Hacé click acá si querés ver cómo fue el primer día
Me desperté un poco después de las ocho, o mejor dicho, me despertó mi vejiga y ya era algo tarde para andar negociando con ella. Salí a la calle en busca de desayuno (el paquete no lo incluía y no quise pagar 12EU por el del hotel). Lamentablemente no había ningún bierstübe o biergarten abierto cerca así que me tuve que contentar con una panadería cafetería (excelente pretzel, muy buen croissant, espantoso café).
Con algo medianamente sólido en el estómago empecé a caminar siguiendo mis pies. Luego de un rato me acordé de los que nos habían advertido, salvo panaderías y estaciones de servicio, el domingo cierra todo en Alemania (civilizados estos alemanes). Fui entonces en rumbo al Getränkemarkt que estaba cerca del hotel.
Los Getränkemarkt son algo maravilloso. Este en particular era tamaño supermercado y estaba lleno de escabio. Por supuesto que también tenían un impresionante surtido de cervezas regionales. Me encontré ahí con Standa, un compañero de viaje y conocedor de cervezas alemanas que me dio un par de consejos. Paré a las seis botellas, podría haber comprado un montón más, pero no tenía ganas de tener que cargar 30kg cuando volviésemos a Praga el domingo a la noche.
Volví al hotel a dejar las compras y algo hizo que recordara que este sería un día cerveceramente muy intenso así que fui a la estación de servicio al otro lado de la calle y buscar algo más para desayunar, algo que me pueda preparar para lo que vendría.
Además de las ubicuas multinacionales de producción masiva como Paulaner, Beck's y Bittburger, la estación de servicio tenía una más que decente selección de cervezas regionales. Elegí una Landbier que estaba lo suficientemente fría y resultó lo suficientemente decente como para tomar directo de la botella.
A las diez nos subimos todos al autobús y nos pusimos en camino hacia nuestra primera parada del día, la ciudad prometida de Bamberg (previa parada en Erlanger para, una vez más, recoger a Daša).
Hacía mucho que tenía ganas de visitar Bamberg, así que estaba tremendamente entusiasmado. La ciudad la verdad que no decepcionó. Es hermosa (hice varias fotos, pero el día estaba bastante feo y no le hacen justicia a la ciudad). Es una de las pocas ciudades alemanas de su tamaño o más grandes que no fueron destruídas durante la Segunda Guerra Mundial. Todo su casco histórico es original y vale la pena ser visitado. Tampoco decepcionó desde el punto de vista cervecero, lejos de ello.
La excursión uncluía una visita guiada al Museo Cervecero de Bamberg. Es interesante aprender cómo la cervecera era elaborada en el pasado, pero ni ahí tan interesante como experimentar cómo la cerveza es tomada en el presente, así que ya de antemano había decidido en lugar del museo visitaría cervecerías.
Por suerte no fui el único, Tomáš Erlich, presidente del SPP y Petr Buriánek, creador de las recetas de las cervezas especiales de Zlý Časy, me acompañaron. Petr ya había estado en Bamberg en más de una oportunidad y fue un muy buen guía. Nuestra primera parada fue Brauerei Fässla.
De todas las que visitaríamos ese día, Fässla es por lejos la menos turística. Su stübe es un favorito de los choborras locales, pero aun así tiene su onda. La entrada es un largo corredor con las paredes manchadas de nicotina, un par de mesas siempre reservadas para stammgëste y una ventana con el tirador. Hay también un salón, pero no entramos, fuimos directo al patio en la parte de atrás. Allí tomamos una sorprendentemente buena Pils y una Lagerbier del montón.
De ahí cruzamos la calle a la segunda parada, Brauerei Spezial, la otra cervecería de Bamberg que elabora Rauchbier. Su stübe es un lugar ya más decente, más familiar. Era el mediodía y estaba repleto, tuvimos suerte de encontrar una mesa libre en un rincón. Nos pedimos, por supuesto, la spezialidad (soy un pillo con las palabras) de la casa, la Rauchbier.
Cualquiera que insista que Rauchbier es un estilo, no tiene puta idea de lo que está hablando. La de Spezial no podría haber sido más diferente de la de, por ejemplo, Schlenkerla. Ámbar amarronado, cristalino, con notas que van más hacia la madera que al tocino. Deliciosa, gloriosa.
Estábamos seriamente pensando en quedarnos ahí a comer algo y seguir tomando, pero un SMS nos avisó que el resto del grupo ya había terminado la visita al museo y se encontraban en camino a Schlenkerla. La comida puede esperar, la cerveza no. Pagamos y a paso redoblado cruzamos una vez más el río.
¿Qué decir de Brauerei Schlenkerla? (Además de que ya tan "brauerei" no es). Es un lugar espectacular que transpira antigüedad. Estaba repleto, así que no nos quedó más que ir al patio y tomar de dorapa con el resto del grupo.
La Märzen de Schlenkerla fue la primera ahumada que tomé en mi vida, y fue un enamoramiento a primer sorbo. Es también una cerveza que conozco bien, la he tomado varias veces de barril en Praga y sus botellas son habitantes habituales de mi bodega. Pero tomarla en el mismo Schlenkerla y tirada por gravedad es algo totalmente diferente. ¡Puta madre! ¡Qué cervezón!
Cuando paró de llover algunos nos movimos al patio para seguir tomando un poco más mientras charlábamos y comentábamos lo que habíamos visto y tomado.
Lamentablemente, no fue demasiado el tiempo que tuvimos para quedarnos, había todavía bastante por hacer y era hora de empezar a movernos. La siguiente parada fue gracias a Daša, que había logrado que nos permitan visitar la Maltería Weyermann, la empresa donde ella trabaja.
Weyermann, que ha sido propiedad de la misma familia por más de 150 años, es una de las malterías más reconocidas del mundo, proveen de maltas especiales a un gran número de cervecerías checas y, por supuesto, alemanas, pero sus maltas son también utilizadas para elaborar cervezas en Japón, Estados Unidos, Sudáfrica, etc. En total, elaboran 80 tipos de maltas, no sólo para la industria cervecera, sin también para destilerías, panaderías, etc.
Tengo que confesar que al principio la idea no me entusiasmó demasiado. Quería seguir tomando, pero al final, terminé muy contento con la visita. El edificio en sí, es muy lindo y pudimos entrar a la cámara de germinación y ver cómo esta parte del proceso aun se lleva a cabo con el método tradicional. De ahí pasamos al lugar donde el grano se tuesta, en donde pudimos probar algunas de las maltas especializadas que Weyermann produce. Fue increíble comer malta chocolate de centeno y ver que sabía a chocolate amargo de primera calidad (cómo me gustaría probar una cerveza elaborada con este ingrediente). Lo único que lamentamos es que no había nadie en la fábrica experimental que funciona en el predio de la maltería. Había algunas cosas madurando que me hubiesen gustado mucho probar.
Una vez que terminó la pausa educativa, fuimos a la (para Tomáš, Petr y yo) cuarta brauerei del día, Mahr's.
Hace cosa de dos meses había reseñado unas cervezas de Mahr's para Pivo, Bier & Ale y su Kellerbier me había encantado. Me moría de ganas de probarla en su estado natural, tirada por gravedad.
Pavel Borowiec había dicho que el bierstübe de Mahr's era uno de los más lindos, y tenía razón. Es más bien íntimo, con techo bajo y casi negro, muy acojedor. El tipo de lugar en el que uno se quiere refugiar en un día frío y/o lluvioso.
La Keller no falló, en ningún sentido. En el bar estaba el barril desde donde la cerveza se sirve con un grifo que se pincha a este (vimos el "ritual") y estaba majestuosa, mejor que un mañanero. Tomamos un par de vasos, apretados alrededor de una mesa, hablando y riéndonos mucho. ¡Qué lindo es ir a un pub y sentarse con amigos a tomar cerveza! Pocos placeres se comparan en esta vida.
Tranquilamente nos hubiésemos quedado allí hasta, bueno hasta hoy, creo, de no ser por el pequeño inconveniente que los fines de semana no sirven comida en Mahr's. Con algo de tristeza dejamos este hermoso Schenk atrás y fuimos en busca de algo sólido para poner en nuestros estómagos.
El lugar resultó no estar nada mal. Löwenbräu Keller (a no confundirse con la marca del mismo nombre de Munich). Nada memorable, pero tampoco nada mal en la decoración. Nos atendieron muy bien y la comida una vez más cerdo con la guarnición casi obligada, una vez más buenísima y una a 7EU, muy buen precio si se tiene en cuenta la calidad y tamaño de la porción. La cerveza, una Keller que hacía correctamente su trabajo sin esforzarse demasiado. Lástima que el día estaba tan feo, porque el Biergarten de este Keller era hermoso. Nos chupamos los dedos, terminamos nuestras cervezas y nos fuimos a Forchheim para una nueva dosis de Annafest.
Esta vez empezamos por la parte baja del Kellerwald. El primer Maß fue de Weissenohe, que resultó ser quizás la peor de todo el fin de semana. A diferencia de las demás estaba tirada por presión, y demasiada. No me gustó, pero tomé igual.
De ahí nos fuimos al Löwenbraukeller. Su Festbier estaba decididamente mejor que la Keller que habíamos tomado un rato antes.
El siguiente maß fue gentileza (bueno, tanta gentileza no fue, me costó 6,90EU) de St. Georgen. Su Kellerbier aparece de tanto en tanto en Zlý Časy y se la recomiendo a cualquiera que la vea. Su Festbier es también muy buena. La que más me gustó esa noche.
Me dijeron también que tomé un Maß de Greif, lo cual puede no no ser cierto. Ya para esa altura no le estaba prestando demasiada atención a lo que estaba tomando. Solo me acuerdo que la estaba pasando como pocas veces la había pasado en mi vida. Terminé la noche con Pavel Borowiec y alguién más mirando el concierto de una banda que la rompía con música tipo Blues Brothers y cantando a viva voz con cada uno de los temazos que tocaban.
Volvimos al bondi compartiendo un Maß de algo, felices de estar vivos en ese lugar y en ese momento.
Me fui a dormir bien pasada la medianoche, evidentemente más ebrio de lo que había terminado la noche anterior y todavía quedaba un día.
Na Zdraví!
Me desperté un poco después de las ocho, o mejor dicho, me despertó mi vejiga y ya era algo tarde para andar negociando con ella. Salí a la calle en busca de desayuno (el paquete no lo incluía y no quise pagar 12EU por el del hotel). Lamentablemente no había ningún bierstübe o biergarten abierto cerca así que me tuve que contentar con una panadería cafetería (excelente pretzel, muy buen croissant, espantoso café).
Con algo medianamente sólido en el estómago empecé a caminar siguiendo mis pies. Luego de un rato me acordé de los que nos habían advertido, salvo panaderías y estaciones de servicio, el domingo cierra todo en Alemania (civilizados estos alemanes). Fui entonces en rumbo al Getränkemarkt que estaba cerca del hotel.
Los Getränkemarkt son algo maravilloso. Este en particular era tamaño supermercado y estaba lleno de escabio. Por supuesto que también tenían un impresionante surtido de cervezas regionales. Me encontré ahí con Standa, un compañero de viaje y conocedor de cervezas alemanas que me dio un par de consejos. Paré a las seis botellas, podría haber comprado un montón más, pero no tenía ganas de tener que cargar 30kg cuando volviésemos a Praga el domingo a la noche.
Volví al hotel a dejar las compras y algo hizo que recordara que este sería un día cerveceramente muy intenso así que fui a la estación de servicio al otro lado de la calle y buscar algo más para desayunar, algo que me pueda preparar para lo que vendría.
Además de las ubicuas multinacionales de producción masiva como Paulaner, Beck's y Bittburger, la estación de servicio tenía una más que decente selección de cervezas regionales. Elegí una Landbier que estaba lo suficientemente fría y resultó lo suficientemente decente como para tomar directo de la botella.
A las diez nos subimos todos al autobús y nos pusimos en camino hacia nuestra primera parada del día, la ciudad prometida de Bamberg (previa parada en Erlanger para, una vez más, recoger a Daša).
Hacía mucho que tenía ganas de visitar Bamberg, así que estaba tremendamente entusiasmado. La ciudad la verdad que no decepcionó. Es hermosa (hice varias fotos, pero el día estaba bastante feo y no le hacen justicia a la ciudad). Es una de las pocas ciudades alemanas de su tamaño o más grandes que no fueron destruídas durante la Segunda Guerra Mundial. Todo su casco histórico es original y vale la pena ser visitado. Tampoco decepcionó desde el punto de vista cervecero, lejos de ello.
La excursión uncluía una visita guiada al Museo Cervecero de Bamberg. Es interesante aprender cómo la cervecera era elaborada en el pasado, pero ni ahí tan interesante como experimentar cómo la cerveza es tomada en el presente, así que ya de antemano había decidido en lugar del museo visitaría cervecerías.
Por suerte no fui el único, Tomáš Erlich, presidente del SPP y Petr Buriánek, creador de las recetas de las cervezas especiales de Zlý Časy, me acompañaron. Petr ya había estado en Bamberg en más de una oportunidad y fue un muy buen guía. Nuestra primera parada fue Brauerei Fässla.
De todas las que visitaríamos ese día, Fässla es por lejos la menos turística. Su stübe es un favorito de los choborras locales, pero aun así tiene su onda. La entrada es un largo corredor con las paredes manchadas de nicotina, un par de mesas siempre reservadas para stammgëste y una ventana con el tirador. Hay también un salón, pero no entramos, fuimos directo al patio en la parte de atrás. Allí tomamos una sorprendentemente buena Pils y una Lagerbier del montón.
De ahí cruzamos la calle a la segunda parada, Brauerei Spezial, la otra cervecería de Bamberg que elabora Rauchbier. Su stübe es un lugar ya más decente, más familiar. Era el mediodía y estaba repleto, tuvimos suerte de encontrar una mesa libre en un rincón. Nos pedimos, por supuesto, la spezialidad (soy un pillo con las palabras) de la casa, la Rauchbier.
Cualquiera que insista que Rauchbier es un estilo, no tiene puta idea de lo que está hablando. La de Spezial no podría haber sido más diferente de la de, por ejemplo, Schlenkerla. Ámbar amarronado, cristalino, con notas que van más hacia la madera que al tocino. Deliciosa, gloriosa.
Estábamos seriamente pensando en quedarnos ahí a comer algo y seguir tomando, pero un SMS nos avisó que el resto del grupo ya había terminado la visita al museo y se encontraban en camino a Schlenkerla. La comida puede esperar, la cerveza no. Pagamos y a paso redoblado cruzamos una vez más el río.
¿Qué decir de Brauerei Schlenkerla? (Además de que ya tan "brauerei" no es). Es un lugar espectacular que transpira antigüedad. Estaba repleto, así que no nos quedó más que ir al patio y tomar de dorapa con el resto del grupo.
La Märzen de Schlenkerla fue la primera ahumada que tomé en mi vida, y fue un enamoramiento a primer sorbo. Es también una cerveza que conozco bien, la he tomado varias veces de barril en Praga y sus botellas son habitantes habituales de mi bodega. Pero tomarla en el mismo Schlenkerla y tirada por gravedad es algo totalmente diferente. ¡Puta madre! ¡Qué cervezón!
Cuando paró de llover algunos nos movimos al patio para seguir tomando un poco más mientras charlábamos y comentábamos lo que habíamos visto y tomado.
Lamentablemente, no fue demasiado el tiempo que tuvimos para quedarnos, había todavía bastante por hacer y era hora de empezar a movernos. La siguiente parada fue gracias a Daša, que había logrado que nos permitan visitar la Maltería Weyermann, la empresa donde ella trabaja.
Weyermann, que ha sido propiedad de la misma familia por más de 150 años, es una de las malterías más reconocidas del mundo, proveen de maltas especiales a un gran número de cervecerías checas y, por supuesto, alemanas, pero sus maltas son también utilizadas para elaborar cervezas en Japón, Estados Unidos, Sudáfrica, etc. En total, elaboran 80 tipos de maltas, no sólo para la industria cervecera, sin también para destilerías, panaderías, etc.
Tengo que confesar que al principio la idea no me entusiasmó demasiado. Quería seguir tomando, pero al final, terminé muy contento con la visita. El edificio en sí, es muy lindo y pudimos entrar a la cámara de germinación y ver cómo esta parte del proceso aun se lleva a cabo con el método tradicional. De ahí pasamos al lugar donde el grano se tuesta, en donde pudimos probar algunas de las maltas especializadas que Weyermann produce. Fue increíble comer malta chocolate de centeno y ver que sabía a chocolate amargo de primera calidad (cómo me gustaría probar una cerveza elaborada con este ingrediente). Lo único que lamentamos es que no había nadie en la fábrica experimental que funciona en el predio de la maltería. Había algunas cosas madurando que me hubiesen gustado mucho probar.
Una vez que terminó la pausa educativa, fuimos a la (para Tomáš, Petr y yo) cuarta brauerei del día, Mahr's.
Hace cosa de dos meses había reseñado unas cervezas de Mahr's para Pivo, Bier & Ale y su Kellerbier me había encantado. Me moría de ganas de probarla en su estado natural, tirada por gravedad.
Pavel Borowiec había dicho que el bierstübe de Mahr's era uno de los más lindos, y tenía razón. Es más bien íntimo, con techo bajo y casi negro, muy acojedor. El tipo de lugar en el que uno se quiere refugiar en un día frío y/o lluvioso.
La Keller no falló, en ningún sentido. En el bar estaba el barril desde donde la cerveza se sirve con un grifo que se pincha a este (vimos el "ritual") y estaba majestuosa, mejor que un mañanero. Tomamos un par de vasos, apretados alrededor de una mesa, hablando y riéndonos mucho. ¡Qué lindo es ir a un pub y sentarse con amigos a tomar cerveza! Pocos placeres se comparan en esta vida.
Tranquilamente nos hubiésemos quedado allí hasta, bueno hasta hoy, creo, de no ser por el pequeño inconveniente que los fines de semana no sirven comida en Mahr's. Con algo de tristeza dejamos este hermoso Schenk atrás y fuimos en busca de algo sólido para poner en nuestros estómagos.
El lugar resultó no estar nada mal. Löwenbräu Keller (a no confundirse con la marca del mismo nombre de Munich). Nada memorable, pero tampoco nada mal en la decoración. Nos atendieron muy bien y la comida una vez más cerdo con la guarnición casi obligada, una vez más buenísima y una a 7EU, muy buen precio si se tiene en cuenta la calidad y tamaño de la porción. La cerveza, una Keller que hacía correctamente su trabajo sin esforzarse demasiado. Lástima que el día estaba tan feo, porque el Biergarten de este Keller era hermoso. Nos chupamos los dedos, terminamos nuestras cervezas y nos fuimos a Forchheim para una nueva dosis de Annafest.
Esta vez empezamos por la parte baja del Kellerwald. El primer Maß fue de Weissenohe, que resultó ser quizás la peor de todo el fin de semana. A diferencia de las demás estaba tirada por presión, y demasiada. No me gustó, pero tomé igual.
De ahí nos fuimos al Löwenbraukeller. Su Festbier estaba decididamente mejor que la Keller que habíamos tomado un rato antes.
El siguiente maß fue gentileza (bueno, tanta gentileza no fue, me costó 6,90EU) de St. Georgen. Su Kellerbier aparece de tanto en tanto en Zlý Časy y se la recomiendo a cualquiera que la vea. Su Festbier es también muy buena. La que más me gustó esa noche.
Me dijeron también que tomé un Maß de Greif, lo cual puede no no ser cierto. Ya para esa altura no le estaba prestando demasiada atención a lo que estaba tomando. Solo me acuerdo que la estaba pasando como pocas veces la había pasado en mi vida. Terminé la noche con Pavel Borowiec y alguién más mirando el concierto de una banda que la rompía con música tipo Blues Brothers y cantando a viva voz con cada uno de los temazos que tocaban.
Volvimos al bondi compartiendo un Maß de algo, felices de estar vivos en ese lugar y en ese momento.
Me fui a dormir bien pasada la medianoche, evidentemente más ebrio de lo que había terminado la noche anterior y todavía quedaba un día.
Na Zdraví!
Pivini , realmente te tengo envidia sana , que grande loco , que aguente , yo creo que chupando ni la mitad , no podria aguantar , verdaderamente admirativo.
ResponderBorrarpregunta cuantos litros en total , si se puede decir ? jajaja
Che una pregunta tecnica , son todas lager de fermentacion baja ?
Y segundo en chequia hay birras de fermentacion alta ?
saludos
omar
Omar,
ResponderBorrarProbé alguna Weizen que otra, pero lo que tomé fueron todas lager de fermentación baja.
Sí, acá se hacen cervezas de fermentación alta. Hay bastantes Weizen (algunas muy buenas) y hay un par de micros que se han especializado en Ales y Stouts, y en muchos casos, estas y las que hacen otros, son también muy buenas.
Calculo que ese día tomé alrededor de 10l. Una barbaridad...
Que importa , pero que lindo con gente amiga , che .
ResponderBorrarCuando me decis ales y stouts , las stouts son ales? las weizen son ales tambien , todas las de fermt alta son ales ? o me equivoco , pregunto para informarme yo , porque estube viendo unos documentales en you tube , La historia de la cerveza y Mavillas del mundo ( la cerveza ) que esta muy buenos y eso entendi.
saludos
omar
mi record a los 28 años fueron 5 litros una sola vez( palermo te acordas , guaj) ,
yo al litro y medio fundo viela ( y si son belgas antes , jajajaja)
Ninguna cerveza clásica alemana de fermentación alta es Ale y, a pesar de lo que muchos creen, tampoco lo son la mayoría de las belgas (es una cuestión histórica y lingüística). En el caso de las porter/stout (y, curiosamente, hasta Pale Ale) la diferencia desde el punto de vista cultural ya casi ha desaparecido, pero históricamente a estas cervezas se las llamaba "beers", mientras que las otras eran "ales". Supo haber hasta, creo, bien entrado el siglo 19 cervecerías especializadas en la elaboración de unas y otras y en algún momento hasta tuvieron gravámenes diferentes una de otra. Es algo así como la diferencia en francés entre "Bière" y "Cervoise".
ResponderBorrarAh , me tengo que comparar unbuen libre de la historia de la birra , que recomendas
ResponderBorrarsaludos
omar
y falta la tercera parte no te olvides ?jajaja
Estuve esperando esta reseña.Como dije en el post anterior del festival "sana envidia" son las palabras correctas para comentar después de leer semejante Tour cervecero..
ResponderBorrar10l de Buena cerveza, que no hay que contar cuando uno la pasa bien con amigos jaja lo que si hay que felicitarte porq a pesar de los 10l recordastes todo perfecto ! jaja
A nosotros nos queda conformarnos con la Paulaner,Becks y el barrilito de 5L de Bittburger..
Cheers !
Zidd,
ResponderBorrarSchlenkerla tiene una tienda on-line que envía a toda europa a precios razonables... incluso barriles de 5 litros!
No es lo mismo que beberla allí... pero no te tienes que resignar a una Becks ;)
Yo estuve en Bamberg el año pasado y este post me ha traído muy buenos recuerdos.
Disfruta el viaje Max!
Si vas a visitar Nüremberg, hay un Pub cerca del castillo que se llama Hutt'n en el que se come bien y que está especializado en cervezas de Franconia. Suele tener 5 barriles que van rotando cada día y en botella unas 15 variedades.
El trato es excelente: El dueño, como yo no hablo alemán ni él ingles, al ver que soy un 'friki' cervecero, buscó entre los clientes a alguien que hablara inglés para hacer de intérprete, nos dió a probar todas la cervezas que tenía pinchadas y de un par de barriles de madera que le acababan de llegar, nos estuvo explicando cosas sobre cada una de ellas y sobre las fábricas, y al irnos, nos invitó a licores de hiervas caseros... increible!
Impresionante Max! que pedazo de viaje!
ResponderBorrarJusto ayer estuvimos varios cerveceros haciendo cerveza artesanal dentro del local de Antares en Palermo y hablabamos de las maltas y de la Weyermann que es la mejor que llega al país y que por culpa del gobierno esta frenada la importación y hay containers varados en la aduana. Que loco que estuviste ahi!
En cualquier momento se me da el viaje y te voy a seguir los pasos! ;)
Un comentario más de blog que de cerveza. Porque me ha hecho ilusión verte en Bamberg. Hace poco comentabas que era un viaje de los que querías hacer.
ResponderBorrarEres uno de esos tipos que primero tiene un sueño, luego un deseo, después una posibilidad y al final un recuerdo. Sos un groso, Max.
Josetxo, tengo que admitir que había descartado la posibilidad de poder viajar a Bamberg tan pronto y me encantó poder hacerlo así, con un grupo de choborras como soy yo. La pasamos genial, aunque el problema es que ahora tengo ganas de repetir, jeje.
ResponderBorrarDaniel, si voy a Nürenmberg de nuevo voy a tener en cuenta este lugar, gracias por el dato!
Gala, si venís para acá, ya sabés dónde encontrarme.
te vi en el programa clase turista y me pareció estupendo lo que haces...te felicito porque sos una gran persona
ResponderBorrarme gustaria me contestes pronto para que sepas que en argentina(la rioja) todos estamos muy contentos de tener un argentino en ese rincon del mundo.feliz nadidad.mi mail es diegodiaz279@yahoo.com.ar
ResponderBorrar