El otro día un asunto del que me tenía que encargar me llevó a Braník, más precisamente cerca de donde Zemský Pivovar va a tener su cervecería (y una bocha de laburo por delante). Debe haber sido la primera vez que iba a ese barrio, y una vez que terminé lo que tenía que hacer, y con tiempo en mis manos, decidí que haría lo que siempre hago en tales situaciones, pasear.
El día estaba muy lindo para caminar, incluso cuesta arriba, y esa parte de Braník resultó ser un barrio residencial bastante lindo y muy tranquilo, aunque algo corto de bares (encontré uno solo, y no muy atractivo).
Sintiendo cada vez más sed, seguí mis pies hasta terminar en Podolí, frente a un local llamado Pivovarská Restaurace Dvorce (mis pies siempre han sido el mejor guía). El nombre me sonaba de algún lado y, después de estar parado ahí por un minuto, me acordé que lo había visto mencionado un par de veces en Pivni.info. El boliche vende cervezas de las dos cervecerías de Richter—U Bulovky y Jihoměstský—con precios que van de las 30 a las 39 CZK.
Era ya tarde a la hora del almuerzo, las mesas afuera estaban todas ocupadas. Iba a tener que sentarme adentro. La mejor manera de describir el interior es “olvidable”, como si los dueños solo se hubiesen molestado en poner los muebles y el resto de las cosas necesarias para que un bar funcione. El servicio, por otro lado, fue muy simpático y, más importante, eficiente. La comida también estaba buena. Pedí jabalí al horno con repollo y knedlíky, genial a 75CZK.
Tal como digo arriba, las seis cervezas de grifo son elaboradas por Richter. Tenía mucha sed cuando llegué y casi por reflejo pedí la 11º, solo para darme cuenta de que era Jihoměstská; luego de mi última experiencia con ella, antes de terminar empapado hasta los huesos, no estaba seguro de que quería volver a tomarla, pero era demasiado tarde, la camarera ya la estaba sirviendo. Mira vos qué sorpresa. Estaba en gran forma, aunque con un poco demasiado gas, sabía a una buena Vienna Lager, probablemente el mejor vaso de esta cerveza que alguna vez haya tomado.
Mi espíritu de aventura se despertó cuando terminé de comer y pedí la Pale Ale, una ganga a 39CZK. Una belleza, de verdad una belleza. Nada de esa cosa lupulada bochinchera que le gusta a los pendejos de hoy día, más clásico inglés que yanki moderno. Sabrosa, limpia y maravillosamente bien hecha. Me habría quedado a tomar otra de no ser por la banda de sonido. Horrenda.
Estimados propietarios y encargados de restaurantes,
Me parece bien que dejen que el personal escuche música mientras trabajan, incluso si lo que quieren escuchar el tipo de bosta generada por computadora que algún ejecutivo decidió tenía que ser el hit del verano. ¿Pero hace falta que sea con la puta radio, y en particular, una radio pop checa?
Puedo entender que haya gente que le gusta esa música, a pesar de que yo la encuentro repugnante, pero a nadie en su sano juicio le puede gustar la tanda publicitaria, a nadie en su sano juicio le puede gustar que cada diez minutos le griten para convencerlos que compren mierda que no necesitan.
¿Es tan difícil enchufar una notebook vieja a unos parlantes y pasar música desde ahí?
Por favor, considérenlo, el mundo les estará agradecidos.
Aparte de eso, el lugar es muy recomendable.
Na Zdraví!
Pivovarská Restaurace Dvorce
N 50°2.80080', E 14°24.96283'
Jeremenkova 7 – Praga-Podolí
+420 728 532 020 – restaurace@dvorce.cz
Lun-Vie: 11-23, Sáb-Dom: 12-23
Travía: 3, 17. Bus: 118, 124 (Dvorce)
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