El otro día paré en Zlý Časy a tomar un par de birras. Como es mi costumbre, abrí la sesión con una buena ležák (Tambor 11º, que estaba descomunal de buena) para calmar la sed y ver qué más había en los otros 23 grifos.
Charla de por medio con un par de los parroquianos, decidí que la Sametový Ale de Žamberk sería mi siguiente cerveza (no sin antes pensar en pedirme otra Tambor o quizás una Mahr's Kellerbier).
Apuesta cerveza, de muy buen aspecto en el nonic que me la sirvieron. Apenas un dedo de espuma ligeramente beige, espesa y cremosa, la cerveza, de un color ámbar polotmavé. Lástima no haber tenido la cámara de fotos encima. Cuando acerco la nariz ya lo de "Ale" no estaba del todo claro, el aroma que se percibía era más bien el clavo de olor de una weizen, mientras que el sabor era más bien el de alguna dampfbier que he probado, donde sí había acertado el nombre era con lo de "Sametový". La cerveza tenía una textura agradablemente aterciopelada ("samet" en checo es terciopelo). De Ale no tenía mucho, de interesante, tenía bastante. Quedé satisfecho.
Le siguió Pauliner, de Třebonice. Más que su nombre, me llamó la atención su descripción, "Čokoladový Weizen" decía su carta técnica. Pensé, claro, que estaba elaborada con (extracto de) chocolate, pero al leer la lista de ingredientes (qué buena idea la de Aliance P.I.V.) vi que en realidad estaba elaborada, entre otras, con malta chocolate de trigo. Mi compañero de mesa también la pidió y no se lo veía muy convencido, de todos modos, decidí que le daría una oportunidad, le tengo mucha fe a David, el creador de esta cerveza.
Pauliner es una de las cervezas de trigo más oscuras que he visto en mi vida. Es muy negra y de apariencia impresionante. Empieza aflojar ya desde el aroma, casi nada, apenas un dejo de manzanas verdes que no le cae del todo bien. La prometida, o esperada, complejidad de las maltas brillaba por su ausencia, había algún tostadito, sí, pero no el suficiente, y pesar de ser una 12º con apenas 4,3% de alcohol, se la sentía muy ligera. Me dejó pensando que quizás las levaduras utilizadas no eran las más adecuadas, pero sobre todo, me dejó bastante decepcionado.
Los nombres y categorizaciones de cervezas suelen generar expectativas, y tal es el caso de estas dos cervezas. Pauliner falló porque no me dio casi nada de lo que estaba esperando, a pesar de que luego de leer la ficha de la cerveza, había descartado la presencia de cualquier producto elaborado a base de cacao, pero creo que no me hubiese satisfecho incluso si me la hubiesen dado a ciegas.
Sametový Ale la tenía un poco más fácil. "Ale" es una categorización bastante amplia, incluso eliminando todas aquellas cervezas de fermentación alta que de manera errónea son categorizadas como Ale. A pesar de ello, tampoco cumplió con las expectativas, y a pesar de ello, me gustó y cuando lo que tengo en el vaso me gusta, lo pueden llamar y categorizar "Honza", no me importa, no es mi problema y creo que a la mayoría de la gente tampoco le importa.
Sin embargo, hay gente (y cada vez van a ser más, y no incluyo aquí a aquellos pueden discutir si una cerveza es una Old Ale o Barley Wine) a quienes sí le importa y, no sin razón, el que una cerveza no cumpla con las expectativas generadas por su nombre y/o categorización va a afectar su juicio y esto es algo que los elaboradores deberían tener en cuenta a la hora de bautizar y etiquetar sus creaciones.
Na Zdraví!
Charla de por medio con un par de los parroquianos, decidí que la Sametový Ale de Žamberk sería mi siguiente cerveza (no sin antes pensar en pedirme otra Tambor o quizás una Mahr's Kellerbier).
Apuesta cerveza, de muy buen aspecto en el nonic que me la sirvieron. Apenas un dedo de espuma ligeramente beige, espesa y cremosa, la cerveza, de un color ámbar polotmavé. Lástima no haber tenido la cámara de fotos encima. Cuando acerco la nariz ya lo de "Ale" no estaba del todo claro, el aroma que se percibía era más bien el clavo de olor de una weizen, mientras que el sabor era más bien el de alguna dampfbier que he probado, donde sí había acertado el nombre era con lo de "Sametový". La cerveza tenía una textura agradablemente aterciopelada ("samet" en checo es terciopelo). De Ale no tenía mucho, de interesante, tenía bastante. Quedé satisfecho.
Le siguió Pauliner, de Třebonice. Más que su nombre, me llamó la atención su descripción, "Čokoladový Weizen" decía su carta técnica. Pensé, claro, que estaba elaborada con (extracto de) chocolate, pero al leer la lista de ingredientes (qué buena idea la de Aliance P.I.V.) vi que en realidad estaba elaborada, entre otras, con malta chocolate de trigo. Mi compañero de mesa también la pidió y no se lo veía muy convencido, de todos modos, decidí que le daría una oportunidad, le tengo mucha fe a David, el creador de esta cerveza.
Pauliner es una de las cervezas de trigo más oscuras que he visto en mi vida. Es muy negra y de apariencia impresionante. Empieza aflojar ya desde el aroma, casi nada, apenas un dejo de manzanas verdes que no le cae del todo bien. La prometida, o esperada, complejidad de las maltas brillaba por su ausencia, había algún tostadito, sí, pero no el suficiente, y pesar de ser una 12º con apenas 4,3% de alcohol, se la sentía muy ligera. Me dejó pensando que quizás las levaduras utilizadas no eran las más adecuadas, pero sobre todo, me dejó bastante decepcionado.
Los nombres y categorizaciones de cervezas suelen generar expectativas, y tal es el caso de estas dos cervezas. Pauliner falló porque no me dio casi nada de lo que estaba esperando, a pesar de que luego de leer la ficha de la cerveza, había descartado la presencia de cualquier producto elaborado a base de cacao, pero creo que no me hubiese satisfecho incluso si me la hubiesen dado a ciegas.
Sametový Ale la tenía un poco más fácil. "Ale" es una categorización bastante amplia, incluso eliminando todas aquellas cervezas de fermentación alta que de manera errónea son categorizadas como Ale. A pesar de ello, tampoco cumplió con las expectativas, y a pesar de ello, me gustó y cuando lo que tengo en el vaso me gusta, lo pueden llamar y categorizar "Honza", no me importa, no es mi problema y creo que a la mayoría de la gente tampoco le importa.
Sin embargo, hay gente (y cada vez van a ser más, y no incluyo aquí a aquellos pueden discutir si una cerveza es una Old Ale o Barley Wine) a quienes sí le importa y, no sin razón, el que una cerveza no cumpla con las expectativas generadas por su nombre y/o categorización va a afectar su juicio y esto es algo que los elaboradores deberían tener en cuenta a la hora de bautizar y etiquetar sus creaciones.
Na Zdraví!
Hola
ResponderBorrarLo importante es si te gusta o no la birra ? La pueden llamar mongoreto flores , pero si esta buena eso es importante para mi.
Aunque debo reconocer que ha veces caigo en la pelotudes de ver que tipo de birra es y ect etc
Me gusta que aclaresta que no toda fermentacion alta es ale , aunque en el dia de hoy yo no lo tengo claro , aunque un dia ya intentaste explicarmelo ( perdon maestro ).
bueno che saludos
Hice birra el sabado pasado , 6 litros , hasta fabrique la malta yo y la hice con lupulo de mi jardin que no se que carajo es , si aromatico o del otro , dios sabe lo que saldra , el sabado ( o se maniana )la embotello para la segunda fermentacion salio negra como el carbon .
saluos
omar
A mí personalmente me parece que categorizar, sin llegar a la locura de la Brewers Association, tiene la función de darte a entender, someramente, de que va la cerve que te vas a tomar. Además de que se presuponen una serie de características técnicas que pueden ser de utilidad o interés. Más allá de eso me parece la locura, si IPA, Double IPA, Imperial IPA... o sea, IPA.
ResponderBorrarLo jodido como bien dices es cuando el fabricante alardea de estilo en la etiqueta y luego la cerveza no se corresponde con eso. Pero vamos, tampoco es grave, si luego la birra está buena no se le va a pedir más
Coincido con Antonio.
ResponderBorrarLa categorización a mi me sirve a grandes rasgos para canalizar la elección, dependiendo del día que a uno le pinte tomar un tipo u otro.
Al serun simple consumidor, las fantasías de las etiquetas aprendí a no prestarle atención. Lo que vale, es si está buena!
Abrazo, Federico.