Domingo a la tarde, fiaca, día lindo con sol, pero sin mucho calor. Simplemente ideal para sentarse en la terraza, entre las flores y comer una rica picada binacional. Por un lado, chorizo casero y queso manchego bien curado que me trajeron de España mi hermana y sus amigos el otro día, por el otro, filets de arengue al escabeche comprados en mi fiambrería favorita, pan de centeno y tomates de nuestro jardín. Todo increíblemente rico. Para acompañar los manjares, por supuesto, una cerveza de las buenas.
Rodinný Pivovar Medvěd (no confundirse con el de Beroun o el de Praga, de nombres similares) es una cervecería ubicada en un hotel en la zona Krkonoše, la región montañosa en el norte de Chequia. No pude encontrar su volumen de producción del año pasado (en el 2005 fue de 840hl). Es una de las pocas cervecerías artesanales cuyo producto se puede conseguir en botellas de diversos tamaños, en por lo menos 3 lugares en Praga. Al menos embotelladas, las cervezas están filtradas, y puede que pasteurizadas, aunque la botella que tomamos en esta ocasión no lo indicaba de uno u otro modo. Las cervezas de Medvěd fueron las primeras saborizadas que probé fuera de Pivovarský Dum, y siempre me gustaron mucho.
Esta vuelta, la que nos hizo la tarde aún más agradable fue su variante saborizada con cerezas. Tenía la botella de 0,7l con tapón de cerámica (se puede comprar también en botellas de 0,3 y 0,5l). Al abrirla el aroma a cerezas sale como despedido de la botella, es muy agradable y fresco. Al servirla cae en el vaso una cerveza bien oscura con espuma bastante espesa, en el aroma, además de las cerezas, sentimos notas tostadas y algo de café. El sabor es bien equilibrado, con los elementos clásicos de una tmavý ležák (lager oscura) a los que se suma la cereza que no llega a abrumar al resto de los sabores. Debo decir que el dulzor de esta cerveza se llevó sorprendentemente bien con todo lo de la picada. El picantito del chorizo, el salado fuerte del queso, el agridulce de los arenques y el dulce de los tomates recién arrancados de su planta.
Terminamos la picadita con un traguito de slivovice casero. El slivovice es un aguardiente de ciruelas, muy popular en Chequia, asi como en Eslovaquia y partes de Hungría y Polonia. Por supuesto es algo que se puede conseguir en cualquier lugar donde se vendan o expendan bebidas alcohólicas, pero si uno puede ligar buen Slivovice casero, la diferencia es notable. Al abrirlo sentimos el aroma de jugo de ciruelas, casi nada de alcohol. A pesar de sus 55°, si es de calidad, sentiremos como baja suavemente hasta nuestro estómago. Algo ideal para terminar una comida grasosa y pesada.
Existen también otras aguardientes de frutas, meruňkovice (damascos), třešňovice (cerezas), višňovice (guindas), hrškovice (peras) y demás frutas. Todos deliciosos si uno consigue un buen proveedor casero.
Como era de esperarse, luego de la picada hubo siesta.
Rodinný Pivovar Medvěd (no confundirse con el de Beroun o el de Praga, de nombres similares) es una cervecería ubicada en un hotel en la zona Krkonoše, la región montañosa en el norte de Chequia. No pude encontrar su volumen de producción del año pasado (en el 2005 fue de 840hl). Es una de las pocas cervecerías artesanales cuyo producto se puede conseguir en botellas de diversos tamaños, en por lo menos 3 lugares en Praga. Al menos embotelladas, las cervezas están filtradas, y puede que pasteurizadas, aunque la botella que tomamos en esta ocasión no lo indicaba de uno u otro modo. Las cervezas de Medvěd fueron las primeras saborizadas que probé fuera de Pivovarský Dum, y siempre me gustaron mucho.
Esta vuelta, la que nos hizo la tarde aún más agradable fue su variante saborizada con cerezas. Tenía la botella de 0,7l con tapón de cerámica (se puede comprar también en botellas de 0,3 y 0,5l). Al abrirla el aroma a cerezas sale como despedido de la botella, es muy agradable y fresco. Al servirla cae en el vaso una cerveza bien oscura con espuma bastante espesa, en el aroma, además de las cerezas, sentimos notas tostadas y algo de café. El sabor es bien equilibrado, con los elementos clásicos de una tmavý ležák (lager oscura) a los que se suma la cereza que no llega a abrumar al resto de los sabores. Debo decir que el dulzor de esta cerveza se llevó sorprendentemente bien con todo lo de la picada. El picantito del chorizo, el salado fuerte del queso, el agridulce de los arenques y el dulce de los tomates recién arrancados de su planta.
Terminamos la picadita con un traguito de slivovice casero. El slivovice es un aguardiente de ciruelas, muy popular en Chequia, asi como en Eslovaquia y partes de Hungría y Polonia. Por supuesto es algo que se puede conseguir en cualquier lugar donde se vendan o expendan bebidas alcohólicas, pero si uno puede ligar buen Slivovice casero, la diferencia es notable. Al abrirlo sentimos el aroma de jugo de ciruelas, casi nada de alcohol. A pesar de sus 55°, si es de calidad, sentiremos como baja suavemente hasta nuestro estómago. Algo ideal para terminar una comida grasosa y pesada.
Existen también otras aguardientes de frutas, meruňkovice (damascos), třešňovice (cerezas), višňovice (guindas), hrškovice (peras) y demás frutas. Todos deliciosos si uno consigue un buen proveedor casero.
Como era de esperarse, luego de la picada hubo siesta.
no se cuenta guita delante de los pobres!!!! que envidia!!!!!!!!!!!!!
ResponderBorrarNunca me han gustado mucho las cervezas demasiado saborizadas, pero parece que esta tenía lo justo, buen aroma pero no se pasaba tanto en el sabor. Sigo sumando chelas a la lista que algún día espero ir tachando el día que vaya a Europa.
ResponderBorrarLo del Slivovice lo tengo bastante presente porque el papá de mi polola nació en Eslovenia, y acá a Chile llega uno que al parecer no es malo, así que de cuando en cuando lo pruebo. Además cuando viajan siempre traen licores de los distintos pueblos por donde pasan. Probé uno de pera y ufff que fuerte. Yo creo que sirven también para el botiquín (digamos, como desinfectante y, por su puesto, relajante!).
Me sorprende mucho que la vida, por lo menos en Eslovenia, sea tan de fiesta, alcohol y música. Todos los pueblos por chicos que sean tienen bandas musicales y sus propias variedades de licores. Dan unas ganas tremendas de ir a compartir con esas personas alegres y gozadoras de la vida.
¿En Rep. Checa pasa algo similar?
Increíble se vió todo lo que hicieron,
salud!
A mi me gustan mucho las lambic frutales belgas, pero como postre. Aunque debo reconocer que no son para el gusto de todos.
ResponderBorrarLas cervezas saborizadas checas son distintas; acá hacen una lager normal, agua, malta y lúpulo, a la cual le agregan el ingrediente saborizante, lo que hace de estas cervezas algo muy interesante, en la mayoría de los casos.
La vida en Chequia es muy parecida a lo que me decis de Eslovenia, fiesta, alcohol (del bueno) y música. La gente realmente sabe como vivir y disfrutar de la vida. Lamentablemente en las grandes cuidades eso de a poco está cambiando para peor, pero muy lentamente.
PD: La Slivovice acá también se usa como desinfectante y remedio para resacas, en ambos casos, funciona de maravillas. :)
Que tertulia¡¡¡¡
ResponderBorrarfalto solo la guitarra para acompañar el canto de los pajaros
Notable