Luego de una semana de lluvia y temperaturas bajas, ya estábamos todos extrañando el calorcito. Yo más que nadie quería que el clima se porte bien para el sábado. Tenía una cita muy importante. Y los dioses no me defraudaron. Tal cual lo había anticipado el servicio meteorológico, el día fue soleado y caluroso, pero no demasiado. Ideal para ir a un Piví Slavností.
Así que nos levantamos bien temprano y nos fuimos a tomar el autobús a Svijany para participar del XVIII festival cervecero organizado por el Pivovar local.
El autobús nos dejó a un par de kilómetros del lugar y llegó más de una hora antes de que se abran las puertas, así que decidimos hacer escala técnica en la hospoda del pivovar para recargar combustible.
Estaba a reventar. La cervecería Svijany se encuentra ahí nomás de la zona de Český Raj (el paraíso checo), un área realmente hermosa. En los alrededores de la cervecería hay varios pueblitos donde muchos checos tienen sus casas de fin de semana. La hospoda, que ofrece toda la maravillosa línea de Svijany a precios casi irrisorios, además de comida y snacks, es un favorito de los vecinos y ciclistas. Sumados hoy, a todos los que decidieron acercarse gracias al festival.
Nos tomamos una cervecerita y encaramos los últimos dos kilómetros hasta el sitio, siguiendo las multitudes que de a poco empezaban a llegar.
Esperaba, claro, algo parecido al festival en Nymburk. Aún así me sorprendió el tamaño del lugar. Enorme. Todo un parque dedicado a los dioses cerveceros. Dos escenarios, una piscina, un parque de diversiones, cerveza y comida por todos lados. Y la atmósfera, ya tan temprano se podía sentir y era imposible no ponerse a sonreír.
Nuestros amigos llegaron, buscamos un lugar a la sombra para sentarnos, otros amigos llegaron, y dedicamos el resto del día a:
Comer. El chancho al espiedo es algo que de sólo recordar me hace agua a la boca. Con un vaso de Svijany Kvasnicové en una mano, y un plato de cerdo acompañado con mostaza, křen y pan en la otra, me sentía simplemente como en el paraíso. También salchichas caseras, langoš, rizos de papa fritos (la sorpresa culinaria del día), carne ahumada......
Tomar: Cerveza, muuuucha cerveza. La favorita del día fue la Rytíř, una dvanáctka con mucho lúpulo, bien amarga y que calma mucho la sed. Pero ninguna faltó a la cita.
Observar la fauna. Cómo nos divertimos. Qué lindo es estar entre los checos cuando están de buen humor gracias a buena cerveza y buen clima. En muchos otros países la ecuación de mucha gente y alcohol bien barato (todas las cervezas se vendían a 15Kc el medio litro) podría resultar en desastre. Acá no. Resulta en un ambiente de buen humor, gente que se divierte y hace nuevos amigos, que no le importa lo que los otros opinen. Fantástico. Ya sea sentados a la sombra o dando una vuelta, observarlos es mejor que cualquier película. Ah! Y el que puso el puesto que vendía pelucas y sobreros graciosos, se debe haber llenado de plata.
Nos fuimos a eso de las seis. Pero la fiesta seguía hasta la medianoche. Nos fuimos de muy buen humor y con muchas ganas de volver el año próximo.
Amigos, es algo que les guste o no la cerveza, les recomiendo a todos. Traten algún día de ir a un festival cervecero en Chequia. Es una experiencia que no se olvidarán nunca. Como lo dijo esa pareja de rusos que se animaron solos a ir hasta allí, "la música es horrible, pero (y mirando a su vaso de cerveza con una amplia sonrisa), la estamos pasando muy bien".
Así que nos levantamos bien temprano y nos fuimos a tomar el autobús a Svijany para participar del XVIII festival cervecero organizado por el Pivovar local.
El autobús nos dejó a un par de kilómetros del lugar y llegó más de una hora antes de que se abran las puertas, así que decidimos hacer escala técnica en la hospoda del pivovar para recargar combustible.
Estaba a reventar. La cervecería Svijany se encuentra ahí nomás de la zona de Český Raj (el paraíso checo), un área realmente hermosa. En los alrededores de la cervecería hay varios pueblitos donde muchos checos tienen sus casas de fin de semana. La hospoda, que ofrece toda la maravillosa línea de Svijany a precios casi irrisorios, además de comida y snacks, es un favorito de los vecinos y ciclistas. Sumados hoy, a todos los que decidieron acercarse gracias al festival.
Nos tomamos una cervecerita y encaramos los últimos dos kilómetros hasta el sitio, siguiendo las multitudes que de a poco empezaban a llegar.
Esperaba, claro, algo parecido al festival en Nymburk. Aún así me sorprendió el tamaño del lugar. Enorme. Todo un parque dedicado a los dioses cerveceros. Dos escenarios, una piscina, un parque de diversiones, cerveza y comida por todos lados. Y la atmósfera, ya tan temprano se podía sentir y era imposible no ponerse a sonreír.
Nuestros amigos llegaron, buscamos un lugar a la sombra para sentarnos, otros amigos llegaron, y dedicamos el resto del día a:
Comer. El chancho al espiedo es algo que de sólo recordar me hace agua a la boca. Con un vaso de Svijany Kvasnicové en una mano, y un plato de cerdo acompañado con mostaza, křen y pan en la otra, me sentía simplemente como en el paraíso. También salchichas caseras, langoš, rizos de papa fritos (la sorpresa culinaria del día), carne ahumada......
Tomar: Cerveza, muuuucha cerveza. La favorita del día fue la Rytíř, una dvanáctka con mucho lúpulo, bien amarga y que calma mucho la sed. Pero ninguna faltó a la cita.
Observar la fauna. Cómo nos divertimos. Qué lindo es estar entre los checos cuando están de buen humor gracias a buena cerveza y buen clima. En muchos otros países la ecuación de mucha gente y alcohol bien barato (todas las cervezas se vendían a 15Kc el medio litro) podría resultar en desastre. Acá no. Resulta en un ambiente de buen humor, gente que se divierte y hace nuevos amigos, que no le importa lo que los otros opinen. Fantástico. Ya sea sentados a la sombra o dando una vuelta, observarlos es mejor que cualquier película. Ah! Y el que puso el puesto que vendía pelucas y sobreros graciosos, se debe haber llenado de plata.
Nos fuimos a eso de las seis. Pero la fiesta seguía hasta la medianoche. Nos fuimos de muy buen humor y con muchas ganas de volver el año próximo.
Amigos, es algo que les guste o no la cerveza, les recomiendo a todos. Traten algún día de ir a un festival cervecero en Chequia. Es una experiencia que no se olvidarán nunca. Como lo dijo esa pareja de rusos que se animaron solos a ir hasta allí, "la música es horrible, pero (y mirando a su vaso de cerveza con una amplia sonrisa), la estamos pasando muy bien".
HOla Max
ResponderBorrarcomo no fui a ese festival se ve que estuvo buenisimo no hay algo asi como para el sabado 04 de agosto ? o dentro del mes de agosto no necesito ni guna fecha especifica esta super tu pagina sigue asi eres muy habil en estos temas te felicito
Patricia,
ResponderBorrarJusto para ese fin de semana no hay nada. Qué raro!
Igual, fijate en la entrada de Festivales Cerveceros en Agosto que hay una lista interesante.
El que pinta lindo el el de Vrchlabí el 11. Me gustaría poder ir, pero no creo que se me de.