Rauchbier más que un estilo es toda una familia de cervezas. Típicas de Bamberg en Alemania, son relativamente poco conocidas y para algunos, un gusto adquirido. Para algo más detallado sobre estas fascinates cervezas les recomiendo, a aquellos de uds. que saben inglés, lean la muy buena nota que Evan Rail escribió en su blog.
Unas semanas atrás aparecieron en los estantes de Pivovarský Klub algunas de las cervezas de Schlenker, una de las cervecerías de Bamberg. Según me contaron, es gracias a alguien que va a Alemania y trae algunas cajas que tenemos la posibilidad de probar en Praga estas más que interesantes cervezas (las cuales, por supuesto, desaparecen con bastante rapidez).
Hace más o menos un año me habían convidado con una y me sorprendió y gustó mucho. Desde entonces sólo había tenido la oportunidad de tomar la kouřové pivo de Chýně, que no es lo mismo, pero es muy rica de todos modos. Así que cuando las vi en los estantes decidí comprar dos variantes, Rauchweizen y Märzen Rauchbier, y degustarlas con un ojo más crítico que aquella primera vez.
Empecé con la Rauchweizen porque era la que no conocía. No sabía qué esperar y estaba muy curioso. Al servila vemos una cerveza de tonos ámbar oscuro, turbia, con una espuma bien blanca, esponjosa y bastante persistente. El aroma es el de carnes ahumadas, pero sin el salado, apoyándose en notas más típicas para una cerveza de trigo. Para alguien que nunca haya probado este tipo de cervezas es intrigante, y puede que requiera abrir un poco la mente y olvidarse de lo familiar. Me gustó mucho al tomarla, la encontré bastante compleja. Su sabor es dulzón, con algunas notas de banana y especias, pero menos intensos que en una weizen más tradicional. El ahumado dice presente justo antes del final, que es herbal y, si bien no muy intenso, persistente, deja un agradable regusto ácido, algo casi como manzanas o bayas silvestres. El ahumado nunca llega a dominar el paladar, me parece una ideal opción para aquellos que nunca hayan probado este tipo de cervezas. Ir a otras más extremas generaría rechazo, lo que sería una lástima.
La Märzen es la que había probado en su momento y me había impresionado mucho. Como la anterior es una ámbar, aunque en este caso es algo menos turbia. La diferencias se empiezan a notar más al sentir sus aromas, en donde predomina pescado ahumado de muy buena calidad (quizás marinado con hierbas) que prácticamente tapa todo lo demás. Puede que "pescado ahumado" no suene demasiado apetitoso al describir una cerveza, pero créanme que las palabras no le hacen justicia a la sensación. Al tomarla el ahumado no es tan intenso como podría esperarse, se pueden sentir frutas dulces levemente acarameladas con un final amargo bien intenso, aunque no demasiado largo. El ahumado es más bien como algo que amenaza en el fondo y a pesar de quererlo, nunca se termina de adueñar del paladar. De hecho el ahumado no me resulto tan fuerte como lo recordaba del año pasado (quizás se debe a lo que comenta Stan Hieronymus de Appellation Beer en el artículo de Evan, sobre las variaciones que estas cervezas expermientan durante el año).
Hay algunas Rauchbier aun más extremas, que algún día me gustaría probar. Estas dos están entre las más aceptables para el paladar promedio, aunque aun requieren cierto grado de flexibilidad de paladares. Definitivamente no recomendables para aquellos que sólo toman Eurolagers servidas a temperaturas polares.
Unas semanas atrás aparecieron en los estantes de Pivovarský Klub algunas de las cervezas de Schlenker, una de las cervecerías de Bamberg. Según me contaron, es gracias a alguien que va a Alemania y trae algunas cajas que tenemos la posibilidad de probar en Praga estas más que interesantes cervezas (las cuales, por supuesto, desaparecen con bastante rapidez).
Hace más o menos un año me habían convidado con una y me sorprendió y gustó mucho. Desde entonces sólo había tenido la oportunidad de tomar la kouřové pivo de Chýně, que no es lo mismo, pero es muy rica de todos modos. Así que cuando las vi en los estantes decidí comprar dos variantes, Rauchweizen y Märzen Rauchbier, y degustarlas con un ojo más crítico que aquella primera vez.
Empecé con la Rauchweizen porque era la que no conocía. No sabía qué esperar y estaba muy curioso. Al servila vemos una cerveza de tonos ámbar oscuro, turbia, con una espuma bien blanca, esponjosa y bastante persistente. El aroma es el de carnes ahumadas, pero sin el salado, apoyándose en notas más típicas para una cerveza de trigo. Para alguien que nunca haya probado este tipo de cervezas es intrigante, y puede que requiera abrir un poco la mente y olvidarse de lo familiar. Me gustó mucho al tomarla, la encontré bastante compleja. Su sabor es dulzón, con algunas notas de banana y especias, pero menos intensos que en una weizen más tradicional. El ahumado dice presente justo antes del final, que es herbal y, si bien no muy intenso, persistente, deja un agradable regusto ácido, algo casi como manzanas o bayas silvestres. El ahumado nunca llega a dominar el paladar, me parece una ideal opción para aquellos que nunca hayan probado este tipo de cervezas. Ir a otras más extremas generaría rechazo, lo que sería una lástima.
La Märzen es la que había probado en su momento y me había impresionado mucho. Como la anterior es una ámbar, aunque en este caso es algo menos turbia. La diferencias se empiezan a notar más al sentir sus aromas, en donde predomina pescado ahumado de muy buena calidad (quizás marinado con hierbas) que prácticamente tapa todo lo demás. Puede que "pescado ahumado" no suene demasiado apetitoso al describir una cerveza, pero créanme que las palabras no le hacen justicia a la sensación. Al tomarla el ahumado no es tan intenso como podría esperarse, se pueden sentir frutas dulces levemente acarameladas con un final amargo bien intenso, aunque no demasiado largo. El ahumado es más bien como algo que amenaza en el fondo y a pesar de quererlo, nunca se termina de adueñar del paladar. De hecho el ahumado no me resulto tan fuerte como lo recordaba del año pasado (quizás se debe a lo que comenta Stan Hieronymus de Appellation Beer en el artículo de Evan, sobre las variaciones que estas cervezas expermientan durante el año).
Hay algunas Rauchbier aun más extremas, que algún día me gustaría probar. Estas dos están entre las más aceptables para el paladar promedio, aunque aun requieren cierto grado de flexibilidad de paladares. Definitivamente no recomendables para aquellos que sólo toman Eurolagers servidas a temperaturas polares.
Hace algunos meses recibí de regalo La Märzen, cuando la probe experimente una sensación muy extraña, me dió la impresión de estar degustando una carne ahumada.
ResponderBorrarMe pareció unas de las cervezas más interesantes que tuve la oportunidad de desgustar, teniendo en cuenta que mi historial no es demasiado largo, de todos modos la recomendaría, es muy rara me encantó
Tuve la oportunidad de probar la Märzen tras el viaje realizado a Bamberg y Munich de dos compañeros y sin duda alguna es una de las cervezas más personales que existen. "La del cojo", Schlenkerla, destaca por sus fuertes sabores marcados a fuego-nunca mejor dicho. Una cerveza como bien dices no apta para paladares sensibles. A mi me encantó aunque en exceso llega a saturar. La otra cerveza con la que nuestros amigos nos sorprendieron fue con la Spezial Rauchbier del brewpub del mismo nombre. Impresionante cerveza que, siempre que te guste el estílo ahumado, tiene un gran equilibrio en sus matices.
ResponderBorrarLo que es indudable es que ninguna de estas cervezas dejan impasible a uno y que son exquisitas variedades muy recomendables. Ahora bien, preparad el paladar!!!!
Haya salud
Definitivamente, no es una cerveza de sesión (a mi gusto) y no sé si es algo que me gustaría tomar todos los días, me cansaría.
ResponderBorrarCreo que no hay intermedios con esta familia de cervezas. La mayoría de las que he probado puede que se diga "hmm, no es mi tipo, pero no se deja tomar...", con estas no, o te gustan o no te gustan.... Pero es algo que hay que probar.
De la Spezial habla Evan en su blog y, si mal no me acuerdo, es de las extremas...