De más está decir, dormí cual bebé ebrio. A la mañana, tardé en levantarme, la cama estaba demasiado cómoda para dejarla (la habitación, además, era un lujo, parecía mucho más cara de lo que pagué). Cuando ya me resultó imposible seguir ignorando el llamado de la naturaleza, me levanté un poco a regañadientes y temiendo el dolor luego de los esfuerzos del día anterior. Pero mis piernas estaban bien, nada de entumecimiento, me sentía como después de alguna de mis habituales caminatas de 10 km en la ciudad. Mirá vos. Como ya dije, la habitación en Penzión Mácha estaba muy buena, pero el desayuno dejaba bastante que desea. El café zafaba, sí, pero era lo de siempre, aburrido y de calidad supermercado. Después de tomar un par de cafés y de picar algo porque estaba incluido en el precio, agarré mi libro y salí a explorar la ciudad un poco más. Litoměřice es ideal para una excursión de un día. La plaza principal es hermosa, hay bastante arquitectura interesante y tiene algunos lugares donde
No tardé mucho en dejar la ciudad atrás y para que el camino empiece a ir cuesta arriba hacia el castillo Střekov, el bonito suburbio de Brná y los bosques. A excepción de un par de secciones afortunadamente cortas, la cuesta no era demasiado empinada, era el tipo de gradiente que de a poco te chupa la energía, máxime cuando piedras, raíces y otros obstáculos menores te impiden mantener el ritmo del paso. Otro problema era que la senda no estaba del todo bien marcada en algunas partes y más de una vez perdí el camino y tuve que volver sobre mis pasos, hasta que en la localidad de Sebuzín no doblé cuando tenía y no me di cuenta sino recién después de haber caminado cuesta abajo más o menos un kilómetros. Después de considerar mis alternativas, le pedí a la aplicación Mapy.cz que me trace una ruta alternativa, que resultó ser un par de kilómetros más larga, pero con una subida más suave. La caminata fue tan difícil como esperaba, dado mi estado, y hubo momentos en los que dudé de la sen