Antes que nada, debo disculparme por no haber llevado la cámara de fotos. Lo prometo para la próxima, porque seguro que voy a volver al Rodinný Pivovar Berounský Medvěd, o Cervecería Familiar el Oso de Beroun.
Realmente la pasamos muy bien, en un día hermoso que invitaba a salir. Llegar hasta ahi es parte de la diversión, tomamos el tren rápido desde Hlavní Nádraží hasta Beroun. Mucho mejor que ir en auto, ya que uno puede disfrutar el paisaje y charlar, y mejor que en autobus, porque la cervecería-restaurant está casi al lado de la estación.
Cuando llegamos, le preguntamos a un tipo que trabaja en la estación como llegar al pivovar, con una sonrisa nos indicó que el lugar está en la antigua fábrica de azúcar, sólo a 200 metros de donde el tren nos había dejado.
Así que nos pusimos a caminar, nos encontramos con un par de carteles indicando el camino. Menos mal, porque si no, a lo mejor no lo encontrabamos. El restaurant está en el patio de lo que es hoy un depósito de chatarras, una vez que uno se aventura allí, es fácil de encontrar, ya que es el único edificio que parece estar en buen estado.
Adentro es muy lindo.... Con las vigas y las columnas de madera de la vieja fábrica, más un piso de cerámica de diseño hermoso que tiene un aspecto bastante antiguo también. Sobre las paredes, viejos carteles publicitarios de cervezas (muchas de las cuales ya no existen) y otras decoraciones típicas de hospodas de pueblo. Fuimos a una de las mesas de madera bien pesada, y una de las camareras enseguida nos trajo el menú.
Era la hora del almuerzo, así que sólo servían hotová jidla. Yo pedí pechuga de pato ahumada con houskové knedlíky (kndedliky de pan) y kisané zelí (chucrut). La carne estaba muy muy buena, los knedliky, caseros, aunque cortados demasiado delgados para mi gusto, y el zeli, simplemente espectacular, uno de los mejores que he comido en hospodas, tovía crocante y con ese sabor agridulce bien intenso que va tan bien con carnes ahumadas. Mis amigos pidieron un clásico vepřo-knedlo-zelo (carne de cerdo asada con knedlíky y zelí) que estuvo muy bueno también. El servicio muy amable, con dos camareras bastante simpáticas y eficientes.
Pero no fuimos hasta ahí para almorzar nomás, lo que nos llevó fue las cervezas caseras que preparan. La Světlý ležák 11°, y la Tmavý speciál 13°. También elaboran una Polotmavý sváteční speciál 14°, pero no la pudimos tomar porque la preparan sólo para navidad.
La Světlý ležák 11°: Una cerveza clara, aunque con un color ámbar bastante oscuro para la categoría, sin filtrar ni pasteurizar, la cerveza es muy turbia y con mucho cuerpo. El aroma tiene toques de ralladura de limón, con un dejo de pán que se está horneando, típico de este tipo de cervezas. El sabor tiene bastante lúpulo, pero no es muy persistente, también se sienten manzanas y peras, que cuando la cerveza toma un poco más de temperatura, dejan un gustito muy agradable. Y ésa es la única observación que tengo respecto al servicio, sirven la cerveza demasiado fría.
Tmavý speciál 13°: Es una cerveza negra, bien negra, con una espuma de color marrón clarito. Cuando toma temperatura y los aromas se pueden sentir, uno nota toques de manzanas asadas que es muy agradable. El sabor tiene toques de café y el lúpulo es más suave en este caso. Al contrario de muchas otras cervezas oscuras checas, la del Oso no es dulce, si no bastante amarga.
Don probó una řezané (mezclada), pero como ambas, la clara y la oscura, son amargas, se decepcionó un poco. Es que cuando uno mezcla una negra dulzona, con una rubia amargona, el resultado es una linda complejidad de sabores que contrastan y se complementan al mismo tiempo.
Luego del abundante almuerzo y de unas cuatro půl litry cada uno, decidimos volver a Praga, no sin antes llevarnos un par de botellas de litro y medio cada uno para poder disfrutar en casa. Yo había sido invitado a cenar a la casa de unos amigos, así que quedé muy bien con el regalito que traje debajo del brazo.
Una de las botellas, claro, no sobrevivio el viaje de vuelta que, a diferencia del de ida, fue en un tren de los lecheros. Lo cual nos dio tiempo a seguir charlando y seguir disfrutando tan deliciosa cerveza.
Realmente, para todos ustedes que están en Praga, les recomiendo tomarse el tren hasta Beroun y darse un placer que pocos de otro modo pueden darse.
Una alternativa al tren es ir hasta allí en bicicleta, es muy fácil llegar si uno sigue las trazas tan bien indicadas. La traza ciclísitica los llevará por una zona muy linda, al lado del río Berounka, entre colinas, campos y pueblitos. Muy recomendable.
Na Zdraví
Realmente la pasamos muy bien, en un día hermoso que invitaba a salir. Llegar hasta ahi es parte de la diversión, tomamos el tren rápido desde Hlavní Nádraží hasta Beroun. Mucho mejor que ir en auto, ya que uno puede disfrutar el paisaje y charlar, y mejor que en autobus, porque la cervecería-restaurant está casi al lado de la estación.
Cuando llegamos, le preguntamos a un tipo que trabaja en la estación como llegar al pivovar, con una sonrisa nos indicó que el lugar está en la antigua fábrica de azúcar, sólo a 200 metros de donde el tren nos había dejado.
Así que nos pusimos a caminar, nos encontramos con un par de carteles indicando el camino. Menos mal, porque si no, a lo mejor no lo encontrabamos. El restaurant está en el patio de lo que es hoy un depósito de chatarras, una vez que uno se aventura allí, es fácil de encontrar, ya que es el único edificio que parece estar en buen estado.
Adentro es muy lindo.... Con las vigas y las columnas de madera de la vieja fábrica, más un piso de cerámica de diseño hermoso que tiene un aspecto bastante antiguo también. Sobre las paredes, viejos carteles publicitarios de cervezas (muchas de las cuales ya no existen) y otras decoraciones típicas de hospodas de pueblo. Fuimos a una de las mesas de madera bien pesada, y una de las camareras enseguida nos trajo el menú.
Era la hora del almuerzo, así que sólo servían hotová jidla. Yo pedí pechuga de pato ahumada con houskové knedlíky (kndedliky de pan) y kisané zelí (chucrut). La carne estaba muy muy buena, los knedliky, caseros, aunque cortados demasiado delgados para mi gusto, y el zeli, simplemente espectacular, uno de los mejores que he comido en hospodas, tovía crocante y con ese sabor agridulce bien intenso que va tan bien con carnes ahumadas. Mis amigos pidieron un clásico vepřo-knedlo-zelo (carne de cerdo asada con knedlíky y zelí) que estuvo muy bueno también. El servicio muy amable, con dos camareras bastante simpáticas y eficientes.
Pero no fuimos hasta ahí para almorzar nomás, lo que nos llevó fue las cervezas caseras que preparan. La Světlý ležák 11°, y la Tmavý speciál 13°. También elaboran una Polotmavý sváteční speciál 14°, pero no la pudimos tomar porque la preparan sólo para navidad.
La Světlý ležák 11°: Una cerveza clara, aunque con un color ámbar bastante oscuro para la categoría, sin filtrar ni pasteurizar, la cerveza es muy turbia y con mucho cuerpo. El aroma tiene toques de ralladura de limón, con un dejo de pán que se está horneando, típico de este tipo de cervezas. El sabor tiene bastante lúpulo, pero no es muy persistente, también se sienten manzanas y peras, que cuando la cerveza toma un poco más de temperatura, dejan un gustito muy agradable. Y ésa es la única observación que tengo respecto al servicio, sirven la cerveza demasiado fría.
Tmavý speciál 13°: Es una cerveza negra, bien negra, con una espuma de color marrón clarito. Cuando toma temperatura y los aromas se pueden sentir, uno nota toques de manzanas asadas que es muy agradable. El sabor tiene toques de café y el lúpulo es más suave en este caso. Al contrario de muchas otras cervezas oscuras checas, la del Oso no es dulce, si no bastante amarga.
Don probó una řezané (mezclada), pero como ambas, la clara y la oscura, son amargas, se decepcionó un poco. Es que cuando uno mezcla una negra dulzona, con una rubia amargona, el resultado es una linda complejidad de sabores que contrastan y se complementan al mismo tiempo.
Luego del abundante almuerzo y de unas cuatro půl litry cada uno, decidimos volver a Praga, no sin antes llevarnos un par de botellas de litro y medio cada uno para poder disfrutar en casa. Yo había sido invitado a cenar a la casa de unos amigos, así que quedé muy bien con el regalito que traje debajo del brazo.
Una de las botellas, claro, no sobrevivio el viaje de vuelta que, a diferencia del de ida, fue en un tren de los lecheros. Lo cual nos dio tiempo a seguir charlando y seguir disfrutando tan deliciosa cerveza.
Realmente, para todos ustedes que están en Praga, les recomiendo tomarse el tren hasta Beroun y darse un placer que pocos de otro modo pueden darse.
Una alternativa al tren es ir hasta allí en bicicleta, es muy fácil llegar si uno sigue las trazas tan bien indicadas. La traza ciclísitica los llevará por una zona muy linda, al lado del río Berounka, entre colinas, campos y pueblitos. Muy recomendable.
Na Zdraví
Hola Max, ya vamos concretando el viaje. Crees que seria un problema comer aqui entre 2 y 3 de la tarde.
ResponderBorrarPodriamos intentarlo al llegar, alquilaremos un coche para hacer unas visitas antes de meternos en Praga y nos coje cerca del aeropuerto. Llegamos a las 13:15 y entre que cogemos el coche y llegamos podria ser esa hora.
Gracias.
blau
P.D. Cuando tenga el planning mas curtido te aviso para intentar tomarnos una pivo juntos. Por cierto como suena: dos cervezas?
Comer a esa hora no es problema. Acá los restaurantes sirven comida durante todo el día. Lo único es que, salvo en la zona turística, cierran bastante temprano, a las 11 o 12 la mayoría. La única diferencia es que ya a esa hora muchos lugares dejan de servir el menú del mediodía.
ResponderBorrarDos cervezas se dice dvě piva. Avisame y nos juntamos a tomar más que dos :)