Unos meses atrás se discutió el tema de Evangelismo cervecero. Eso que en menor o mayor medida muchos, sino la mayoría, de los que escribimos blogs cerveceros hacemos.
Son varias las personas que conozco que gracias a mis oficios han descubierto que cerveza checa no es sólo Pilsner y Gambrinus, y que hay mucho más y mucho mejor para descubrir y tomar. Y no han sido solamente visitantes o residentes extranjeros, sino que también han habido varios checos, entre ellos algunos de mis clientes.
Un caso típico de alguien que vio la luz es el de uno de mis nuevos vecinos. Se mudaron hace unas semanas y con mi mujer fuimos a ver qué tal la estaban pasando en los primeros días. Estaban cansados, pero contentos y recién estaban terminando de trabajar por el día. Nos ofrecieron una cerveza. "¿Cuál tenés?", le pregunté. "Staropramen Ležák", me contestó. Antes de que diga nada mi mujer se puso a reír y le explicó que esa cerveza no me gustaba. Nuestro vecino afirmó que era buenísima, que le gustaba mucho e insistió en que tomase una botella. Con nada de alegría y con algo de curiosidad (hacía mucho que no la tomaba) la acepté y nos fuimos a sentar afuera.
¡Dios mío! ¡Qué cerveza más fea! ¡Es horrenda, peor de lo que la recordaba! En algún momento la conversación giró en torno a Stella Artois y Heineken (¿me estoy repitiendo?) y nuestro vecino dijo entusiasticamente cómo les gustaba. Mi cara de asco entonces yo se debió sólo al líquido que estaba intentando pasar y mi mujer volvió a quitarme las palabras de la boca para insistir en lo feas que son ambas cervezas. Con esfuerzo sobrehumano terminé el menjunje de Smíchov (o de Ostrava, vaya uno a saber dónde InBev la elabora hoy día) e invité a los vecinos a nuestra casa, con la promesa de que allí sí que habría pravé pivo (cerveza de verdad).
Una vez en nuestra casa pasé a abrir las Svijany. La reacción de Milan (así se llama nuestro vecino) lo dijo todo. No podía creer lo buena que estaba la cerveza. Terminó la primera y me pidió otra y luego otra. Todas las tomaba despacio porque quería disfrutarlas. Me sentí realmente muy bien.
Sin embargo, cuando se fue me puse a pensar. Sí la Svijany le gustó mucho, pero cuando vaya a hacer la compra al hipermercado al que va siempre, cualquiera que éste sea, es difícil que la vaya a encontrar y seguramente terminará comprando la Staropramen de siempre (aunque puede que ya no le guste tanto). Es mucho más probable que encuentre Stella Artois o Heineken que cualquiera de las muy buenas cervezas regionales checas. Y eso es tan triste.
Parece que la cosa está de a poco cambiando. Uno de mis clientes me contó que en el Billa (una cadena de supermercados) de Prósek (un barrio en Praga) consigue Svijany. Otros me han comentando que Hypernova en Chodov vende Klášter y hay algunos otros donde se consiguen muchas de las cervezas especiales de Primátor. Pero todos se tratan de ejemplos aislados, una de las decenas de sucursales de una de las varias cadenas de supermercados locales vende alguna que otra cerveza regional. ¿Serán acaso pruebas piloto? ¿Será posible que algún día las góndolas de cerveza en los supermercados ofrezcan tanta variedad como las de vinos? Me parece que estoy soñando demasiado.
Na Zdraví!
Son varias las personas que conozco que gracias a mis oficios han descubierto que cerveza checa no es sólo Pilsner y Gambrinus, y que hay mucho más y mucho mejor para descubrir y tomar. Y no han sido solamente visitantes o residentes extranjeros, sino que también han habido varios checos, entre ellos algunos de mis clientes.
Un caso típico de alguien que vio la luz es el de uno de mis nuevos vecinos. Se mudaron hace unas semanas y con mi mujer fuimos a ver qué tal la estaban pasando en los primeros días. Estaban cansados, pero contentos y recién estaban terminando de trabajar por el día. Nos ofrecieron una cerveza. "¿Cuál tenés?", le pregunté. "Staropramen Ležák", me contestó. Antes de que diga nada mi mujer se puso a reír y le explicó que esa cerveza no me gustaba. Nuestro vecino afirmó que era buenísima, que le gustaba mucho e insistió en que tomase una botella. Con nada de alegría y con algo de curiosidad (hacía mucho que no la tomaba) la acepté y nos fuimos a sentar afuera.
¡Dios mío! ¡Qué cerveza más fea! ¡Es horrenda, peor de lo que la recordaba! En algún momento la conversación giró en torno a Stella Artois y Heineken (¿me estoy repitiendo?) y nuestro vecino dijo entusiasticamente cómo les gustaba. Mi cara de asco entonces yo se debió sólo al líquido que estaba intentando pasar y mi mujer volvió a quitarme las palabras de la boca para insistir en lo feas que son ambas cervezas. Con esfuerzo sobrehumano terminé el menjunje de Smíchov (o de Ostrava, vaya uno a saber dónde InBev la elabora hoy día) e invité a los vecinos a nuestra casa, con la promesa de que allí sí que habría pravé pivo (cerveza de verdad).
Una vez en nuestra casa pasé a abrir las Svijany. La reacción de Milan (así se llama nuestro vecino) lo dijo todo. No podía creer lo buena que estaba la cerveza. Terminó la primera y me pidió otra y luego otra. Todas las tomaba despacio porque quería disfrutarlas. Me sentí realmente muy bien.
Sin embargo, cuando se fue me puse a pensar. Sí la Svijany le gustó mucho, pero cuando vaya a hacer la compra al hipermercado al que va siempre, cualquiera que éste sea, es difícil que la vaya a encontrar y seguramente terminará comprando la Staropramen de siempre (aunque puede que ya no le guste tanto). Es mucho más probable que encuentre Stella Artois o Heineken que cualquiera de las muy buenas cervezas regionales checas. Y eso es tan triste.
Parece que la cosa está de a poco cambiando. Uno de mis clientes me contó que en el Billa (una cadena de supermercados) de Prósek (un barrio en Praga) consigue Svijany. Otros me han comentando que Hypernova en Chodov vende Klášter y hay algunos otros donde se consiguen muchas de las cervezas especiales de Primátor. Pero todos se tratan de ejemplos aislados, una de las decenas de sucursales de una de las varias cadenas de supermercados locales vende alguna que otra cerveza regional. ¿Serán acaso pruebas piloto? ¿Será posible que algún día las góndolas de cerveza en los supermercados ofrezcan tanta variedad como las de vinos? Me parece que estoy soñando demasiado.
Na Zdraví!
estuvo bueno... me rei con esto... yo he tenido experiencias similares... y por ahi lo que mas deslumbra es que uno siendo extranjero conoce mejor y le da mas importancia a que cerveza checa tomar!!!
ResponderBorrarmientras estos dias que no me provoca moverme mucho, seguire tomando la gambache a reganadientes en Riegracho a 30czk... bueh el ambiente, el ambiente me sigo diciendo
Filósofo, no creo que estes soñando cuando expresas el deseo de encontrar gran variedad de cervezas en las góndolas de los supermercados. Aquí en Argentina pasó con los vinos, después de años de "envangelización" hoy vas a un hipermercado y no te alcanza el tiempo para poder recorrer toda la oferta.
ResponderBorrarYo creo que si seguimos por este camino, el de difundir las cualidades de las buenas cervezas, tarde o temprano vamos a lograr lo mismo que lograron los vinos. Por lo pronto hoy en argentina ya a parecen en los super una buena variedad de cervezas (buenas y malas) hecho que hace unos años era impensado.
La verdad, no sé si se podría hacer un paralelo con los supermercados argentinos y los vinos o las cervezas.
ResponderBorrarSi bien algo parecido ha pasado con los vinos acá, eso se debe más a efectos de un mercado que se abrió a los importados y la subsecuente respuesta de los vineros checos. Mientras que en Argentina mucho del crecimiento en el mercado de los vinos de calidad se debe al cable y a programas como los del Gato Dumas y Ramiro Rodríguez Pardo a mediados de los 90.
La cerveza es distinto, porque es, para bien o para mal, una moda. Ha habido una enorme explosión de cervecerías artesanales (como vos decís, nano, algunas buenas, otras no tanto), pero eso se debe más que nada a que antes simplemente no había cerveza de calidad, o al menos, no existía ningún tipo de variedad.
Acá en Chequia, cerveza de calidad siempre hubo (aunque en el caso de las grandes, decreciendo en este aspecto), siempre fue barata, y siempre se pudo conseguir en cualquier lugar. A esto hay que sumarle el papel que juegan las multinacionales, dueñas de todas las grandes marcas, menos una, Budvar que pertenece al estado Checo. Ellas pueden cerrar acuerdos con las cadenas de supermercados a nivel paneuropeo y evitar así las tarifas que estos tránfugas les cobran a la mayoría de las empresas que quieren vender sus productos en sus sucursales. Dinero con el cual muchas de las cervecerías pequeñas no cuentan, y ni hablar de luego soportar las presiones en cuanto a precio que van a tener que sufrir más tarde.
Y a todo esto le tenemos que sumar que casi el 90% de la cerveza que se toma en Chequia es golden lager, sea desítka o dvanactka. Lo cual crea un panorama muy uniforme a la hora de variedad de producto.
Es por todo eso que dudo que los supermercados por fin les den a las cervezas regionales el espacio que se merecen. Porque realmente me parece casi un insulto que sea más fácil conseguir Stella Artois que, por ejemplo, Rohozec.
30Kc por una Gambáč en Riegrový Sady. Qué lo parió! La verdad, no me arrepiento de no haber pisado el lugar este verano. Extraño la atmósfera, pero tanta guita por esa basura (y la tienen muy mal ahí) es un robo. Prefiero pagar lo mismo por una Weizen en U Sadu o irme hasta Zlý Časy y pagar 19Kc (o 15 en U Klokočníka) y tomarme una Kácov 10° que está diez veces mejor que la gambrinus (o cualquier otra cosa que estén tirando ese día en Časy por 29Kc)
Así es de triste, la invasión de estas cervezas, por llamarlas de alguna manera, y el snobismo de esta sociedad consumista hace que te enamores de lo exótico sin mirar lo que tienes al lado.Buen trabajo de campo jejejeje.Haya Salud
ResponderBorrarLa Semana pasada, hice una visita a mi tienda favorita de productos del Este, regentada por una bella pareja de ucranianas y cual fue mi sorpresa al ver entre sus muchas cervezas, rusas, lituanas y ucranianas, un par de cervezas checas que curiosamente llegan a España Via Lituania( no me supieron explicar el por qué). Una era Samsom, lo que conocía de ella de una de mis visitas a U.K. no me había gustado, pero decidí darle una oportunidad. La otra es la Svetly Lezak de 12% de Novopacké Pivo. La bebí esa misma tarde y me encantó, con ese sabor que a mi me gusta en las lager,es lo que yo considero una cerveza equilibrada,con el alcohol genialmente integrado, no se si la conoces y lo que te parece, pero a mi me resultó muy agradable, con notas a frutas, pera y dejes a higo seco y leve recuerdo a miel. la Samsom va tener que esperar.
ResponderBorrarP.S.- a 1,50 de precio no está mal, veremos si Katerina me explica algún día como llega esta lezak checa a Asturias desde Lituania jejejeje
Haya Salud
Chela yo quiero probar esas ucranianas (las cervezas...). Ya me dirás la dirección.
ResponderBorrarHace muco que no tomo cervezas de Nová Paka. La verdad es que nunca me llamaron demasiado la atención. No son fáciles de conseguir acá, y donde se consiguen también suelen tener cosas más interesantes. Tendría que darles otra oportunidad.
ResponderBorrarSamson tampoco me gustó nunca....