Tal como había anunciado el sábado pasado fui al festival Slunce ve Skle en Pilsen y no se imaginan lo bien que la pasé.
A diferencia de la vez anterior, esta vez fui solo, o mejor dicho, sin la compañía de mi mujer, por solo, solo no estuve. Había comprado un "boleto" en el autobús de Zlý Časy que salió a las 12. Por supuesto, en el autobús habían varias caras conocidas, algunas de las cuales, como Ian y su novia Petra, no había visto hacía ya rato. El viaje fue bastante ameno, la pasé hablando de cerveza con el flaco este cuyo nombre no me puedo acordar. No pudimos evitar tocar el tema de Gambrinus Nefiltrované, a mi amigo tampoco le gustó.
Llegamos a Plzeň – Černice un poco después de las 13, con mucha sed. Recibimos cada uno un vaso con el logo del templo cervecero de Nusle y hacia Purkmistr nos dirigimos.
La cosa ya estaba bastante animada. Enseguida me encontré con Evan Rail, ya con una cerveza en la mano y acompañado de su amigo tejano cuyo nombre no puedo recordar. Los saludé a ellos y a otras gente conocida y tan rápido como pude me hice de mi primera cerveza, Argent, de Pivovar U Rybiček - Stříbro, una excelente Světlý Ležák, ideal para empezar el día.
Mientras la tomaba acodado en una mesita y empezaba a absorver la atmósfera del lugar y el festival (la plaza frente a Purkmistr es muy linda), Evan comentó: "Si nos portamos bien, acá es donde vamos a terminar después de morir". Y sí, ya desde el principio uno se podía sentir casi en el paraíso. Lindo lugar, hermoso día, más de un centenar de cervezas de más de cuarenta microcervecerías. ¿Qué más se podía pedir? Bueno, sí, podrían haber habido más mujeres bonitas, seǵun el acertado comentario del amigo tejano (realmente, habían demasiados hombres), pero yo estoy felizmente casado, así que hoy por hoy, con buena cerveza, buena comida y buena compañía me alcanza y me sobra (aunque alguna golosina para los ojos nunca está de más).
De ahí en más, las cervezas fueron pasando, algunas excelentes, otras buenas y un par tirando a malitas. No anoté en ningún lado cuáles iba tomando, pero sí recuerdo que me encantaron Hastrman Staročeské Bilé de Velký Rybník, una fantástica cerveza de trigo, la Polotmavé de Pivovar Groll, de Pilsen, lo cual me puso muy contento, porque la última vez que la había probado no había estado nada buena, y la Tmavá 18º de Belveder o Permon, no me acuerdo, que fue la que cerró el día.
En medio de tanto elixir me fui encontrando con mucha gente amiga. Fue genial, cada vez que dejaba una conversación para ir a buscar otra cerveza o comida o al baño me cruzaba con alguien con quien me ponía a charlar, entre ellos, gente como Tomáš Mikulica, maestro cervecero de Chýně, Martin Matuška, dueño del pivovar del mismo nombre, Jiří Faměra, Director Técnico de K Brewery y muchos más. Pero quizás lo mejor fue ayudar a un amigo a destruir la evidencia. Se suponía tendría un stand con sus propias cervezas en el festival, pero una visita de las autoridades aduaneras lo hizo cambiar de parecer y se quedó con bastante cerveza que necesitaba ser bebida.
También pude hablar un poco con Mike y su mujer, de Odd Dog, a quienes les fue fantástico con las Brew Dog, a eso de las cinco de la tarde se les vaciaron los dos barriles que habían traído (5AM Saint y Punk IPA) y no les fue para nada mal con las botellas (yo me compré una Douple IPA de Nøgne-Ø que pinta bastante interesante). Es de destacar también el excelente trabajo que Mike hizo explicándole a la gente, de una manera muy simple, cuál era la diferencia entre las escocesas y la mayoría de las otras cervezas que estaban en oferta.
Mientras tanto la gente se fue multiplicando hasta llegar un momento en que era casi imposible caminar en el patio de Purkmistr, donde la mayoría de las cervecerías tenían sus puestos, y grande era la multitud que inundaba la plaza del frente. No me gustan las aglomeraciones, pero aquí no me sentí ni incómodo ni abrumado, por el contrario, me sentí muy a gusto, es que estaba rodeado de gente que la estaba pasando bomba y eso se podía respirar.
A las 8 el bondi nos llevó de vuelta a Praga (dormí todo el viaje) y cuando llegamos, me costó resistir la invitación de seguir la fiesta en Zlý Časy, pero estaba muy cansado, un tanto ebrio y con muchas ganas de irme a la cama.
La verdad que fue un día fabuloso. Slunce ve Skle es para mí el mejor festival cervecero en la República Checa. No le falta nada, buenos precios (la mayoría de las cervezas a 20CZK/0,3l 30CZK/0,5l), una variedad impresionante que deja satisfecho a los frikis, pero que a la vez está más orientada al bebedor promedio, todo en un atmósfera inigualable.
En síntesis, un evento que disfruté mucho, y por partida doble. Ese día mi mujer fue a la fiesta de cumpleaños de la hija de unos amigos a la cual asistieron como 16 millones de niños de entre 0 y 9 años. Y yo pasé el día en un lugar muy parecido al paraíso cuando bien podría haberlo pasado en un lugar muy parecido al infierno.
Na Zdraví!
(acá les dejo unas fotos que hice)
A diferencia de la vez anterior, esta vez fui solo, o mejor dicho, sin la compañía de mi mujer, por solo, solo no estuve. Había comprado un "boleto" en el autobús de Zlý Časy que salió a las 12. Por supuesto, en el autobús habían varias caras conocidas, algunas de las cuales, como Ian y su novia Petra, no había visto hacía ya rato. El viaje fue bastante ameno, la pasé hablando de cerveza con el flaco este cuyo nombre no me puedo acordar. No pudimos evitar tocar el tema de Gambrinus Nefiltrované, a mi amigo tampoco le gustó.
Llegamos a Plzeň – Černice un poco después de las 13, con mucha sed. Recibimos cada uno un vaso con el logo del templo cervecero de Nusle y hacia Purkmistr nos dirigimos.
La cosa ya estaba bastante animada. Enseguida me encontré con Evan Rail, ya con una cerveza en la mano y acompañado de su amigo tejano cuyo nombre no puedo recordar. Los saludé a ellos y a otras gente conocida y tan rápido como pude me hice de mi primera cerveza, Argent, de Pivovar U Rybiček - Stříbro, una excelente Světlý Ležák, ideal para empezar el día.
Mientras la tomaba acodado en una mesita y empezaba a absorver la atmósfera del lugar y el festival (la plaza frente a Purkmistr es muy linda), Evan comentó: "Si nos portamos bien, acá es donde vamos a terminar después de morir". Y sí, ya desde el principio uno se podía sentir casi en el paraíso. Lindo lugar, hermoso día, más de un centenar de cervezas de más de cuarenta microcervecerías. ¿Qué más se podía pedir? Bueno, sí, podrían haber habido más mujeres bonitas, seǵun el acertado comentario del amigo tejano (realmente, habían demasiados hombres), pero yo estoy felizmente casado, así que hoy por hoy, con buena cerveza, buena comida y buena compañía me alcanza y me sobra (aunque alguna golosina para los ojos nunca está de más).
De ahí en más, las cervezas fueron pasando, algunas excelentes, otras buenas y un par tirando a malitas. No anoté en ningún lado cuáles iba tomando, pero sí recuerdo que me encantaron Hastrman Staročeské Bilé de Velký Rybník, una fantástica cerveza de trigo, la Polotmavé de Pivovar Groll, de Pilsen, lo cual me puso muy contento, porque la última vez que la había probado no había estado nada buena, y la Tmavá 18º de Belveder o Permon, no me acuerdo, que fue la que cerró el día.
En medio de tanto elixir me fui encontrando con mucha gente amiga. Fue genial, cada vez que dejaba una conversación para ir a buscar otra cerveza o comida o al baño me cruzaba con alguien con quien me ponía a charlar, entre ellos, gente como Tomáš Mikulica, maestro cervecero de Chýně, Martin Matuška, dueño del pivovar del mismo nombre, Jiří Faměra, Director Técnico de K Brewery y muchos más. Pero quizás lo mejor fue ayudar a un amigo a destruir la evidencia. Se suponía tendría un stand con sus propias cervezas en el festival, pero una visita de las autoridades aduaneras lo hizo cambiar de parecer y se quedó con bastante cerveza que necesitaba ser bebida.
También pude hablar un poco con Mike y su mujer, de Odd Dog, a quienes les fue fantástico con las Brew Dog, a eso de las cinco de la tarde se les vaciaron los dos barriles que habían traído (5AM Saint y Punk IPA) y no les fue para nada mal con las botellas (yo me compré una Douple IPA de Nøgne-Ø que pinta bastante interesante). Es de destacar también el excelente trabajo que Mike hizo explicándole a la gente, de una manera muy simple, cuál era la diferencia entre las escocesas y la mayoría de las otras cervezas que estaban en oferta.
Mientras tanto la gente se fue multiplicando hasta llegar un momento en que era casi imposible caminar en el patio de Purkmistr, donde la mayoría de las cervecerías tenían sus puestos, y grande era la multitud que inundaba la plaza del frente. No me gustan las aglomeraciones, pero aquí no me sentí ni incómodo ni abrumado, por el contrario, me sentí muy a gusto, es que estaba rodeado de gente que la estaba pasando bomba y eso se podía respirar.
A las 8 el bondi nos llevó de vuelta a Praga (dormí todo el viaje) y cuando llegamos, me costó resistir la invitación de seguir la fiesta en Zlý Časy, pero estaba muy cansado, un tanto ebrio y con muchas ganas de irme a la cama.
La verdad que fue un día fabuloso. Slunce ve Skle es para mí el mejor festival cervecero en la República Checa. No le falta nada, buenos precios (la mayoría de las cervezas a 20CZK/0,3l 30CZK/0,5l), una variedad impresionante que deja satisfecho a los frikis, pero que a la vez está más orientada al bebedor promedio, todo en un atmósfera inigualable.
En síntesis, un evento que disfruté mucho, y por partida doble. Ese día mi mujer fue a la fiesta de cumpleaños de la hija de unos amigos a la cual asistieron como 16 millones de niños de entre 0 y 9 años. Y yo pasé el día en un lugar muy parecido al paraíso cuando bien podría haberlo pasado en un lugar muy parecido al infierno.
Na Zdraví!
(acá les dejo unas fotos que hice)
Excelente material, te felicito!!!
ResponderBorrar",de una manera muy simple, cuál era la diferencia entre las escocesas y la mayoría de las otras cervezas que estaban en oferta."
ResponderBorrarCómo lo explicaba?
Que las cervezas eran de alta fermentación, aclarando, por las dudas, que casi todas las cervezas que había en el festival eran de baja, que eran muy amargas y aromáticas y que estaban elaboradas con otros lúpulos y alguna otra cosa por el estilo, no me acuerdo de memoria el guión.
ResponderBorrarMuy fácil, la gente le prestaba atención, tomaba y se sorprendía por lo diferentes que eran.