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Las dos caras y el futuro

Si es una tendencia pasajera o no, el tiempo lo dirá. Pero hoy no cabe duda que el Brewpub como modelo de negocios en Chequia es un éxito. Sólo desde la publicación a mediados de 2007 del libro de Evan Rail "The Good Beer Guide - Prague & The Czech Republic" se deben haber abierto cerca de una veintena en todo el pais.

Las razones del éxito son varias, en especial para aquellos que se encuentran fuera de Praga. Rescatan la antigua tradición de una cervecería por pueblo. Muchos de los brewpubs se encuentran o bien muy cerca o directamente junto a atracciones turísitcas locales como castillos y los que no, están localizados junto a senderos de ciclismo, un pasatiempo muy popular entre los checos durante los meses cálidos. Varios otros se encuentran anexados a hoteles de relativamente buena categoría. Se dice también que algunos también reciben apoyo financiero estatal o municipal ya que son considerados una importante atracción turísitica. La gran mayoría ofrece cervezas a precios similares, o incluso más baratos que las marcas de producción masiva. En cuanto a la calidad de sus productos, hay de todo, pero tengo que decir que muchas de las lagers y cervezas de trigo de fermentación alta más interesantes que he probado últimamente fueron elaboradas por brewpubs. Con todo esto, fallar sería casi imposible.

Pero la moneda tiene dos caras. Por momentos, algunos brewpubs parecen convertirse en víctimas de su propio éxito. Los problemas que durante el verano pasado tuvo Pivovar Bašta no son una excepción. Ir a U Medvídku a tomarse una Oldgott durante las fiestas navideñas, tanto católicas como ortodoxas es casi tirar la plata. El problema es la capacidad, o mejor dicho, la falta de ella. Josef Voltr, el dueño de Minipivovar U Hušku me contaba que durante el verano, debido a la demanda, su excelente CAR madura solamente 25 días, mientras que la que estábamos tomando durante mi visita en diciembre había estado reposando ya por tres meses.

Si no me equivoco, todos los brewpubs elaboran lagers, algunos las complementan con cervezas de trigo u otras de fermentación alta, pero lo que más se vende, sin excepción son las ležáky. Este tipo de cervezas necesita de al menos un mes para estar listas. A muchos brewpubs no les queda otra alternativa que empezar a tirarlas antes de tiempo. Aumentar la capacidad no es fácil. Ya montar el restaurant con la cervecería requiere de una inversión de varios millones de coronas, que puede tomar años en recuperarse. Despues de ello, nadie podría culpar al propietario que esté reacio a tomar un nuevo e importante riesgo financiero. Además, no son pocos los brewpubs en donde la cuestión no es tanto financiera, sino de espacio. Simplemente, por más que quisieran, no tienen dónde ampliar su capacidad.

Es por ello más que nada que muy raramente se ven cervezas artesanales checas en botella. Mientras que en muchos otros países se pueden conseguir cervezas artesanales en tiendas especializadas o delikatessen, o incluso supermercados, aquí tenemos dos alternativas para probar las muchas y muy buenas cervezas artesanales que se elaboran por todo el pais: ir hacia su origen o esperar que lugares como Zlý Časy o Pivovarský Klub las traigan de algún modo.

Pero parece que la cosa quiere cambiar. Hay tres ejemplos que me llenan de esperanza. El primero es el de Martin Matuška, el maestro cervecero de Pivovar Strahov, que ha montado una microcervecería en su casa de veraneo. El rumor es que su intención es empezar allí a elaborar cerveza de manera comercial. El segundo, y algo más avanzado, es el de Pivovar Kozlíček Horní Dubenky. El dueño y brewmaster Milan Kozlíček empezó como cervecero casero. Su primera incursión comercial consistió en elaborar 200l por semana, la mitad para una hospoda cerca de Jihlava, la otra, para quien quiera comprarla, reinvirtiendo todos los ingresos por ellas generadas para equipar su cervecería. Las cervezas, al menos las que probé, son excelentes. Lo último que oi al respecto es que el Sr. Kozlíček estab seriamente considerando dejar su trabajo para dedicarse 100% a la elaboración comercial de cervezas artesanales. Por ahora, las cervezas sólo se venden en barril, pero quién dice, quizás en algún momento una de las inversiones vaya a parar a un sistema de embotellado. El tercero, y más profesional es el de Kocour Vandorf, quizás la micro más innovadora en el mercado checo. Su dueño, Honza Kočka, ha cerrado acuerdos con varios restaurantes y bares cercanos a Vandorf (localidad al Norte del pais) y su excelente cerveza ya se encuentra en rotación permanente en un pub de Praga, con más quizás por venir. Todos ellos, junto con otros casos similares, de ser exitosos, no tendrían tanto problema en expandir su capacidad. Puede que en ellos esté el futuro de la cervecezas artesanales checas. Veremos qué dice el tiempo.

Na Zdraví!

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