Ir al contenido principal

Lecturas seleccionadas: Julio


Gente de vacaciones y yo con bastante trabajo (por suerte), listado cortito esta vuelta, pero bien jugoso.

Empezamos con algo para leer en la playa, una fascinante historia de las Brettanomyces, por Martyn Cornell. He probado un par de cervezas 100% Brett. Me gustaron, sorprendentemente, le gustaron a mi mujer también. Entiendo por qué hay gente que se ha fanatizado con ellas, y entiendo por qué hay gente puede pensar que está tomando un cóctel de pis de gato y leche cortada. Si me dan a elegir, prefiero algo como Orval, con estos microorganismos cumpliendo un muy buen papel de reparto y no en el rol protagónico.

Mientras tanto, Pivní Recenze cavila sobre el significado de "Cerveza Premium" y llega a la sorprendente conclusión de que este se puede encontrar en alrededor de dos o tres carajos.

An Argentina, Ceresvis continua con su análisis de la escena cervecera local. Concuerda con mucho de lo que vengo diciendo ya hace un rato y de hecho, uno de sus párrafos fue en parte lo que me inspiró a escribir mi elogio a las macros (que fue sensación en Brasil).

Boak&Bailey presentan uno de los artefactos más útiles que se hayan inventado. Un aparato que dará por terminado más de un acalorado debate, el "Craftometer", capaz, entre otras cosas, de medir la pasión en partes por millón/mg. ¡Sensacional! Si alguno tiene un fetichista cervecero en la familia, ya sabe qué regalarle.

¿Qué fetichista cervecero? Adrian Tierney-Jones lo explica muy bien. La imagen que me queda es la de alguien que disfruta más de hablar de cerveza, de desear cerveza, de adorar algunas cervezas, que de tomar cerveza. Todos conocemos a alguien así.

El fetichismo cervecero me hace acordar a la pregunta más tonta que he visto en mucho tiempo, hecha en un foro de RateBeer: "¿Hay un prejuicio en los ratings cerveceros en contra de las macros?". Yo creo que existe un prejuicio en contra de casi cualquier cerveza que no sea difícil de conseguir/rara/extrema/cara, etc. Hace rato vengo pensando que los dueños de sitios como RateBeer deberían encontrar la manera de factorear precios y disponibilidad en los ratings, en donde menor precio y mayor disponibilidad favorezcan el puntaje. Pero bueno, ese no es problema mío, yo le doy a los puntajes cerveceros tanta importancia como a los resultados de las pruebas de tiro en los Juegos Olímpicos.

Na Zdraví!

Comentarios