Tuve el agrado de asistir a la más que anticipada cata de cervezas belgas en Pivovarský Klub. Fue un evento más que interesante, pudimos degustar cinco cervezas artesanales, diria, todas muy distintas y algunas muy buenas además de poder disfrutar de una interesante presentación sobre la industria y el arte cervecero belga por parte de Jan Šuráň, uno de los dueños y quizás el cerebro detrás de Pivovarský Klub y Dum.
En todas las degustaciones organizadas por Pivovarský Klub los asistentes son convidadoes con una cerveza de bienvenida, algo genérico en botella, nada del otro mundo, pero bueno para ir entrando en calor. En esta oportunidad, el ritual de la cerveza de bienvenida tuvo una vuelta un poco más divertida. La cerveza en cuestión era de barril y su identidad era secreta. La idea es que los asistentes traten de descubrir qué cerveza estaban tomando.
Sólo con mirarla cualquiera que sepa algo la podía identificar con una lager industrial, y no de las mejores. Las sospechas se confirmaban a medida que uno la iba tomando. Lo que había en el vaso era una lager y no de las buenas. Como ahí me quieren (o quizás no tanto), me dieron otro vaso que me, junto con un poco de deducción detectivesca, me ayudó a identificar al agresor. La conclusión fue que era una cerveza de cuarta.
Aleš Dočkal anunció que aquellos que adivinen correctamente recibirían un premio, una moneda conmemorativa de Pivovarský Klub, y pasó por las mesas para que cada uno le diga al oido su elección. Había habido una sola respuesta acertada, la mía!!!! Aleš me presentó como un periodista cervecero (me están haciendo agrandar!!!) y me dio la palabra. La respuesta, Stella Artois, por qué, lo que había en el vaso era una eurolager de las feas, estábamos en una degustación de cervezas belgas y el menjunje de cabecera de la InBev es el mejor ejemplo de lo que una cerveza belga (o de cualquier país) no debería ser.
Pasado el mal trago y otorgados los palos correspondientes. Empezamos a degustar cervezas en serio.
La primera salió de barril y fue la Celis, una Blanche del creador de Hoegaarden (una cerveza que revolucionó el mercado en los años 70). Elaborada con trigo con y sin maltear esta cerveza le hace honor a la palabra blanche, porque casi ése es su color, apenas unos tonos más dorados que los de su blanquísima espuma. Un muy lindo aroma a bananas y crema un tanto agria y notas de especias y frutas tropicales y poca acidez al beberla. Muy refrescante y muy linda para un tórrido día de verano. Su suave cuerpo la hace muy fácil para tomar a pesar de su respetable 5% de alcohol.
Le siguió la Brussels Framboos. Tengo debilidad por este tipo de cervezas que muchos bebedores califican casi despectivamente como "para mujeres". Esta cerveza de color rubí saborizada con frambuesas no es una lambic ya que entre sus ingredientes, además de trigo malteado, azúcar y 30% de frutas, hay levaduras. Al tomarla es muy difícil notar la diferencia ya que al intenso sabor frutal le sigue una agradable y refrescante acidez. No es algo que tomaría todos los días, pero que sí me sienta muy bien luego de una comida pesada. Muy linda.
No podía faltar una trapista en este equipo. Lamentablemente no podría decir que Achel es el mejor ejemplo del mundialmente famoso y justamente apreciado estilo. Tiene todos los elementos de aroma y sabor que podemos encontrar en otras Blond, pero su 8% de alcohol está muy mal integrado, llegando a ser un poco molesto, como si estuviese agregado.
La siquiente fue la Biere du Corsaire Cuvee, producto de la cerveceria Brasserie Huyche esta cerveza de intenso color dorado y casi microscopica carbonación presenta una impresionante cantidad de sedimento al servirla. Una nariz frutal con algo de levaduras. Me gustó mucho, pero al tomarla me pasó algo raro, al principio su suave savor frutal con agradables notas amargas me impresionó hasta que su 9% de alcohol se empezó a hacer presente y no en la mejor manera, por suerte, esa sensación había desaparecido cuando terminaba el vaso para ser reemplazada por los elemntos agradables del principio.
La nota más discordante la dio la última cerveza. La Golden Draak Vintage. A diferencia de las tres anteriores que se sirvieron en botella, ésta se sirvió de barril y no me gustó nada. Tanto en el aroma como en el sabor sus elementos parecían una familia disfuncional, cada uno por su lado haciendo lo suyo y tratando de tener el menor contacto posible con el otro. Puede que en botella sea mejor.
Más allá de gustos, fue muy lindo poder ver algo de lo que Bélgica, sin dudas el país más creativo en materia cervecera a nivel industria, produce, con el agregado de poder aprender cosas nuevas, en especial sobre las lambic y su más que interesante cultura que incluye cosas como los blenders, gente que recorre el pais comprando diversas partidas de lambic para mezclarlas y producir sus cervezas de corte.
Terminé la más que agradable velada sacándome el mal gusto de la Golden Draak con la soberbia Double IPA de Pivovarský Klub mientras charlaba con Evan y el maestro de ceremonias Jan Šuráň, quien prometió que en el 2008 Pivovarský Dum empezaría a elaborar cervezas de estilo belga. Ya tengo ganas de probarlas!
En todas las degustaciones organizadas por Pivovarský Klub los asistentes son convidadoes con una cerveza de bienvenida, algo genérico en botella, nada del otro mundo, pero bueno para ir entrando en calor. En esta oportunidad, el ritual de la cerveza de bienvenida tuvo una vuelta un poco más divertida. La cerveza en cuestión era de barril y su identidad era secreta. La idea es que los asistentes traten de descubrir qué cerveza estaban tomando.
Sólo con mirarla cualquiera que sepa algo la podía identificar con una lager industrial, y no de las mejores. Las sospechas se confirmaban a medida que uno la iba tomando. Lo que había en el vaso era una lager y no de las buenas. Como ahí me quieren (o quizás no tanto), me dieron otro vaso que me, junto con un poco de deducción detectivesca, me ayudó a identificar al agresor. La conclusión fue que era una cerveza de cuarta.
Aleš Dočkal anunció que aquellos que adivinen correctamente recibirían un premio, una moneda conmemorativa de Pivovarský Klub, y pasó por las mesas para que cada uno le diga al oido su elección. Había habido una sola respuesta acertada, la mía!!!! Aleš me presentó como un periodista cervecero (me están haciendo agrandar!!!) y me dio la palabra. La respuesta, Stella Artois, por qué, lo que había en el vaso era una eurolager de las feas, estábamos en una degustación de cervezas belgas y el menjunje de cabecera de la InBev es el mejor ejemplo de lo que una cerveza belga (o de cualquier país) no debería ser.
Pasado el mal trago y otorgados los palos correspondientes. Empezamos a degustar cervezas en serio.
La primera salió de barril y fue la Celis, una Blanche del creador de Hoegaarden (una cerveza que revolucionó el mercado en los años 70). Elaborada con trigo con y sin maltear esta cerveza le hace honor a la palabra blanche, porque casi ése es su color, apenas unos tonos más dorados que los de su blanquísima espuma. Un muy lindo aroma a bananas y crema un tanto agria y notas de especias y frutas tropicales y poca acidez al beberla. Muy refrescante y muy linda para un tórrido día de verano. Su suave cuerpo la hace muy fácil para tomar a pesar de su respetable 5% de alcohol.
Le siguió la Brussels Framboos. Tengo debilidad por este tipo de cervezas que muchos bebedores califican casi despectivamente como "para mujeres". Esta cerveza de color rubí saborizada con frambuesas no es una lambic ya que entre sus ingredientes, además de trigo malteado, azúcar y 30% de frutas, hay levaduras. Al tomarla es muy difícil notar la diferencia ya que al intenso sabor frutal le sigue una agradable y refrescante acidez. No es algo que tomaría todos los días, pero que sí me sienta muy bien luego de una comida pesada. Muy linda.
No podía faltar una trapista en este equipo. Lamentablemente no podría decir que Achel es el mejor ejemplo del mundialmente famoso y justamente apreciado estilo. Tiene todos los elementos de aroma y sabor que podemos encontrar en otras Blond, pero su 8% de alcohol está muy mal integrado, llegando a ser un poco molesto, como si estuviese agregado.
La siquiente fue la Biere du Corsaire Cuvee, producto de la cerveceria Brasserie Huyche esta cerveza de intenso color dorado y casi microscopica carbonación presenta una impresionante cantidad de sedimento al servirla. Una nariz frutal con algo de levaduras. Me gustó mucho, pero al tomarla me pasó algo raro, al principio su suave savor frutal con agradables notas amargas me impresionó hasta que su 9% de alcohol se empezó a hacer presente y no en la mejor manera, por suerte, esa sensación había desaparecido cuando terminaba el vaso para ser reemplazada por los elemntos agradables del principio.
La nota más discordante la dio la última cerveza. La Golden Draak Vintage. A diferencia de las tres anteriores que se sirvieron en botella, ésta se sirvió de barril y no me gustó nada. Tanto en el aroma como en el sabor sus elementos parecían una familia disfuncional, cada uno por su lado haciendo lo suyo y tratando de tener el menor contacto posible con el otro. Puede que en botella sea mejor.
Más allá de gustos, fue muy lindo poder ver algo de lo que Bélgica, sin dudas el país más creativo en materia cervecera a nivel industria, produce, con el agregado de poder aprender cosas nuevas, en especial sobre las lambic y su más que interesante cultura que incluye cosas como los blenders, gente que recorre el pais comprando diversas partidas de lambic para mezclarlas y producir sus cervezas de corte.
Terminé la más que agradable velada sacándome el mal gusto de la Golden Draak con la soberbia Double IPA de Pivovarský Klub mientras charlaba con Evan y el maestro de ceremonias Jan Šuráň, quien prometió que en el 2008 Pivovarský Dum empezaría a elaborar cervezas de estilo belga. Ya tengo ganas de probarlas!
Felicitaciones por el achunte de la cerveza!
ResponderBorrarQué raro lo de la Gulden Draak, a mi me gusta mucho, y es de suponer que la vintage sería mejor...en fin. ¿Qué te parece la normal, esa de la botella blanca? (por lo menos es así como llega a Chile).
Aprocecho de contarte que si Dios y las Fuerzas tipo star wars y mi karma me ayudan, desde Abril a Diciembre del 2008 estaría viviendo en Alemania, y un viaje a Rep. Checa tengo reservado. Por lo mismo espero que Pivovarsky Klub nos tenga una buena cerveza para poder compartirla.
Salud!
Muchas gracias por honrarme con tu visita por mi blog cervecero y la opinión suministrada.
ResponderBorrar¡¡Cuánto diera por probar todas las deliciosas cervezas que has probado en tus periplos por el viejo continente!! Te felicito por tu blog, bastante grande y muy completo, toda un cultura cervecera (lo que deseo sembrar en mi país).
Saludos desde Colombia.
http://manzapivo.blogspot.com/
No probé la Golden Draak en botella, pero lo voy a hacer porque creo que merece otra oportunidad. Ya he tomado cervezas que se expersan mejor en botella que en barril y puede ser que ésta sea una de ellas.
ResponderBorrarEspero que puedas darte una vuelta por estos pagos, buenas cervezas no van a faltar, no sólo en Pivovarsky Klub sino en U Medvídku, Pivovarský Dum, etc etc etc
Manza, gracias por los comentarios y te deseo suerte en tu cruzada. La cerveza necesita gente como vos en cada pais. Yo trato de aportar lo mio, lo mismo que varios de mis amigos blogeros.
ResponderBorrarSaludos y Na Zdraví!
La historia y el mundo de las Lambic sigue siendo de lo más fascinante. Personalmente me decanto por las geuze sin fruta, aunque no desdeño una buena geuze kriek de vez en cuando.Eso de que es cerveza para mujeres me hace mucha gracia...
ResponderBorrarHe probado Gulden Draak de barril y de botella, y la diferencia, desde mi punto de vista, aunque se advierte, no es definitiva ni definitoria de nada.En España, el marketing cervecero-del que son maestros los belgas- ha asentado muchas cervezas belgas de calidad no muy buena como productos casi gourmet.Este es un ejemplo clásico. Como bien dices es una cerveza totalmente descompensada. Has usado las palabras que siempre busco para definirla.Para es un mal baile.Me refiero a que sus cualidades bailan fuera de compás. No me gusta porque esa descompensación entre alcohol, sabores, azucares y densidad la hacen de ella una cerveza pesada,dura.Para mi gusto sin personalidad propia.
Un saludo a los habituales, soy nuevo por este blog aunque creo que participaré habitualmente, ya que las cervezas checas son un mundo por descubrir para mí, lo mío han sido siempre las belgas.
ResponderBorrarEn cuanto a la Gulden Draak estoy de acuerdo con Max, es una de esas cervezas como la Duvel, Leffe, Grimbergen... que son conocidas pero no son ni de lejos lo que se le debe pedir a una buena cerveza. Sobre las Lambic, personalmente no me aparto de las Gueze, las que llevan fruta añadida no me dicen nada, con alguna excepción como la Kriek Cuvee Rene y poco más, me gusta apreciar la acidez sin el fondo que te deja el azúcar en boca.
Totalmente de acuerdo con vos con lo de la Duvel y las Leffe (aunque la oscura todavía se deja tomar). En cuanto a la Duvel, me trajeron una hace poco y pude tomarla después de mucho tiempo y me decepcionó.
ResponderBorrarComo dice el amigo Chela, los belgas son los maestros en el tema de marketing cervecero. Claro que si uno es un consumidor promedio acostumbrado a la mediocridad estilo Stella Artois, probar una Leffe es como tener una epifanía. Claro, después si uno empieza a explorar algo más y vuelve a la Leffe se da cuenta de que no es tan buena.
Ah! Bienvenido al blog, siempre se aprecian nuevos comentarios.
Gracias