Como ya han habido unos pocos (muy pocos, a quienes estoy muy agradecido) que enviado unas monedas virtuales para ayudarme a financiar mi libro, me pareció correcto publicar el primer reporte de progreso, para que vean que su dinero está siendo bien empleado y que no paso mi tiempo libre solamente sentado en casa cuidando de mi hija.
Empecé a recorrer los barrios de praga recopilando material y me he encontrado con bastantes lugares nuevos de prometedor aspecto. He visitado unos pocos ya, y tengo un par de historias (seguro fascinantes) para contarles.
En una pequeña calle perdida cerca de Letná está este pequeño y agradable café/bar/restaurant que sirve Pilsner Urquell, Kozel y Kácov Kvasnicové (aunque creo que es nefiltrované). Fui allí el otro día a tomar una cerveza, no creo que haga falta decirles cuál (si alguno de ustedes pensó en PU o Kozel, váyanse a leer otro blog).
Cuando el camarero, un tipo bastante relajado y algo afable, me trajo mi kvasnicové (nefiltrované, en realidad, pero no estoy 100% seguro, sea lo que sea, estaba muy buena), le pregunté qué tal se estaba vendiendo. "Es la que más vendemos", me contesto con una ligera sonrisa y un toquecito de orgullo. Lo cual me puso muy contento y renovó un poco mi fé en la humanidad.
También me generó la pregunta de cómo es que hay tantos idiotas que siguen ofreciendo basura pseudo-importada a precios de lujo, habiendo tantas cervezas checas excelentes que no sólo terminan gustando más, sino que son más baratas. (ah! Sí, son idiotas. Buena respuesta).
Unos días antes, luego de tomarme una Kout en una hospoda de Vršovice de aspecto muy aspero, pero donde me sentí más o menos bienvenido (en serio tiene mala pinta, está en un sótano y hay que tocar timbre para que te dejen entrar), noto al otro lado de la calle un snack bar (bistro, como le dicen acá) con carteles de Klášter y Ježek.
Me acerqué para tomar nota de la dirección y para la onda del lugar pensando en una futura visita. Mientras estaba parado frente a la puerta oigo detrás de mí una voz, seguramente pidiendo paso. Me hice a un lado para dejar entrar a su dueño, que resultó ser un tipo con pinta de tener tantos años como los que al menos me gustaría llegar a vivir.
Cuando cruzaba la puerta el hombre se dio vuelta y me dijo que lo acompañe porque "tady mají dobré pivo" (acá tienen buena cerveza). Como tenía tiempo y "tady mají dobré pivo" es para mí la mejor excusa en el mundo para entrar a un lugar nuevo, lo seguí. Me invitó a su mesa y se presentó. Estrechamos manos y empezó a hablar de la pizzería al paso de al lado. De ahí en más no pude entender casi nada. No sé si era porque estaba borracho o porque le faltaban la mitad de los dientes, pero la voz arrastrada de mi nuevo amigo hizo casi imposible seguir el hilo de lo que decía. Por suerte soy un maestro en el fino, pero menospreciado arte de mantener conversación educada con borrachos, así que sin problemas pude asentir, emitir sonidos de aprobación y desaprobación y hasta hacer comentarios del tipo "fakt?", "tý vole!" y "ježižemarie!" en los momentos apropiados. Cuando mi interlocutor hacía una pregunta, le pedía que la repitiese esperando entender las suficientes palabras como para tener idea de lo que quería saber. La charla fue tan agradable que este señor me invitó la cerveza (Ježek 11°, bastante buena).
En síntesis, este trabajo investigativo está rindiendo sus frutos y me está regalando interesantes experiencias personales. Qué más se puede pedir?
Gracias una vez más a las almas generosas que han contribuido a la causa (aquellos que quieren seguir sus pasos, pueden hacerlo pinchando el botón "Donar" debajo de mi foto)
Na Zdraví!
Empecé a recorrer los barrios de praga recopilando material y me he encontrado con bastantes lugares nuevos de prometedor aspecto. He visitado unos pocos ya, y tengo un par de historias (seguro fascinantes) para contarles.
En una pequeña calle perdida cerca de Letná está este pequeño y agradable café/bar/restaurant que sirve Pilsner Urquell, Kozel y Kácov Kvasnicové (aunque creo que es nefiltrované). Fui allí el otro día a tomar una cerveza, no creo que haga falta decirles cuál (si alguno de ustedes pensó en PU o Kozel, váyanse a leer otro blog).
Cuando el camarero, un tipo bastante relajado y algo afable, me trajo mi kvasnicové (nefiltrované, en realidad, pero no estoy 100% seguro, sea lo que sea, estaba muy buena), le pregunté qué tal se estaba vendiendo. "Es la que más vendemos", me contesto con una ligera sonrisa y un toquecito de orgullo. Lo cual me puso muy contento y renovó un poco mi fé en la humanidad.
También me generó la pregunta de cómo es que hay tantos idiotas que siguen ofreciendo basura pseudo-importada a precios de lujo, habiendo tantas cervezas checas excelentes que no sólo terminan gustando más, sino que son más baratas. (ah! Sí, son idiotas. Buena respuesta).
Unos días antes, luego de tomarme una Kout en una hospoda de Vršovice de aspecto muy aspero, pero donde me sentí más o menos bienvenido (en serio tiene mala pinta, está en un sótano y hay que tocar timbre para que te dejen entrar), noto al otro lado de la calle un snack bar (bistro, como le dicen acá) con carteles de Klášter y Ježek.
Me acerqué para tomar nota de la dirección y para la onda del lugar pensando en una futura visita. Mientras estaba parado frente a la puerta oigo detrás de mí una voz, seguramente pidiendo paso. Me hice a un lado para dejar entrar a su dueño, que resultó ser un tipo con pinta de tener tantos años como los que al menos me gustaría llegar a vivir.
Cuando cruzaba la puerta el hombre se dio vuelta y me dijo que lo acompañe porque "tady mají dobré pivo" (acá tienen buena cerveza). Como tenía tiempo y "tady mají dobré pivo" es para mí la mejor excusa en el mundo para entrar a un lugar nuevo, lo seguí. Me invitó a su mesa y se presentó. Estrechamos manos y empezó a hablar de la pizzería al paso de al lado. De ahí en más no pude entender casi nada. No sé si era porque estaba borracho o porque le faltaban la mitad de los dientes, pero la voz arrastrada de mi nuevo amigo hizo casi imposible seguir el hilo de lo que decía. Por suerte soy un maestro en el fino, pero menospreciado arte de mantener conversación educada con borrachos, así que sin problemas pude asentir, emitir sonidos de aprobación y desaprobación y hasta hacer comentarios del tipo "fakt?", "tý vole!" y "ježižemarie!" en los momentos apropiados. Cuando mi interlocutor hacía una pregunta, le pedía que la repitiese esperando entender las suficientes palabras como para tener idea de lo que quería saber. La charla fue tan agradable que este señor me invitó la cerveza (Ježek 11°, bastante buena).
En síntesis, este trabajo investigativo está rindiendo sus frutos y me está regalando interesantes experiencias personales. Qué más se puede pedir?
Gracias una vez más a las almas generosas que han contribuido a la causa (aquellos que quieren seguir sus pasos, pueden hacerlo pinchando el botón "Donar" debajo de mi foto)
Na Zdraví!
La Antares Witbier está elaborada con trigo maletado y sin maltear, un pequeño porcentaje de avena para emular la apariencia pálida derivadas de las proteínas de la misma, y las cáscaras de naranja y coriandro (semillas del cilantro), osea bien apegada a las recetas de wit belgas. El carácter es bastante suave resultando algo más hacia el lado de la Damm Inedit que de la Hoegaarden.
ResponderBorrarSaludos cerveceros!
Buena historia Max.
ResponderBorrarHola compañer@s, estáis invitados a una nueva edición, la número 19 ya de la Ronda, titulada
ResponderBorrarSi Sólo es cerveza...
Haya Salud