El festival cervecero de Navidad del año pasado se había sido en uno de los pabellones de Vytavyště Praha. Si bien no estuvo mal, le había faltado algo de atmósfera y la selección de cervezas podría haber sido mejor, tampoco había comida para elegir. Sin embargo el concepto era más parecido al de otros festivales cerveceros checos y la entrada, si mal no me acuerdo, era gratis. Debo admitir que cuando me enteré que la edición de este año sería en el lujosísimo hotel Mandarin Oriental - Praha no me puso del todo feliz al principio. Luego, cuando me di cuenta del fin que tenía la elección de tan poco común lugar para un evento cervecero ya no me pareció una idea tan desacertada.
Honza Kočka fue el organizador de todo el evento y su objetivo fue el mismo que el de mi amigo Evan Rail con las degustaciones que ha llevado a cabo en el mismo hotel, el de mostrar nuestra bebida favorita a otro tipo de público. No sé qué tanto éxito tuvo en términos de convocatoria y ventas, todavía tengo que recibir de Honza los números del festival. Pero desde el punto de vista cervecero, fue espectacular.
La entrada al festival no era del todo barata. 150CZK, pero incluía una cerveza checa gratis y la posibilidad de quedarse con el vaso especialmente diseñado (el cual me olvidé). Uno de mis más grandes miedos eran los precios. Temía que tanto las cervezas como la comida serían tremendamente caras. Nada más alejado de la realidad. Si bien no eran precios populares, 30CZK por 0,3l de cualquiera de las cervezas checas de barril era más que sensato, máxime teniendo en cuenta que eran todas cervezas fuertes. Había también unas botellas de medio litro de tres variedades de estación de Louny a 20CZK cada una.
Pero quizás, el mayor triunfo de este festival fue la amplia e interesantísima selección de cervezas extranjeras, ninguna macro, todas a buenos precios, teniendo en cuenta que muchas no se consiguen en el mercado local y son, desde ya caras en sus países de origen. Para darles una idea, una botella de medio litro de Schenklerka Märzem costaba 30CZK, Aventinus Weizenbock por 50CZK/0,5l, la celebradísima BrewDog Smokehead Paradox o la Tokio por 100CZK la botella de 0,3l. Tampoco hacía falta comprar una botella entera si se quería probar alguna cerveza desconocida o de aspecto extremo. Sólo había que pedirle al encargado de cada mesa que sirva la medida que deseada de la cerveza en cuestión, lo que permitía explorar sin que las finanzas sufran demasiado. Las botellas también podían ser adquiridas para llevarse a casa.
Otra cosa que me gustó mucho fue el poder pedirse una medida de degustación de 0,15l, que también permitió poder explorar y disfrutar de más tipos de cerveza sin por ello terminar en un estado lamentable. Fue algo de lo que hice uso toda la tarde, en especial con las cervezas más fuertes.
Llegué al evento apenas pasadas las 13.15. Al entrar al lujoso hotel me sentí un poco fuera de lugar al principio. No tengo mucha experiencia con lugares de esta categoría. Por suerte cada uno de los miembros del personal me recibió con una educada sonrisa y mucha amabilidad, lo que hizo que me relajase un poco.
Encontré el salón del evento. En realidad un pasillo y el Salón de Baile. En el pasillo estaban las cervezas checas, casi todas de barril. Luego de cambiar dinero por unos vouchers me puse a ver qué era lo que se estaba tirando en ese momento. Para mi cerveza gratis opté por algo fuerte, Kaltenecker Porter 19°, que a diferencia de la de Pardubice, es de alta fermentación. De color marrón muy oscuro, con notas de oporto, chocolate y ciruela pasa. Su sabor era parecida a la Pardubický pero un poco más seca y con un cuerpo más pleno. Me gustó. Lástima que no estaba disponible a temperatura ambiente.
Su contenido alcohólico no pasó desapercibido, así que preferí pedirme una porción del pivní guláš que estaban sirviendo muy elegantemente al lado mío y que tenía muy buena pinta. Era sólo pinta. La salsa era sabrosa, pero para mí gusto muy líquida, y la carne cometía un pecado capital en el mundo del guláš, estaba dura como una goma. La porción (60CZK) era generosa y se servía acompañado por un muy rico y fresco pan, pero me quedo con un guláš de hospoda cualquier día.
Seguí con un vaso de Kocour AIPA. Deliciosa. Brillante. Qué buenas ales que está haciendo el pivovar de Vandorf. Deliciosamente seca y amarga, pero con un sutil toque frutal como para balancear. Disfruté cada gota. La acompañé con una sopa indonesia de rabo de buey. Muy rica, un caldo bien fuerte con tiernos trozos de carne flotando, sabroso que se llevó muy bien con la AIPA.
Era hora de atacar algo más exótico. Fui a la mesa de las cervezas escocesas. Elegí la RipTide. Una Stout con 8%ABV, no muy adecuada para los no iniciados. Negra y turbia (casi como mis pensamientos), un intenso aroma a ciruelas pasas, café negro suave y chocolate. Al paladar es todo lo contrario, domina el café y el chocolate que están balanceados por suaves ciruelas pasas, todo deja un largo e intenso final tostado. Me gusta mucho cuando una cerveza sorprende, cuando y un gran contraste entre aroma y sabor. RipTide es una de ellas y es deliciosa. La acompañe por una porción de torta Chilli Sacher (40CZK). No fue un maridaje muy feliz. En lugar de complementarse, los sabores se anularon a sí mismos. Me tomé una pausa y terminé la torta, que estaba muy rica, me tomé otra pausa, y terminé la cerveza, que lo estaba aun más. Todo sentado en uno de los cómodos sillones del pasillo.
Refresqué mi paladar con una medida chica de Primátor Stout. Qué bien les salió esta cerveza a la gente de Náchod. Por supuesto que no se puede comparar con la RipTide, pero tampoco le tiene miedo. Seguí con BrewDog, esta vez le tocó el turno a la Hardcore IPA. La tercera IPA que tomo de los caninos. La primera, la Punk me había gustado, pero no enloquecido. La segunda, el prototipo Chaos Theory me pareció un producto mucho más logrado e interesante a pesar de no estar terminado. La Hardcore le hace honor a su nombre. Es fuerte en todo sentido, no sólo en el 9%ABV. Intenso aroma a frutas tropicales, predominantemente ananá bien madura, con hierbas y pomelo. El trago explota con las mismas frutas al principio para mutar en algo deliciosamente seco e intensamente amargo que domina el paladar hasta el final y más aun, pero las frutas nunca se pierden, están ahí para quien quiera encontrarlas. Compleja, deliciosa.
Le llegó el turno a las danesas de Nørrebro Bryghus. Las más caras del festival. Con la potente North Bridge Extreme, 9,5%ABV a 165CZK la botella de 0,6l. Opté por una medida chica de La Granja Stout. Una Espresso Stout con 7,5%ABV que me hizo acordar mucho a la Espresso Stout de Brasserie Trois Dames, y también igual de rica. Ya para entonces estaba hablando con, cómo se llamaba? soy espantoso para los nombres, un checo de Brno, habitual lector de mi blog y gran entusiasta cervecero que había venido a la capital especialmente para este evento. Comparábamos notas y experiencias cerveceras tanto del día como de la vida.
Se estaba haciendo tarde y no había probado ninguna de las alemanas. Empecé por la Hummel Rauchbier Märzen que me dio más la impresión de una Rauchweizen, no me convenció. Una cerveza que promete durante todo el trago, pero nunca concreta, como una stripper que nunca termina de sacarse la ropa y al final aburre.
La otra alemana fue una elección más acertada. Plank Bier Dunkler Weizenbock de respetables 7,8%ABV. Notas ahumadas en el aroma de bananas y especias. El sabor me pareció un poco fuera de lo común, notas a azúcar quemada mandan por sobre el clavo y la banana. Me gustó, pero no sé si es algo de lo que me gustaría tomar todo un medio litro.
Me quedaba la otra cervecería escocesa Inveralmond Brewery (también un par de las alemanas, pero esas tendrían que esperar). Probé dos, primero la Black Friar, una pale ale con 7%ABV que nunca se termina de expresar, aburrida, suave y con el alcohol ligeramente fuera de balance. Y la Lia Fail que a pesar de su modesto 4,7%ABV era más lograda, más rica y con matices más interesantes. Ninguna de las cervezas era tan ambiciosa como son las de BrewDog y admito que debería haber probado estas cervezas más al principio, ya para entonces mis sentidos estaban cansados y quizás no pude apreciarlas como se merecían.
Hubo tiempo para dos checas más. Con mi nuevo amigo (cuyo nombre todavía no puedo acordarme, era Tomáš?) compartimos una botella de Louny Svateční Chmelový Ležák. Cerveza decepcionante. De nuevo, puede que ya haya estado algo cansado, pero el prometido amargor del lúpulo no aparece en ningún momento. No está mal, pero tampoco muy bien.
La que no decepcionó fue la Kocour Tokaj. Tal como su par de Pivovarský Dům que había probado unos días antes, esta cerveza fue elaborada utilizando vino Tokaj joven junto con miel de algarrobo. Para nada extrema, pero de todos modos compleja, interesante, sabrosa. Una cerveza para sentarse a degustar y descubrir cada uno de sus matices que a pesar de mi cansancio sensorial pude disfrutar con alegría.
La sesión de la tarde estaba llegando a su fin y yo todavía no tenía las cervezas que me quería llevar a casa. Rápidamente empecé a recorrer las mesas eligiendo, las otras dos de Louny, que también prometen ser extra lupuladas; BrewDog Tokio elaborada con jazmines y arándanos rojos; la especial de Navidad de Nørrebro Bryghus, Julebryg elaborada con maltas de cebada, trigo y avena y con una mezcla de especias de navidad y la Schenklerka Rauchbier Urbock, que espero sea tan ahumada como el nombre lo implica. No me pude llevar más porque me había quedado sin cupones y las chicas que los vendían habían ya desaparecido.
Me quedé un rato más charlando con Honza Kočka, Aleš Dočkal (y Sra.) y Jan Šuran, ambos de Pivovarský Dům mientras degustabamos un par de cervezas. De repente me di cuenta que tenía que irme sino perdería el autobús de vuelta a casa. Es por ello que me olvidé mi vaso. Espero poder "recuperarlo", estaba muy lindo.
Hubo sólo dos cosas que para mí faltaron, fuentes de agua para limpiar el paladar luego de cada cerveza (no tenía ganas de pagar 60CZK por una Mattoni) y una cerveza especialmente elaborada para el Festival, tal como hubo el año pasado. Pero son cosas menores.
Me alegro de haber elegido ir el domingo. Los problemas técnicos y organizativos que habían plagado las sesiones del Sábado (tal como bien reporta el amigo Brewsta) habían sido resueltos y todo estaba funcionando muy bien. Los encargados de cada mesa eran gente que parecía saber algo de cervezas, o al menos haberse aprendido algunas líneas y el servicio en general fue impecable. El evento, en su totalidad, me pareció brillante, al menos en lo que respecta a la cerveza, que es a lo que había venido. Felicitaciones Honza Kočka por su trabajo, ya estoy esperando el del año que viene.
Na Zdraví
Honza Kočka fue el organizador de todo el evento y su objetivo fue el mismo que el de mi amigo Evan Rail con las degustaciones que ha llevado a cabo en el mismo hotel, el de mostrar nuestra bebida favorita a otro tipo de público. No sé qué tanto éxito tuvo en términos de convocatoria y ventas, todavía tengo que recibir de Honza los números del festival. Pero desde el punto de vista cervecero, fue espectacular.
La entrada al festival no era del todo barata. 150CZK, pero incluía una cerveza checa gratis y la posibilidad de quedarse con el vaso especialmente diseñado (el cual me olvidé). Uno de mis más grandes miedos eran los precios. Temía que tanto las cervezas como la comida serían tremendamente caras. Nada más alejado de la realidad. Si bien no eran precios populares, 30CZK por 0,3l de cualquiera de las cervezas checas de barril era más que sensato, máxime teniendo en cuenta que eran todas cervezas fuertes. Había también unas botellas de medio litro de tres variedades de estación de Louny a 20CZK cada una.
Pero quizás, el mayor triunfo de este festival fue la amplia e interesantísima selección de cervezas extranjeras, ninguna macro, todas a buenos precios, teniendo en cuenta que muchas no se consiguen en el mercado local y son, desde ya caras en sus países de origen. Para darles una idea, una botella de medio litro de Schenklerka Märzem costaba 30CZK, Aventinus Weizenbock por 50CZK/0,5l, la celebradísima BrewDog Smokehead Paradox o la Tokio por 100CZK la botella de 0,3l. Tampoco hacía falta comprar una botella entera si se quería probar alguna cerveza desconocida o de aspecto extremo. Sólo había que pedirle al encargado de cada mesa que sirva la medida que deseada de la cerveza en cuestión, lo que permitía explorar sin que las finanzas sufran demasiado. Las botellas también podían ser adquiridas para llevarse a casa.
Otra cosa que me gustó mucho fue el poder pedirse una medida de degustación de 0,15l, que también permitió poder explorar y disfrutar de más tipos de cerveza sin por ello terminar en un estado lamentable. Fue algo de lo que hice uso toda la tarde, en especial con las cervezas más fuertes.
Llegué al evento apenas pasadas las 13.15. Al entrar al lujoso hotel me sentí un poco fuera de lugar al principio. No tengo mucha experiencia con lugares de esta categoría. Por suerte cada uno de los miembros del personal me recibió con una educada sonrisa y mucha amabilidad, lo que hizo que me relajase un poco.
Encontré el salón del evento. En realidad un pasillo y el Salón de Baile. En el pasillo estaban las cervezas checas, casi todas de barril. Luego de cambiar dinero por unos vouchers me puse a ver qué era lo que se estaba tirando en ese momento. Para mi cerveza gratis opté por algo fuerte, Kaltenecker Porter 19°, que a diferencia de la de Pardubice, es de alta fermentación. De color marrón muy oscuro, con notas de oporto, chocolate y ciruela pasa. Su sabor era parecida a la Pardubický pero un poco más seca y con un cuerpo más pleno. Me gustó. Lástima que no estaba disponible a temperatura ambiente.
Su contenido alcohólico no pasó desapercibido, así que preferí pedirme una porción del pivní guláš que estaban sirviendo muy elegantemente al lado mío y que tenía muy buena pinta. Era sólo pinta. La salsa era sabrosa, pero para mí gusto muy líquida, y la carne cometía un pecado capital en el mundo del guláš, estaba dura como una goma. La porción (60CZK) era generosa y se servía acompañado por un muy rico y fresco pan, pero me quedo con un guláš de hospoda cualquier día.
Seguí con un vaso de Kocour AIPA. Deliciosa. Brillante. Qué buenas ales que está haciendo el pivovar de Vandorf. Deliciosamente seca y amarga, pero con un sutil toque frutal como para balancear. Disfruté cada gota. La acompañé con una sopa indonesia de rabo de buey. Muy rica, un caldo bien fuerte con tiernos trozos de carne flotando, sabroso que se llevó muy bien con la AIPA.
Era hora de atacar algo más exótico. Fui a la mesa de las cervezas escocesas. Elegí la RipTide. Una Stout con 8%ABV, no muy adecuada para los no iniciados. Negra y turbia (casi como mis pensamientos), un intenso aroma a ciruelas pasas, café negro suave y chocolate. Al paladar es todo lo contrario, domina el café y el chocolate que están balanceados por suaves ciruelas pasas, todo deja un largo e intenso final tostado. Me gusta mucho cuando una cerveza sorprende, cuando y un gran contraste entre aroma y sabor. RipTide es una de ellas y es deliciosa. La acompañe por una porción de torta Chilli Sacher (40CZK). No fue un maridaje muy feliz. En lugar de complementarse, los sabores se anularon a sí mismos. Me tomé una pausa y terminé la torta, que estaba muy rica, me tomé otra pausa, y terminé la cerveza, que lo estaba aun más. Todo sentado en uno de los cómodos sillones del pasillo.
Refresqué mi paladar con una medida chica de Primátor Stout. Qué bien les salió esta cerveza a la gente de Náchod. Por supuesto que no se puede comparar con la RipTide, pero tampoco le tiene miedo. Seguí con BrewDog, esta vez le tocó el turno a la Hardcore IPA. La tercera IPA que tomo de los caninos. La primera, la Punk me había gustado, pero no enloquecido. La segunda, el prototipo Chaos Theory me pareció un producto mucho más logrado e interesante a pesar de no estar terminado. La Hardcore le hace honor a su nombre. Es fuerte en todo sentido, no sólo en el 9%ABV. Intenso aroma a frutas tropicales, predominantemente ananá bien madura, con hierbas y pomelo. El trago explota con las mismas frutas al principio para mutar en algo deliciosamente seco e intensamente amargo que domina el paladar hasta el final y más aun, pero las frutas nunca se pierden, están ahí para quien quiera encontrarlas. Compleja, deliciosa.
Le llegó el turno a las danesas de Nørrebro Bryghus. Las más caras del festival. Con la potente North Bridge Extreme, 9,5%ABV a 165CZK la botella de 0,6l. Opté por una medida chica de La Granja Stout. Una Espresso Stout con 7,5%ABV que me hizo acordar mucho a la Espresso Stout de Brasserie Trois Dames, y también igual de rica. Ya para entonces estaba hablando con, cómo se llamaba? soy espantoso para los nombres, un checo de Brno, habitual lector de mi blog y gran entusiasta cervecero que había venido a la capital especialmente para este evento. Comparábamos notas y experiencias cerveceras tanto del día como de la vida.
Se estaba haciendo tarde y no había probado ninguna de las alemanas. Empecé por la Hummel Rauchbier Märzen que me dio más la impresión de una Rauchweizen, no me convenció. Una cerveza que promete durante todo el trago, pero nunca concreta, como una stripper que nunca termina de sacarse la ropa y al final aburre.
La otra alemana fue una elección más acertada. Plank Bier Dunkler Weizenbock de respetables 7,8%ABV. Notas ahumadas en el aroma de bananas y especias. El sabor me pareció un poco fuera de lo común, notas a azúcar quemada mandan por sobre el clavo y la banana. Me gustó, pero no sé si es algo de lo que me gustaría tomar todo un medio litro.
Me quedaba la otra cervecería escocesa Inveralmond Brewery (también un par de las alemanas, pero esas tendrían que esperar). Probé dos, primero la Black Friar, una pale ale con 7%ABV que nunca se termina de expresar, aburrida, suave y con el alcohol ligeramente fuera de balance. Y la Lia Fail que a pesar de su modesto 4,7%ABV era más lograda, más rica y con matices más interesantes. Ninguna de las cervezas era tan ambiciosa como son las de BrewDog y admito que debería haber probado estas cervezas más al principio, ya para entonces mis sentidos estaban cansados y quizás no pude apreciarlas como se merecían.
Hubo tiempo para dos checas más. Con mi nuevo amigo (cuyo nombre todavía no puedo acordarme, era Tomáš?) compartimos una botella de Louny Svateční Chmelový Ležák. Cerveza decepcionante. De nuevo, puede que ya haya estado algo cansado, pero el prometido amargor del lúpulo no aparece en ningún momento. No está mal, pero tampoco muy bien.
La que no decepcionó fue la Kocour Tokaj. Tal como su par de Pivovarský Dům que había probado unos días antes, esta cerveza fue elaborada utilizando vino Tokaj joven junto con miel de algarrobo. Para nada extrema, pero de todos modos compleja, interesante, sabrosa. Una cerveza para sentarse a degustar y descubrir cada uno de sus matices que a pesar de mi cansancio sensorial pude disfrutar con alegría.
La sesión de la tarde estaba llegando a su fin y yo todavía no tenía las cervezas que me quería llevar a casa. Rápidamente empecé a recorrer las mesas eligiendo, las otras dos de Louny, que también prometen ser extra lupuladas; BrewDog Tokio elaborada con jazmines y arándanos rojos; la especial de Navidad de Nørrebro Bryghus, Julebryg elaborada con maltas de cebada, trigo y avena y con una mezcla de especias de navidad y la Schenklerka Rauchbier Urbock, que espero sea tan ahumada como el nombre lo implica. No me pude llevar más porque me había quedado sin cupones y las chicas que los vendían habían ya desaparecido.
Me quedé un rato más charlando con Honza Kočka, Aleš Dočkal (y Sra.) y Jan Šuran, ambos de Pivovarský Dům mientras degustabamos un par de cervezas. De repente me di cuenta que tenía que irme sino perdería el autobús de vuelta a casa. Es por ello que me olvidé mi vaso. Espero poder "recuperarlo", estaba muy lindo.
Hubo sólo dos cosas que para mí faltaron, fuentes de agua para limpiar el paladar luego de cada cerveza (no tenía ganas de pagar 60CZK por una Mattoni) y una cerveza especialmente elaborada para el Festival, tal como hubo el año pasado. Pero son cosas menores.
Me alegro de haber elegido ir el domingo. Los problemas técnicos y organizativos que habían plagado las sesiones del Sábado (tal como bien reporta el amigo Brewsta) habían sido resueltos y todo estaba funcionando muy bien. Los encargados de cada mesa eran gente que parecía saber algo de cervezas, o al menos haberse aprendido algunas líneas y el servicio en general fue impecable. El evento, en su totalidad, me pareció brillante, al menos en lo que respecta a la cerveza, que es a lo que había venido. Felicitaciones Honza Kočka por su trabajo, ya estoy esperando el del año que viene.
Na Zdraví
Genial Reportaje de un mejor acontecimiento. La escena independiente escocesa sigue brindando cada día nuevas y sorprendentes cervezas.Al final la idea de probar 25 diferentes en 5 días se cumplió jejeje, queda la tarea dura de publicarlas que es lo peor jejejeje.
ResponderBorrarDe brewdog posiblemente ya esté casi todo comentado. Las que probaste en esa feria no tuve la oportunidad de catarlas-parecen más dificil de conseguir en Edinburgh que en Praga graciosamente. IPA me sigue pareciendo de lo mejor en su estílo-aunque necesito probarla cask conditioned para poder evaluarla como se merece, y Paradox me parece una cerveza espectacular y mira que uso poco ese adjetivo jejejeje
De Inveralmond me llevo muy gratos recuerdos sobre todo de su Ossian y su Thrappeldrouser. Lia Fail me parecio una buena cerveza al menos en cask, No se en botella. La Blackfriars no la probé.
Sin duda me llama mucho la atención la escena escandinava de las micro, a simple vista y por las notas que comentas parecen cervezas bastante challenging algo que por sí sólo ya merece una pizca de respeto. Hacer algo diferente que se salga del camino pautado ya es digno por sí solo.
Haya salud
BrewDog acá no se consigue (por ahora, están buscando importador), las que estaban expuestas llegaron gracias a los oficios del organizador (que fue quien logró los precios tan bajos).
ResponderBorrarLa escena escandinava es más que nada danesa. Hay algunas micros noruegas y suecas que están haciendo cosas interesantes, pero están muy limitadas por la legislación. Los daneses no tienen ese problema y por lo que he estado leyendo, Dinamarca (en especial la capital) se ha convertido en uno de los países cerveceros más interesantes para aquellos que buscan algo nuevo. He leído sobre micros que están rescatando recetas milenarias (impuras) y con ellas hacen cervezas que me encantaría probar.