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Sin demasiado que decir

Febrero fue un mes terriblemente ocupado y estresante para mi. Todos los preparativos de la mudanza tomaron mucho de mi tiempo y energías, quitándome la oportunidad y ganas de recorrer un poco más el mundo cervecero.
De lo poco nuevo que tuve la oportunidad de probar nada me impresionó demasiado. Las que más me gustaron esta vuelta fueron viejas, o no tan viejas, conocidas como la polotmavé de Bašta o la tmavá 14° de Richter, que también me sorprendió gratamente con su ležák 12° en una de las dos visitas que hice el mes pasado. Es una buena cerveza, pero no la mejor que elabora Pivovar U Bulovky. Sin emabrgo, en esta ocasión me gustó tanto que me pedí dos pintas con mi almuerzo. Todo lo de siempre estaba ahí, pero en esta oportunidad era como una orquesta en un auditorio con acústica perfecta.
Pero el premio se lo lleva una muy vieja y querida amiga. Una cerveza que conozco hace mucho tiempo y que siempre me gustó, pero que hacía rato que no tomaba. Muchas veces pasa, uno prefiere probar cosas nuevas, dando por hecho la calidad de lo viejo, y un poco dejándolo de lado porque pensamos que ya no nos puede sorprender. Una tarde paré en Pivovarský Dum para ver qué tenían como cerveza del mes. Estaba la limetkové (saborizada con limas) que ya había probado y que me parece más indicada para el verano. Decidí entonces pedir su vieja y querida Světlý Ležák. Me voló la cabeza. Su intenso sabor a Saaz perfectamente en ritmo con frutas y flores simplemente me dejaron sólo con dos palabras, ješté jedno (una más). Me puso muy contento darme cuenta que una cerveza que conozco hace casi seis años todavía me puede sorprender como la primera vez que la probé. Muy bien por la gente de Pivovarský Dum. Gracias
Na Zdraví!
PS: La cuenta de cervezas distintas en febrero fue de 27. Total para 2008 79.

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