La más reciente edición del eterno debate sobre las cervezas de culto, caras, extremas, escasas, extrañas, experimentales, etc (creo que las podemos poner a todas en la misma bolsa) empezó en Irlanda luego saltó a Inglaterra, de allí cruzó el Atlántico a Canadá para terminar en, bueno, en donde sea que Stephen esté ahora.
Para hacerla corta, Beer Nut y Alan McLeod no son muy amigos de estas cervezas, mientras que a Stephen Beaumont y Mark Dredge (que quiere que haya "estrellas de rock" entre los cerveceros, pero ya voy a hablar de ello) sí que les gustan.
Desde aquí, en un pueblito cerca de Praga, estoy muy feliz que existan, en serio. Pero no es porque las considere mejores que el resto, ni porque crea que por su naturaleza automáticamente valgan el precio que se pide por muchas o nisiquiera porque tenga demasiado interés en comprarlas.
El motivo es otro. Me gusta que existan porque de una manera indiscutible rompen el estereotipo de la cerveza como "una bebida gaseosa de contenido alcohólico moderado y bajo precio que se disfruta mejor a muy bajas temperaturas", o cosas parecidas. También son muy efectivas a la hora de mostrarle al gran público que la cerveza también puede ser una bebida sofisticada, cara, ideal para maridar alta gastronomía, que se puede degustar a solas tomando pequeños sorbos para apreciar mejor su complejidad o abrirse sólo en momentos muy especiales. Sin embargo, esto no significa que vaya a perder su naturaleza de bebida popular, barata, ideal para bajar pizza, hamburguesas y otrs comidas simples, para escabiar mientras se mira un partido de fútbol, excelente para calmar la sed o ser el combustible o lubricante de un buen momento con amigos. Y esto, señores, es uno de los tantos motivos por el cual quiero tanto a la cerveza.
Claro, estas cervezas deberían ser verdaderamente especiales y no muy parecidas a otras que puedo comprar cuando más me venga en gana a una fracción del costo. También deberían tener un concepto, una idea detrás y no sólo apuntar a ser la "más algo" o cosas por el estilo, porque de esa manera terminan siendo sólo un truco marketinero.
Pero cuál es el problema con que sean sólo un truco marketinero? Qué hay si un cervecero decide manipular un poco la oferta y demanda para darle a su producto un precio ficticiamente alto? (existe esa palabra?) Una cervecería es, primero y principal, un negocio (más allá de que hay muchos que así no lo entienden) y como tal, buscará potenciar sus ganancias y su posición en el mercado. Algunas macros lo hacen abaratando su producto y mediante millonarias campañas de publicidad, sabiendo muy bien que la mayoría de la gente no se dará cuenta, y algunas micros sacan al mercado productos sobrevalorados, sabiendo muy bien que hay suficientes ingenuos que harán lo que sea por adquirirlos. Yo no tengo demasiado en contra de ello. No estoy obligado a comprar esas cervezas, ni siquiera necesito escribir sobre ellas. Si ello significa que nunca las podré tomar, que así sea. Hace rato que acepté el hecho de que existen y existirán muchas cervezas, quizás fantásticas, que nuncá podré tomar. No importa, porque hay muchas otras, también fantásticas, que he podido, puedo y quizás algún día podré tomar y disfrutar, y esas son las cervezas que me importan, y que nos deberían importar a todos.
En cuanto a los cerveceros como estrellas de rock. Entiendo lo que Mark quiere decir con esto, pero no comparto del todo su opinión.
La imagen que tengo de las estrellas de rock es egos inflados, exceso, farándula, guardaespaldas, etc. Cosas que a lo mejor, cuando era un adolescente me parecían bastante copadas, pero que ahora, que estoy cerca de los cuarenta, las veo de otro modo.
Desde que empecé a escribir he tenido la oportunidad de conocer a muchos cerveceros, maestros cerveceros y dueños de cervecerías. Casi sin excepción me encontré con gente apasionada de su trabajo (un trabajo que no es ninguna joda), que sin importar cuan respetados o admirados puedan ser, siguen siendo gente con los pies en la tierra, humildes, con quienes uno se puede sentar a charlar y tomar unas cervezas, propias u ajenas. Y así es como me gustaría que sigan siendo.
Si me dan a elegir entre un culto a la personalidad del maestro cervecero y un culto a sus cervezas, prefiero que sean las cervezas las que hablen.
Na Zdraví!
Para hacerla corta, Beer Nut y Alan McLeod no son muy amigos de estas cervezas, mientras que a Stephen Beaumont y Mark Dredge (que quiere que haya "estrellas de rock" entre los cerveceros, pero ya voy a hablar de ello) sí que les gustan.
Desde aquí, en un pueblito cerca de Praga, estoy muy feliz que existan, en serio. Pero no es porque las considere mejores que el resto, ni porque crea que por su naturaleza automáticamente valgan el precio que se pide por muchas o nisiquiera porque tenga demasiado interés en comprarlas.
El motivo es otro. Me gusta que existan porque de una manera indiscutible rompen el estereotipo de la cerveza como "una bebida gaseosa de contenido alcohólico moderado y bajo precio que se disfruta mejor a muy bajas temperaturas", o cosas parecidas. También son muy efectivas a la hora de mostrarle al gran público que la cerveza también puede ser una bebida sofisticada, cara, ideal para maridar alta gastronomía, que se puede degustar a solas tomando pequeños sorbos para apreciar mejor su complejidad o abrirse sólo en momentos muy especiales. Sin embargo, esto no significa que vaya a perder su naturaleza de bebida popular, barata, ideal para bajar pizza, hamburguesas y otrs comidas simples, para escabiar mientras se mira un partido de fútbol, excelente para calmar la sed o ser el combustible o lubricante de un buen momento con amigos. Y esto, señores, es uno de los tantos motivos por el cual quiero tanto a la cerveza.
Claro, estas cervezas deberían ser verdaderamente especiales y no muy parecidas a otras que puedo comprar cuando más me venga en gana a una fracción del costo. También deberían tener un concepto, una idea detrás y no sólo apuntar a ser la "más algo" o cosas por el estilo, porque de esa manera terminan siendo sólo un truco marketinero.
Pero cuál es el problema con que sean sólo un truco marketinero? Qué hay si un cervecero decide manipular un poco la oferta y demanda para darle a su producto un precio ficticiamente alto? (existe esa palabra?) Una cervecería es, primero y principal, un negocio (más allá de que hay muchos que así no lo entienden) y como tal, buscará potenciar sus ganancias y su posición en el mercado. Algunas macros lo hacen abaratando su producto y mediante millonarias campañas de publicidad, sabiendo muy bien que la mayoría de la gente no se dará cuenta, y algunas micros sacan al mercado productos sobrevalorados, sabiendo muy bien que hay suficientes ingenuos que harán lo que sea por adquirirlos. Yo no tengo demasiado en contra de ello. No estoy obligado a comprar esas cervezas, ni siquiera necesito escribir sobre ellas. Si ello significa que nunca las podré tomar, que así sea. Hace rato que acepté el hecho de que existen y existirán muchas cervezas, quizás fantásticas, que nuncá podré tomar. No importa, porque hay muchas otras, también fantásticas, que he podido, puedo y quizás algún día podré tomar y disfrutar, y esas son las cervezas que me importan, y que nos deberían importar a todos.
En cuanto a los cerveceros como estrellas de rock. Entiendo lo que Mark quiere decir con esto, pero no comparto del todo su opinión.
La imagen que tengo de las estrellas de rock es egos inflados, exceso, farándula, guardaespaldas, etc. Cosas que a lo mejor, cuando era un adolescente me parecían bastante copadas, pero que ahora, que estoy cerca de los cuarenta, las veo de otro modo.
Desde que empecé a escribir he tenido la oportunidad de conocer a muchos cerveceros, maestros cerveceros y dueños de cervecerías. Casi sin excepción me encontré con gente apasionada de su trabajo (un trabajo que no es ninguna joda), que sin importar cuan respetados o admirados puedan ser, siguen siendo gente con los pies en la tierra, humildes, con quienes uno se puede sentar a charlar y tomar unas cervezas, propias u ajenas. Y así es como me gustaría que sigan siendo.
Si me dan a elegir entre un culto a la personalidad del maestro cervecero y un culto a sus cervezas, prefiero que sean las cervezas las que hablen.
Na Zdraví!
jajaja, lindo estereotipo de la estrella de rock, mas parecido a un cantante melodico-romantico de moda que a un flaco spinetta!
ResponderBorrarAh, si me dieran a elegir yo sería una estrella de rock, de esas que uno idolatra de adolescente (ejem, hasta hoy) con todos los excesos y superficialidades incluídas.
ResponderBorrarCorrígeme si me equivoco, pero estás más benevolente con las cervezas especiales? (jajaj cada vez que escribo aquí debo cuidar mis palabras....a punto estuve de decir "extremas").
"Las más" de lo que sea no me parecen malo. me acuerdo que de niño uno siempre tendía a lo más (hagámos la leche con más chocolate o el pan con más jamón.....dándonos cuenta del porqué del sano equilibrio de las cosas, dejando muchas veces de lado nuestros inventos). Y si bien los cerveceros no son 100% niños (hay que vender, no? cuentas, niños, colegio, auto....cerveza) si me imagino que parte de su afán experimentador va un poco por hacer "lo más", porque sí, porque quieren hacer algo distinto. Si luego le dan al marketing desenfrenado, cosa de ellos, y de pasadita digo que no me gusta mucho la sobre exaltación de algo que no es ni valorable, pero no estoy encontra y derechamente estoy a favor de "las más". Que me gusten luego, eso es otra cosa, pero creo, y comparto absolutamente tu opinión de que quiebran lo de: "una bebida gaseosa de contenido alcohólico moderado y bajo precio que se disfruta mejor a muy bajas temperaturas".
Todo en su justa medida, se entiende, no terminaremos haciendo chelas con agua de mar....espero.
Salú!
Buen punto catador, lo de las cervezas extremas, lo de las estrellas de rock, mejor lo dejamos para la música...:)
ResponderBorrarSi bien prefiero las cervezas "simples" lo que más me gusta es que una cerveza sea buena, o mejor dicho, que me parezca buena, sin importar cómo o con qué esté hecha, como ya dije el otro día. Si una cerveza me gusta, y resulta que es "extrema", bueno, será una cerveza extrema que me gusta.
Otro de los motivos por el cual me gusta que existan estas cervezas es, como decís vos, eso de forzar los límites. Gracias a ellas el panorama cervecero es más variado. Sí habrá muchas que están terriblemente sobrevaloradas y otras que son un espanto, pero entre las cervezas "simples" también sobran ejemplos similares.
Lo que sí me fastidia un poco es la desproporcionada atención que atraen esas cervezas, pero eso es otra cosa...
Sí, estoy de acuerdo con lo de la atención extrema que algunas veces llevan esas cervezas. Si tuviera que cambiar mi vida hogareña con la mujer que amo (que sabe cocinar de modo espectacular, me entiende y acompaña siempre, me deja salir de farra con mis amigos, etc) por una noche con Scarlett Johansson, no lo haría.
ResponderBorrarEn ese sentido, la cerveza "simple", o del día a día, bien hecha, esa que uno tiene helándose en la casa a la espera de nuestra llegada luego de un cansador día, se añora enormemente.
Y hacés bien en no cambiar a tu niña por Scarlett, no te imaginás lo que ronca a la noche y ni hablar del aliento que tiene cuando se despierta....
ResponderBorrarExcelente reflexión!!! Como siempre muy interesante tu punto de vista Filósofo.
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