Un par de meses atrás tuvimos el agrado de recibir la visita de nuestros colegas Boak & Bailey y junto con Velký Al y Evan Rail fuimos a pivear a Pivovarský Klub, luego a U Slovanské Lipy para terminar la velada en Zlý Časy. Nuestros británicos amigos no vinieron con las manos vacías, nos trajeron a mí y a Al sendas botellas de Gose que compraron en su paso por Liepzig (A Evan le trajeron una Espresso Stout)
Gose es uno de esos tipos de cerveza que tenía muchas ganas de probar, a pesar de que no sabía si me gustaría o no. Pero sólo saber un poco de la historia y, sobre todo, los ingredientes, hace que se despierte la curiosidad de cualquier cervecero de ley . Cuando las dos Alemanias se reunificaron en 1990, los fundamentalistas de la Reinheitsgebot quisieron eliminar el estilo, claro, las Gose se elaboran con maltas de cebada y trigo, lúpulo, levaduras, sal y cilantro. Lejos de ser una cerveza a la que la mayoría está acostumbrado.
La Gose en cuestión es la Ritterguts (si mi capacidad de decifrar caracteres góticos no me falla). Desconozco por completo qué tan bien está considerada, pero doy por descontado que Boak & Bailey no eligieron cualquier cosa.
De color dorado pálido, casi como una weissbier aguada. La espuma es escasa y no dura mucho. En sus aromas sentí banana, especias y sal, algo que nunca había sentido en otra cerveza y que, a pesar de contar con tal ingrediente, no estaba esperando sentir en ésta. El sabor empieza con notas de banana no del todo madura que empiezan a cambiar hacia sabores alimonados, lo más parecido que me imagino es una weizen con jugo de lima. El final es corto, muy agrio y algo salado, pero que va ganando en intensidad y longitud a medida que se vacía el vaso. El sabor que deja, en especial en mis bigotes mi hizo acordar a agua de mar. No es fácil de tomar. De hecho, tuve que hacer una pausa a la mitad porque me estaba abrumando. Me puse a rallar queso para una salsa para la cena. Estaba terminando con el gouda (uno barato) cuando me dieron ganas de comer un pedacito para tratar de apagar el retrogusto de la cerveza, que todavía no quería irse. Surtió buen efecto, y se me ocurrió tomar un traguito de la Gose para ver cómo se llevaría con el queso. Maravilloso! El queso, de sabor más bien suave y algo ácido, funcionó como un profesor estricto en una clase ruidosa y desordenada. Domesticó los aspectos más salvajes de la cerveza, sin tapar ninguno de ellos. Para cuando terminé el vaso, ya casi que me quería tomar otra.
Aunque espero algún día poder volver a tomar una Gose, no creo que pueda volverme un fanático de este estilo. Pero estoy muy contento de haberlo podido probar. Gracias Boak & Bailey por permitirme tener esta experiencia.
Na Zdraví!
Gose es uno de esos tipos de cerveza que tenía muchas ganas de probar, a pesar de que no sabía si me gustaría o no. Pero sólo saber un poco de la historia y, sobre todo, los ingredientes, hace que se despierte la curiosidad de cualquier cervecero de ley . Cuando las dos Alemanias se reunificaron en 1990, los fundamentalistas de la Reinheitsgebot quisieron eliminar el estilo, claro, las Gose se elaboran con maltas de cebada y trigo, lúpulo, levaduras, sal y cilantro. Lejos de ser una cerveza a la que la mayoría está acostumbrado.
La Gose en cuestión es la Ritterguts (si mi capacidad de decifrar caracteres góticos no me falla). Desconozco por completo qué tan bien está considerada, pero doy por descontado que Boak & Bailey no eligieron cualquier cosa.
De color dorado pálido, casi como una weissbier aguada. La espuma es escasa y no dura mucho. En sus aromas sentí banana, especias y sal, algo que nunca había sentido en otra cerveza y que, a pesar de contar con tal ingrediente, no estaba esperando sentir en ésta. El sabor empieza con notas de banana no del todo madura que empiezan a cambiar hacia sabores alimonados, lo más parecido que me imagino es una weizen con jugo de lima. El final es corto, muy agrio y algo salado, pero que va ganando en intensidad y longitud a medida que se vacía el vaso. El sabor que deja, en especial en mis bigotes mi hizo acordar a agua de mar. No es fácil de tomar. De hecho, tuve que hacer una pausa a la mitad porque me estaba abrumando. Me puse a rallar queso para una salsa para la cena. Estaba terminando con el gouda (uno barato) cuando me dieron ganas de comer un pedacito para tratar de apagar el retrogusto de la cerveza, que todavía no quería irse. Surtió buen efecto, y se me ocurrió tomar un traguito de la Gose para ver cómo se llevaría con el queso. Maravilloso! El queso, de sabor más bien suave y algo ácido, funcionó como un profesor estricto en una clase ruidosa y desordenada. Domesticó los aspectos más salvajes de la cerveza, sin tapar ninguno de ellos. Para cuando terminé el vaso, ya casi que me quería tomar otra.
Aunque espero algún día poder volver a tomar una Gose, no creo que pueda volverme un fanático de este estilo. Pero estoy muy contento de haberlo podido probar. Gracias Boak & Bailey por permitirme tener esta experiencia.
Na Zdraví!
Hace tiempo, mi prima que vive en Hannover y había vivido en Goslar, a medio camino entre Hannover y Leipzig, y en donde dicen que se producía en grandes cantidades, llegó un día a casa con una botella de Gose, diciendo que era una bebida típica de la zona,con receta medieval y a caballo entre la cerveza y la sidra. Me extraño muchísimo pero me encantó la botella( chata abajo y de cuello largo) y el reto que se presentaba. Nada más probarla se me vino a la cabeza las gueze y las lambic puras belgas, de hecho comparten ingredientes y guarda, pero con una personalidad propia, un carácter particular, duro y a la vez moreish( que dicen los brit) como que pedía que siguieras probando. Amante como soy de los sabores extremos y a pesar de su acidez( esa por la que a mi prima le parecía sidra) a mi me encantó. El salado, rechazable en otro estílo de cerveza aquí se hace agradable, me encantaría poder beberla más y mejor( compartimos cerveza 3 personas) porque me dejó muy contento y creo que es una muestra grande de, por un lado de esa cualidad magnifica de la cerveza que es su diversidad y por otro demuestra lo equivocada que está la Ley de Pureza de marras.
ResponderBorrarCreo que son autores como Michael Jakson y Ron Pattison-corregidme si me equivoco, quienes hablan del paralelismo entre las Gueze y las Gose, apelando a la fonética de ámbas y a la forma de maduración entre otras cosas. Sea como fuere es una de esas grandes desconocidas que hay que agradecer a los aficionados a la cerveza el hablar de ella
P.S.- Tengo la sensación que los listos bávaros son los culpables de que el resto de la Alemania cervecera haya entrado en un estado de stand by -cuando no de desaparición, total, no creéis??
Desde el principio me pareció que Gueze y Gose eran cervezas emparentadas, tanto fonéticamente como en términos de sabor, etc.
ResponderBorrarAcabo de borrar lo que estaba escribiendo, (que las Gose y las Gueze no tienen nada que ver, lo que es cierto en términos etimológicos). Es que acabo de leer excelente post de Pattison (quién mejor como referencia sobre estilos alemanes) y al parecer sí es posible que haya una relación, aunque interpreto que tenue.
No son sólo los Bávaros los culpables. Acordate que cuando ellos pusieron la condición de que su ley cervecera sea la única en la nueva Alemania, el resto dijo que sí. Ellos fueron los que sacaron más beneficio. Como bien explico en la nota que escribí al respecto en Mundo Cerveza.
Las notas de Pattison y Jackson sobre el tema son muy buenas.
ResponderBorrarCierto es que el resto de alemanes,se sometieron durante la unificación con lo cual también son culpables. Sin embargo me refería más al tema de ser culpables en el hecho de expandirla y darle un carácter marcadamente proteccionista y comercial en el resto del mundo, haciendonos creer que mucha cerveza bazofia, por el simple hecho de llevar esa marca, podía enmarcarse en ese sello que tanto te gusta "Choicest Quality" jejejeje
P.S.- Anduve lejos de la comunidad por trabajo, me paso por MC a ver que cuentas de la Ley aunque algo ya me imagino jejejeje