Mucha gente me ha dicho que en tiempos pasados las cervezas de Krušovice etaban consideradas entre las mejores de la Rep. Checa, comparables con las que entonces elaboraba Pilsner Urquell . Las cosas empezaron a cambiar en los años 90, y para mal. Como casi todas las cervecerías del país (que no habían sido restituidas a sus dueños de la era pre-comunista), Krušovice fue privatizada y a partir de entonces su producción creció de una manera increíble, triplicando su volumen en apenas tres años. Para mediados de la década, y luego de algunas idas y venidas, la empresa alemana Binding Brauerei, a su vez parte del Radeberger Gruppe, a su vez parte de la multinacional Dr. Oetker (gente que de cerveza debe saber tanto como Budvar de Pizzas congeladas) became the majority shareholder. El resultado de todo esto, bueno, para cuando me vine acá en 2002 la antes admirada marca estaba considerada entre las peores, casi como Staropramen lo es hoy. Es más, se dice por ahí que los alemanes solían
Una exploración de la más divina de las bebidas