La tormenta había estado dando vueltas por Praga ya varios días antes. Amenazaba, amenazaba, pero nunca llegaba. Con el calor que estaba haciendo, lo hacía a uno mirar con esperanza al cielo y a esas nubes pesadas que parecían no querer largar su carga. Claro, tarde o temprano iba a llegar, y cuando llegó, lo hizo con ganas y entusiasmo, y lo hizo justo cuando estaba en la colina de Vítkov disfrutando de las mi primera cerveza del Pivovraní de este año. UFA!
Cuando empezó a llover todos nos decíamos que sería sólo por unos minutos, cuatro gotas locas, incluso la banda tributo a The Doors que había empezado a tocar en ese momento abrió su recital con “Raiders on the Storm” como burlándose. Por lo visto a la tormenta no le gustó el chiste y descargó toda su furia, con granizo, viento y agua bien fría. Las sombrillas y las tiendas de jardín que las cervecerías habían puesto frente a sus stands empezaron a volar. Sólo las salvaron aquellos que estaban bajo ellas para refugiarse de la lluvia. Cuando la tormenta consideró que nos había dado suficiente paliza, siguió con su fiesta para otros barrios de Praga dejándonos a todos fríos y mojados.
En lo que respecta a la cerveza, no hubo ninguna sorpresa. Diez cervecerías presentaron un total de 50 cervezas distintas. Quizás faltaron algunas cervecerías como Svijany, Vyskov o Cerná Hora, pero no se puede quejar uno de falta de variedad. Entre tanto viento, granizo y agua, probé cuatro cervezas: Platán 11°, una cerveza que mejoró mucho desde la última vez que la tomé; Krakonoš tmavé 10°; una típica cerveza checa oscura, de las dulzonas y sabrosonas; Bakalář 12° kvasnicové, rica, pero he probado mejores, y Medvěd třešňove pivo (saborizada con cerezas), deliciosa.
Les juro que me hubiese gustado quedarme más tiempo. La atmósfera era muy linda, a pesar de la lluvia y, había hecho un par de amigos nuevos, pero estaba demasiado mojado y estaba empezando a tener frío.
Mientras tanto, ya estaba pensando en el día siguiente...
Que no amaneció demasiado soleado, nubes oscuras y pesadas recorrían el firmamento siendo acarreadas por un viento frío y algo húmedo. Me puso de muy mal humor. Más tarde, cuando parecía que no iba a llover al fin y al cabo, decidimos con mi amorcito que íbamos a probar suerte e ir para Nymburk.
Y qué buena decisión que tomamos! Ya cuando llegamos a Hlavní Nádraží el día estaba soleado y bastante agradable, aún habían algunas nubes, pero el viento las estaba llevando a otras latitudes. El viaje en tren fue rápido y agradable. Llegamos a Nymburk y nos encontramos con la sorpresa que para llegar a la cervecería teníamos que tomarnos el Postřižinský Express, un tren histórico con locomotora de vapor, algo muy lindo que ya lo pone a uno de muy buen humor.
Luego de bajarnos del tren, caminamos un poco, cruzando el río Labe por el puente ferroviario. Ya desde allí se podía sentir la atmósfera del Den otevřených dveří v pivovaru Nymburk (Día de Puertas Abiertas en la Cervecería Nymburk). La singular atmósfera de gente pasándola bien.
El día para entonces estaba simplemente hermoso, con calor, pero no demasiado como para no poder estar al sol.
Había cerveza, claro y de muchos tipos. Toda la línea de Postřižinské pivo, incluyendo la deliciosa y fresca kvasnicové y la tmavé (otra típica cerveza checa oscura), más las sorpresas del día, dos cervezas saborizadas elaboradas especialmente para la ocasión, jahodové (fresas) y medové (miel). Las dos muy parecidas (sin tener en cuenta el ingrediente saborizante no tradicional), a primera vista, una típica cerveza ležák checa, con un toque muy suave a miel o fresas en el aroma, cuando uno la toma, lo primero que siente es un fuerte lúpulo muy agradable y refrescante, y luego la miel o la fresa que se asoman tímidamente en el fondo del paladar, pero que van ganando fuerza a medida que el vaso se vacía, sin llegar a dominar el sabor de la cerveza. Realmente muy ricas, como para servir de iniciación a aquellos que no conocen este tipo de cervezas.
Por supuesto que tanta cerveza tan rica merecía un acompañamiento acorde, y no falto. Mucha era la oferta, pero nuestros ojos, corazón y estómago nos llevaron al un puesto donde se asaban a la leña patas jamones, y me refiero a la pata entera, ahumados, que comimos con mostaza, křen (rábano picante) y mucho gusto, el cual nos dimos sentados a la vera del río. Se puede pedir acaso algo más? Sí, otra cerveza.
Verdaderamente un día hermoso, que compensó el remojón del día anterior. Lo mejor de todo es que fiestas como esta se hacen durante todo el verano en todo el país, y la verdad que valen la pena visitarlas, les guste o no la cerveza...
Cuando empezó a llover todos nos decíamos que sería sólo por unos minutos, cuatro gotas locas, incluso la banda tributo a The Doors que había empezado a tocar en ese momento abrió su recital con “Raiders on the Storm” como burlándose. Por lo visto a la tormenta no le gustó el chiste y descargó toda su furia, con granizo, viento y agua bien fría. Las sombrillas y las tiendas de jardín que las cervecerías habían puesto frente a sus stands empezaron a volar. Sólo las salvaron aquellos que estaban bajo ellas para refugiarse de la lluvia. Cuando la tormenta consideró que nos había dado suficiente paliza, siguió con su fiesta para otros barrios de Praga dejándonos a todos fríos y mojados.
En lo que respecta a la cerveza, no hubo ninguna sorpresa. Diez cervecerías presentaron un total de 50 cervezas distintas. Quizás faltaron algunas cervecerías como Svijany, Vyskov o Cerná Hora, pero no se puede quejar uno de falta de variedad. Entre tanto viento, granizo y agua, probé cuatro cervezas: Platán 11°, una cerveza que mejoró mucho desde la última vez que la tomé; Krakonoš tmavé 10°; una típica cerveza checa oscura, de las dulzonas y sabrosonas; Bakalář 12° kvasnicové, rica, pero he probado mejores, y Medvěd třešňove pivo (saborizada con cerezas), deliciosa.
Les juro que me hubiese gustado quedarme más tiempo. La atmósfera era muy linda, a pesar de la lluvia y, había hecho un par de amigos nuevos, pero estaba demasiado mojado y estaba empezando a tener frío.
Mientras tanto, ya estaba pensando en el día siguiente...
Que no amaneció demasiado soleado, nubes oscuras y pesadas recorrían el firmamento siendo acarreadas por un viento frío y algo húmedo. Me puso de muy mal humor. Más tarde, cuando parecía que no iba a llover al fin y al cabo, decidimos con mi amorcito que íbamos a probar suerte e ir para Nymburk.
Y qué buena decisión que tomamos! Ya cuando llegamos a Hlavní Nádraží el día estaba soleado y bastante agradable, aún habían algunas nubes, pero el viento las estaba llevando a otras latitudes. El viaje en tren fue rápido y agradable. Llegamos a Nymburk y nos encontramos con la sorpresa que para llegar a la cervecería teníamos que tomarnos el Postřižinský Express, un tren histórico con locomotora de vapor, algo muy lindo que ya lo pone a uno de muy buen humor.
Luego de bajarnos del tren, caminamos un poco, cruzando el río Labe por el puente ferroviario. Ya desde allí se podía sentir la atmósfera del Den otevřených dveří v pivovaru Nymburk (Día de Puertas Abiertas en la Cervecería Nymburk). La singular atmósfera de gente pasándola bien.
El día para entonces estaba simplemente hermoso, con calor, pero no demasiado como para no poder estar al sol.
Había cerveza, claro y de muchos tipos. Toda la línea de Postřižinské pivo, incluyendo la deliciosa y fresca kvasnicové y la tmavé (otra típica cerveza checa oscura), más las sorpresas del día, dos cervezas saborizadas elaboradas especialmente para la ocasión, jahodové (fresas) y medové (miel). Las dos muy parecidas (sin tener en cuenta el ingrediente saborizante no tradicional), a primera vista, una típica cerveza ležák checa, con un toque muy suave a miel o fresas en el aroma, cuando uno la toma, lo primero que siente es un fuerte lúpulo muy agradable y refrescante, y luego la miel o la fresa que se asoman tímidamente en el fondo del paladar, pero que van ganando fuerza a medida que el vaso se vacía, sin llegar a dominar el sabor de la cerveza. Realmente muy ricas, como para servir de iniciación a aquellos que no conocen este tipo de cervezas.
Por supuesto que tanta cerveza tan rica merecía un acompañamiento acorde, y no falto. Mucha era la oferta, pero nuestros ojos, corazón y estómago nos llevaron al un puesto donde se asaban a la leña patas jamones, y me refiero a la pata entera, ahumados, que comimos con mostaza, křen (rábano picante) y mucho gusto, el cual nos dimos sentados a la vera del río. Se puede pedir acaso algo más? Sí, otra cerveza.
Verdaderamente un día hermoso, que compensó el remojón del día anterior. Lo mejor de todo es que fiestas como esta se hacen durante todo el verano en todo el país, y la verdad que valen la pena visitarlas, les guste o no la cerveza...
Max
ResponderBorrarMuy bueno lo tuyo, fijate que se te repitio un paragrafo.
Max, lastima de tiempo el primer día, pero como explicas os lo pasasteis la mar de bien.
ResponderBorrarComo está el control de alcoholemia en Chequia, porque después de una fiesta de estas, se debe de dar positivo.
¿En Julio, también hay fiestas de este tipo.?
Saludos desde España
Roberto,
ResponderBorrarGracias por hacérmelo notar. Ya está corregido....
Josep
Los controles de alcoholemia en Chequia es una cuestión de suerte. Si estás conduciendo y te para la policía, te hace uno. La ley checa es muy estricta al respecto, y dice que si uno conduce no puede beber ni una sola gota de alcohol (de ahí la popularidad de la cervezas "free" acá). Las multas, o sobornos, son bastante caros, más si sos extranjero.
A Nymburk fuimos en tren, desde casa en autobús.
Ah! Me olvidava.
ResponderBorrarEn Julio sí hay varias fiestas de este tipo, tengo preparada una entrada que estará saliendo en estos días. Tengo que traducir del checo la lista de los festivales cerveceros para el mes de Julio. Así que estate atento.