para nada, siguen sus intensas notas a pomelo y hierbas en el aroma y al tomarla seguimos siendo invandidos por sabores cítricos seguidos de notas acarameladas, casi melosas. Una obra realmente mejorada.
Ya habiendo entrado en calor, y habiendo esperado con el vaso vacío más de lo que me hubiese gustado, me pedí su Svantý Norbert Vanoční special. Esta dopplebock fermentada a 19°balling y con 7,7%ABV se presenta con un color ámbar oscuro con espuma esponjosa y persistente y casi sin carbonación visible. Lo primero que nos golpea al acercar la nariz para sentir sus aromas es el alcohol, casi agresivo diría y que tapa los cítricos y las frutas tropicales que tendrían que dominar. Ante semejante desbalance uno empieza a desconfiar y esperar lo peor, que el alcohol tambien domine el paladar. Al darle el primer sorbo el alcohol sigue algo desequilibrado, pero menos, hasta diría que la sensación puede ser dada por la mala impresión que esta cerveza me dio a la nariz. Sentimos luego, de manera casi aterciopelada, frutas en compota con notas de caramelo, agradable. Nadie, sin embargo, podría estar preparado para lo que le sigue, una explosión de lúpulo que simplemente pulveriza todo lo anterior. Al dejar que el trago baje el amargor sólo se intensifica haciéndonos casi cerrar los ojos. Puede que para algunos sea demasiado, pero a mi, tanto amargor me voló la cabeza. Quería tomar otro trago pero el huracán de lúpulo que seguía dando vuelta en mi boca simplemente no me dejaba, tuve que darle unos instantes para que amaine. Esta cerveza simplemente no se puede tomar rápido, no te deja, tiene como misión divina, que la disfrutes. Brillante. Si consiguiesen corregir el problemita del alcohol, se convertiría sin duda en una de las mejores en su tipo. Bien vale las 69Kc que cobran por el vaso (que me gustaría que sea de 0,5 en lugar de 0,4l).
Además de sus dos cervezas regulares, la arriba mencionada y muy buena Jantár y la Tmavé special (14°balling, 5,5%ABV), una oscura que no es tan buena como su hermana, y la de navidad, Svatý Norbert también tiene otras tres cervezas de estación, todas sin filtrar: speciální světlé pivo (13°balling, 5,3%ABV), una golden lager estilo pilsner, que se empieza a servir una semana antes del Viernes Santo; pšeničné pivo (13°balling, 5,3%ABV) una weissbier de trigo de fermentación alta al mejor estilo alemán, que empieza a servirse cada año el 6 de junio y su cerveza de otoño speciální tmavé pivo (16°balling, 6,3%ABV) que empieza a servirse en Svatý Václav, el 28 de septiembre, día de San Wenceslao, patrono de Chequia.
A esta última tuve oportunidad de probarla ya que fue parte del delicioso botín que me llevé del evento en Zvíkov el mes pasado. Me gustó, pero no me volvió loco. Es una cerveza oscura, con algunos tonos ocres cuando se la mira a contraluz y su esponjosa espuma tiene un ligero color beige. A la nariz predomina el tostado con suaves aunque interesantes notas cítricas. Al tomarla sentimos una linda mezcla de café con naranjas que deja un suave final tostado y amargo. Lo que le falta es carácter, a pesar de ser sabrosa, no termina de convencer.
Klášterní pivovar Strahov se llevó este año el premio de Minipivovar 2007, por sobre Zvíkov, que a mi gusto se lo merece más ya que su línea de productos es un poco más jugada y variada y más pareja en calidad. Pero hay que reconocer la mejora y tuve la oportunidad de hacérselo saber a Martin Matuška, el maestro cervecero, quien todavía sigue dolido por las pocas estrellas que ligó en el libro de Evan.
No probé nada del menú, pero miré los precios y me parecieron razonables teniendo en cuenta el ubicación de esta hospoda, lo que estaban comiendo los tres rusos con quienes compartí la mesa, tenía linda pinta, pero debo insistir que no es un lugar que me invita a sentarme a comer, le falta algo, aunque para ir a tomarse una cervecita después de visitar el monasterio vecino, sí que lo recomiendo.
Klášterní pivovar Strahov
Strahovské nádvoří 301
118 00 Prague 1
klasterni-pivovar@iol.cz
Esa costumbre checa de compartir mesa me sorprendió muchísimo cuando estuve ahí en el 97. Es algo a lo que no estamos acostumbrados aquí en España y no se si será frecuente en el resto de Europa.
ResponderBorrarSeguimos buscando cerveza checa por Barcelona, de momento en el Flabiol he encontrado estas 3: BUDEJOVICKY 5º PILSNER URQUELL 4.4º y STAROPRAMEN 5º, pero supongo que estas cervezas industriales no tienen mucho que ver con esas artesanales que comentas.
Salud, Andrés.
De las tres que mencionás, me quedo con la Budvar. Es una de las pocas lagers industriales en el mundo que todavía se estaciona por 90 días, además se elabora sólo con agua de los propios pozos artesianos de la cervecería, malta de cebada hane y lúpulos saaz.
ResponderBorrarBien, pues cuando pase por el Flabiol la probaré. Mientras seguiremos buscando más opciones que seguro que debe de haber más cervezas checas en Barcelona.
ResponderBorrarMax, ¿es la misma Budvar que tienen en casi todos los bares de Praga de tirador?
ResponderBorrarEsa estaba muy buena, cayeron unas cuantas pintas mientras estuve ahí.
Por cierto en el Flabiol también tienen la LITOVEL DARK 3.8 º y la HOLBA 4.5 º
Es la misma budvar, pero en botella, así que tiene sus diferencias.
ResponderBorrarLitovel y Holba, pasalas, no son buenas.
Gracias Max, seguiremos buscando.
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