Estaba con mi amigo polaco Artur tomando unas cervezas y hablando de cerveza y de la vida en general. Se estaba haciendo hora irse y decidimos cerrar la sesión con una Rauchweizenbock* que hacía mucho no tomaba.
Cuando nos trajeron los vasos me di cuenta que además de ser un poco menos oscura de lo que me acordaba, la cerveza estaba también algo agria, y a pesar de ello, excelente. Esa contaminación (no fue algo planeado por el elaborador) le había dado una nueva vuelta de tuerca a una birra que ya de por sí es muy interesante y no poco compleja.
Todo habría quedado en otra interesante experiencia sensorial por el relato de Adrian sobre su encuentro con una Mild rancia, y de cómo quizás esta le había dado una muestra del perfil que las Porters viejas tenían en el siglo 19.
¿Es posible que esta rauchweizenbock contaminada también me haya ofrecido una suerte de postal histórica?
En varias ocasiones, y de varias fuentes, he leído y oído que, en la era A.L. (antes de lager), la cervezas de trigo eran muy comunes por estos pagos (¿más comunes quizás que las de cebada?). Jan Šuráň me comentó también un par de veces que, hasta que se adoptaron métodos modernos para el producción malta (¿mediados del s.19?), esta se secaba con fuego directo, lo cual haría que las cervezas ahumadas (no fue sino hasta una reciente visita que hice al museo de U Fleku, que incluye la vieja maltería, que entendí la manera en que esto funcionaba). A todo esto hay que sumarle que, al menos hasta que los métodos propuestos por František Ondřej Poupě se hubiesen vuelto de uso común, la elaboración de muchas cervezas se llevaba a cabo en condiciones que quizás hoy describiríamos como precarias (o "artesanales", según otros...), no se empleaban termómetros ni densímetros, la ciencia detrás de la fermentación era aun desconocida y la higiene, muy probablemente, era algo que no se tenía demasiado en cuenta, lo cual indica que las cervezas de perfil agrio no eran algo fuera de la norma.
Si estoy en lo correcto y la rauchweizenbock hizo que mi paladar viajase un poco en el tiempo, no me extraña entonces que las cervezas de fermentación fría hayan sido tan exitosas desde el principio y hayan llevado a la extinción a las cervezas que se habían estado elaborando por siglos. Eran más baratas de producir, más estables, más ligeras al paladar, de sabores más limpios y con tomabilidad bastante más alta (y no hace falta viajar al pasado, soy capaz de tomar más de una buena světlý ležák sin filtrar que de una buena Hefe-Weizen). En pocas palabras, gustaban más.
Y esta no fue la única revelación restrospectiva que me generó esta cerveza. Pero para eso van a tener que esperar hasta la semana que viene.
Na Zdraví!
*Esto no es uno de esos nuevos pseudo-estilos sin sentido como Imperial Pilsner, sino una correcta descripción técnica de la cerveza.
Y como se ha dado la vuelta a la tortilla, cuando ahora, cualquier cosa que no sea lo que más se encuentra (o sea, cervezas extra-premium-lager-pils-export con aroma de maíz) nos gusta más.
ResponderBorrarSiempre, lo que más nos gusta, es lo que está por llegar aún, jejeje.
¿Y quitando ésta? ¿Qué tal están las rauchweizenbock? Es algo que aquí en España creo que no llega.
"Siempre, lo que más nos gusta, es lo que está por llegar aún".
ResponderBorrarA los fetichistas quizás. Para mí, lo que puedo tomar hoy es siempre mejor que lo que quizás podré tomar mañana...
¿Qué tal están las rauchweizenbock?
No se puede hablar en plural :) Es una birra que se describe de esa manera porque técnicamente hablando es una weizen, elaborada con maltas ahumadas y lo suficientemente fuerte como para ser considerada una bock (en Alemania)... Y (agria o no) está muy buena! :)