Casualidad, pura casualidad. No se me ocurre mejor manera de describir el génesis de esta historia.
Todo empezó el pasado septiembre cuando una periodista de turismo y gastronomía estaba en camino a Praga a fin de escribir un artículo para la revista en donde trabaja. Necesitaba a alguien que le ayude con la escena cervecera local y mi colega Brewsta le sugirió que me contactase.
Quedamos un miércoles a principios de octubre para ir a almozar a un brewpub y de ahí visitar un par de hospody para que vea qué es todo esto de la čtvrtá pípa.
La noche antes de nuestro encuentro ella me manda un mensaje diciendo que había surgido una entrevista de último minuto en un restaurante del centro de Praga. La iban a estar esperando a las 2 así que me preguntó si no nos podíamos encontrar más temprano. Para compensar el inconveniente me invitó a que los acompañe a ella y su fotógrafo. No tuve ningún problema con ello, no soy de los que le escapa con facilida a la posibilidad de una o dos comidas gratis.
Ese restaurante resultó ser Celeste. Allí fuimos recibidos por Lubo, el gerente, quien para mi gran sorpresa no solo se acordaba de mí de mi primera y hasta entonces única visita hacía ya más de un año, sino que me saludó muy cálidamente.
La entrevista salió muy bien, probamos algunas de las especialidades de la casa (muy buenas) y tuvimos la oportunidad de conocer al Chef, Gwendal Le Ruyet, un tipo muy simpático de la Bretaña francesa.
Ya cuando la reunión estaba terminando, Gwendal me sorprendió diciendo que hacía rato tenía ganas de armar un menú de maridajes con cerveza checa. De más está decir, le ofrecí mi ayuda.
Por cosas de la vida y los trabajos, no fue sino hasta hace más o menos un mes que por fin nos pudimos reunir para empezar a hacer esta idea realidad. Me gustó mucho el plan de Gwendal. Él no quería elegir algunos platos del menú y recién después las cervezas, quería elegir las cervezas primero y luego cocinar algo en función a ellas. Mi tarea era armar una lista de 15-20 cervezas distintas de entre las que elegiríamos las que irían al menú.
Un par de semanas atrás nos reunimos para poner manos, o mejor dicho paladares, a la obra. Lubo y yo trajimos una selección de cervezas y yo me senté con Gwendal a probarlas (y pongo énfasis en “probarlas”, en serio, apenas les dimos un sorbo).
Siendo el buen cocinero que es, Gwendal ya tenía la estructura del menú de siete platos armada. Básicamente, había elegido el ingrediente principal de cada uno y con esa base nosotros nos pusimos a elegir las cervezas que los acompañarían tratando de pensar en cómo esos ingredientes podrían ser preparados y con qué podrían ser servidos.
Fue una gran experiencia trabajar con él. Nos llevamos de maravilla, como si nos hubiésemos conocido desde hace mucho. Pero eso no fue para mí lo más interesante. Gwendal va a ser el primero en decirles que de cerveza no sabe nada, palabras como “Pale Ale” o “Weizenbock” son para él absolutamente extrañas. Y sin embargo, fue maravilloso ver su entusiasmo con la bebida y con las diferencias entre una cerveza y otra. Esto prueba que en realidad no hace falta molestarse demasiado, si es que algo, en los detalles cuando se quiere “evangelizar” a alguien (al menos no al principio), lo mejor que se puede hacer es dejar que la cerveza hable.
Tomó un par de horas de intercambio de ideas para poder armar la carta de cervezas. Elegimos seis cervezas checas y ambos coincidimos que sería una buena idea poner una cerveza importada con el postre, en cierto modo, para mostrar que no solo son los checos los que saben hacer buena cerveza. El resultado de todo este trabajo es el siguiente:
Bastante interesante, me parece. Tengo muchas ganas de ver cómo sale el maridaje de pescado con cerveza ahumada. Fue idea de Gwendal. El resto, creo que es bastante convencional.
Pero lo que más me gusta de estos maridajes es que todas las cervezas checas son “comunes”, nada ni exótico ni extremo y, con excepción de la de Matuška, son todas “industriales”. Y hasta la Faro, puesta en un contexto belga, puede también ser considerada como “común”. Esto prueba que no hace falta “glamour”, o cualquier otra huevada de las que dice Ferrán Adriá, para que la cerveza se abra paso en el mundo de la alta gastronomía. Lo que hace falta es gente con al mente abierta que se interese más en ofrecer calidad y cosas nuevas a sus clientes que en recibir vasos y carteles gratis de las cervecerías.
Ya más en lo personal, hace rato que vengo puteando por lo poco que los restaurantes chetos y sus gurús se interesan en la cerveza, así que es muy gratificante tener finalmente la posibilidad de hacer algo concreto al respecto. De corazón espero que esta cena sea un éxito no por beneficio propio y no tanto por el beneficio del personal de Celeste, toda gente muy laburadora y comprometida con la calidad, sino porque si esto sale bien puede que se organicen otros eventos similares, quizás no solo en Celeste. Quién te dice.
Ah, sí, casi me olvidaba. Voy a ser el anfitrión de la cena. Estoy muy entusiasmado con eso.
El evento se llevará a cabo el miércoles 9 de marzo, el precio es de 2000CZK por persona para aquellos que quieran tomar el menú de 7 platos, incluyendo cerveza (también será posible pedir los platos por separado) y las reservas se pueden hacer aquí: info@celesterestaurant.cz
Na Zdraví!
Cena con Cerveza Checa y Cocina Francesa
Miércoles 9 de marzo de 2011, 19hs
Cèleste Restaurant
Edificio Danzante - Rašínovo nábřeží 80
Praga 2
Todo empezó el pasado septiembre cuando una periodista de turismo y gastronomía estaba en camino a Praga a fin de escribir un artículo para la revista en donde trabaja. Necesitaba a alguien que le ayude con la escena cervecera local y mi colega Brewsta le sugirió que me contactase.
Quedamos un miércoles a principios de octubre para ir a almozar a un brewpub y de ahí visitar un par de hospody para que vea qué es todo esto de la čtvrtá pípa.
La noche antes de nuestro encuentro ella me manda un mensaje diciendo que había surgido una entrevista de último minuto en un restaurante del centro de Praga. La iban a estar esperando a las 2 así que me preguntó si no nos podíamos encontrar más temprano. Para compensar el inconveniente me invitó a que los acompañe a ella y su fotógrafo. No tuve ningún problema con ello, no soy de los que le escapa con facilida a la posibilidad de una o dos comidas gratis.
Ese restaurante resultó ser Celeste. Allí fuimos recibidos por Lubo, el gerente, quien para mi gran sorpresa no solo se acordaba de mí de mi primera y hasta entonces única visita hacía ya más de un año, sino que me saludó muy cálidamente.
La entrevista salió muy bien, probamos algunas de las especialidades de la casa (muy buenas) y tuvimos la oportunidad de conocer al Chef, Gwendal Le Ruyet, un tipo muy simpático de la Bretaña francesa.
Ya cuando la reunión estaba terminando, Gwendal me sorprendió diciendo que hacía rato tenía ganas de armar un menú de maridajes con cerveza checa. De más está decir, le ofrecí mi ayuda.
Por cosas de la vida y los trabajos, no fue sino hasta hace más o menos un mes que por fin nos pudimos reunir para empezar a hacer esta idea realidad. Me gustó mucho el plan de Gwendal. Él no quería elegir algunos platos del menú y recién después las cervezas, quería elegir las cervezas primero y luego cocinar algo en función a ellas. Mi tarea era armar una lista de 15-20 cervezas distintas de entre las que elegiríamos las que irían al menú.
Un par de semanas atrás nos reunimos para poner manos, o mejor dicho paladares, a la obra. Lubo y yo trajimos una selección de cervezas y yo me senté con Gwendal a probarlas (y pongo énfasis en “probarlas”, en serio, apenas les dimos un sorbo).
Siendo el buen cocinero que es, Gwendal ya tenía la estructura del menú de siete platos armada. Básicamente, había elegido el ingrediente principal de cada uno y con esa base nosotros nos pusimos a elegir las cervezas que los acompañarían tratando de pensar en cómo esos ingredientes podrían ser preparados y con qué podrían ser servidos.
Fue una gran experiencia trabajar con él. Nos llevamos de maravilla, como si nos hubiésemos conocido desde hace mucho. Pero eso no fue para mí lo más interesante. Gwendal va a ser el primero en decirles que de cerveza no sabe nada, palabras como “Pale Ale” o “Weizenbock” son para él absolutamente extrañas. Y sin embargo, fue maravilloso ver su entusiasmo con la bebida y con las diferencias entre una cerveza y otra. Esto prueba que en realidad no hace falta molestarse demasiado, si es que algo, en los detalles cuando se quiere “evangelizar” a alguien (al menos no al principio), lo mejor que se puede hacer es dejar que la cerveza hable.
Tomó un par de horas de intercambio de ideas para poder armar la carta de cervezas. Elegimos seis cervezas checas y ambos coincidimos que sería una buena idea poner una cerveza importada con el postre, en cierto modo, para mostrar que no solo son los checos los que saben hacer buena cerveza. El resultado de todo este trabajo es el siguiente:
- Raw Langoustine with Menton lemon. Servido con: Primátor Weizenbier
- Blue organic poached egg, pancetta, aspargus & gorgonzola piccante. Servido con: Ferdinand Sedm Kuli
- Foie gras terrine. Servido con: Svijanský Rytíř
- Sole, Eel or Turbot "a la diable". Servido con: Eggenberg Nakouření Švihák
- Pork in grass, légumes au miel: Servido con: Matuška Tmavé
- French beer cheese. Servido con: Jihlavský Grand
- Surprise dessert. Servido con: Lindemans Faro
Bastante interesante, me parece. Tengo muchas ganas de ver cómo sale el maridaje de pescado con cerveza ahumada. Fue idea de Gwendal. El resto, creo que es bastante convencional.
Pero lo que más me gusta de estos maridajes es que todas las cervezas checas son “comunes”, nada ni exótico ni extremo y, con excepción de la de Matuška, son todas “industriales”. Y hasta la Faro, puesta en un contexto belga, puede también ser considerada como “común”. Esto prueba que no hace falta “glamour”, o cualquier otra huevada de las que dice Ferrán Adriá, para que la cerveza se abra paso en el mundo de la alta gastronomía. Lo que hace falta es gente con al mente abierta que se interese más en ofrecer calidad y cosas nuevas a sus clientes que en recibir vasos y carteles gratis de las cervecerías.
Ya más en lo personal, hace rato que vengo puteando por lo poco que los restaurantes chetos y sus gurús se interesan en la cerveza, así que es muy gratificante tener finalmente la posibilidad de hacer algo concreto al respecto. De corazón espero que esta cena sea un éxito no por beneficio propio y no tanto por el beneficio del personal de Celeste, toda gente muy laburadora y comprometida con la calidad, sino porque si esto sale bien puede que se organicen otros eventos similares, quizás no solo en Celeste. Quién te dice.
Ah, sí, casi me olvidaba. Voy a ser el anfitrión de la cena. Estoy muy entusiasmado con eso.
El evento se llevará a cabo el miércoles 9 de marzo, el precio es de 2000CZK por persona para aquellos que quieran tomar el menú de 7 platos, incluyendo cerveza (también será posible pedir los platos por separado) y las reservas se pueden hacer aquí: info@celesterestaurant.cz
Na Zdraví!
Cena con Cerveza Checa y Cocina Francesa
Miércoles 9 de marzo de 2011, 19hs
Cèleste Restaurant
Edificio Danzante - Rašínovo nábřeží 80
Praga 2
Enhorabuena!! Suena exquisito...
ResponderBorrarBuenísimo, che!
ResponderBorrarMucha mierda!
Gran trabajo!
ResponderBorrarSaludos.
Ahoj,
ResponderBorraraunque no se pueda estar desde la distancia brindaremos con lo mejor que tengamos a mano.
La boca se hace agua.
Estupendo.
Besinos, Ra
Felicitaciones ! ya me dan ganas de probar
ResponderBorraresos platos , Mucha suerte en la cena
saludos!
Si tengo algo que hacer.
ResponderBorrarEl miercoles 9 me voy a Paris y me voy a comprar una Thomas Hardy (que talco), la conoces ?
Y tambien me voy a compar alfajores y havanettes ,jajajaja en un negocia argentino
Ah y un torrontes.
Quilmes no, lo prometo , a lo mejor una austral oscura de chile.
saludos
omar