Cuando me encontré con este artículo en Food Republic titulado “8 Simple Steps: How To Not Be A Dick While Drinking Beer” (8 simples pasos: Cómo no ser un forro mientras se toma cerveza) pensé que sería otra de esas cargadas a los snobs cerveceros. ¡Qué equivocado estaba! El artículo podría fácilmente resumirse “si criticás a la cerveza artesanal en voz alta sos un forro, con algo de sentido común y buenos modales”.
Para ser justos, el autor del artículo, Jon Katz, tiene razón en un par de cosas; es una lástima que están ahogadas por el tipo de huevada artesanáfila que ya debería haber sido erradicada de discurso cervecero.
Lo que motivó al autor a escribir el artículo fue, en sus palabras (traducidas, claro) “un comentario dejado por un bebedor de cerveza insatisfecho en la página de Facebook de una cervecería favorita”.
Lamentablemente, el comentario no es citado ni enlazado así que no podemos saber a lo que el autor se refiere con agresión pasiva, pero parece que lo que más le molestó fue que un producto de esa cervecería, una cerveza que él considera como buena, fue descrita como “agua de fregadero”, lo cual para él demasiado duro e innecesario. (aunque, para mí, es un perfecto descriptor de algunas cervezas que he tomado).
La verdadera huevada, sin embargo, empieza en el segundo párrafo, que abre con esta perla de sabiduría, y cito:
“Es fácil olvidarse de que la cerveza es un privilegio, no un derecho de nacimiento.”¡Andá a cagar chabón! En serio.
Me gustaría poder creer que este sinsentido no es más que el resultado de una desafortunada elección de palabras, pero no puedo. En su naturaleza es similar a esa estupidez de que los cerveceros artesanales salvaron a la buena cerveza de la extinción emitida por cierto cervecero inglés residente en España. Pero más allá de eso, mis impresiones se ven confirmadas por el mismo autor unas líneas más abajo, en el mismo párrafo, cuando dice “converting a friend to craft beer-ism” (traducido, más o menos, “convirtiendo a un amigo al artesanal-ismo). Lo hace sonar como suerte de ideología dura basada en dogma que no debe ser cuestionada.
La lista en sí misma sigue más o menos la misma línea intelectual, #1 – La crítica constructiva es constructiva si vos lo sos, dice:
Las cervecerías quieren escucharte, pero no sabotees sus plataformas sociales con mensajes ofensivos. Comprase una cerveza y quizás no fue tu favorita, pero no asustes a consumidores potenciales porque estás enojado. Si mandás un e-mail directamente a la empresa, ellos te mandarán un reemplazo gratis. The Bruery, the Organce County, hace poco hizo esto con el lanzamiento de su levente fallada Ebony & Oak stout, así que sí que pasa.Bien, estoy de acuerdo en que no hace falta ser ofensivo, y que una crítica debe estar bien argumentada y ser justa, pero aun así, el autor se equivoca en más de una manera. Si alguien está enojado, no ligeramente decepcionado, pero enojado con el producto que ha comprado, tiene todo el derecho del mundo de dar a conocer su opinión de la manera, y por el canal, que le resulte más adecuado. Elaboradores que abren una página en Facebook para poder interactuar más directamente con sus clientes deberían aceptar esto como parte del juego (y esto también se aplica a los fanáticos de las cervecerías). Si tienen confianza en su producto y tienen el respeto de una sólida base de consumidores, entonces no tienen de qué temer (y si creen que una opinión negativa es injusta u ofensiva, siempre la pueden borrar).
Pero en donde el autor no solo se equivoca, sino que se vuelve casi irresponsable es en la segunda parte de #1.
No dudo que hay algunas cervecerías que con gusto envían reemplazos si les proporcionan razones lo suficientemente buenas, pero lo que el autor sugiere es que todas lo hacen, siempre. No, no lo hacen y, al menos que estemos hablando de una clara falla en los mecanismos de control de calidad (algo que le puede pasar a cualquiera), no veo razón por la cual los elaboradores deberían estar obligados a hacer esto.
El punto siguiente, #2 – Sí, la cerveza es cara, pero por lo general lo vale, es todavía peor:
Si estás comprando una cerveza cara, hay un motivo para ello: hacer buena cerveza puede ser caro, en especial las variaciones añejadas en barrica que a la gente (léase: nosotros) le encantan. Parte de gastar mucho dinero en cerveza es la aventura, y como toda aventura, si no es lo que esperás, no seas un tarado. Los bebedores de vino pagan 50USD por una botella de vino joven todo el tiempo y algunos de ellos son espantosos, pero es parte del juego. Reseñala en una página web, especificando el número de lote o la añada y seguí tu camino.¿Por dónde empezar? Ah, sí. Hacer cerveza puede ser caro, pero no tiene que serlo, por otro lado, hay muchas cervezas caras que no son más que jugos del montón vestidos de seda y hay no pocas que son una absoluta mierda, y decirle al mundo que te sentís estafado por algunos de estos dos tipos no te hace un tarado, sino alguien que valora su dinero, una idea que parece escapársele al autor, o al menos cuando se trata de “cerveza artesanal”, tal como lo demuestra su comentario sobre vinos jóvenes. Ese comentario, vale la pena decir, es una manera bastante estúpida de presentar un argumento, es casi como comparar salchichas con chocolate. En primer lugar, porque el vino es mucho más caro de producir que la cerveza. En segundo lugar, porque el hecho que una cerveza cara y chota sea más barata que un vino choto, no hace que esa cerveza sea menos cara o menos chota.
Como capitalista que soy, me encanta vivir en un sistema en donde los productores de algo tan poco esencial como la cerveza puedan fijar para sus productos el precio que más se les antoje. Cualesquiera sean sus razones, es su elección y su derecho. Pero aquellos que venden cerveza que podría ser considerada cara deberían darse cuenta del hecho de que los precios elevados conllevan expectativas elevadas, y esas expectativas van a tener que ser satisfechas. Sus altos costos no solo no sirven de excusa para una pobre relación calidad-precio, sino que es también un insulto a la inteligencia de los consumidores.
Esta clase de evangelismo artesanáfilo que propaga gente como Jon Katz debería desaparecer ya. No le hace ningún favor a nadie. ¡La cerveza no es un privilegio! Las cervecerías no ponen sus cervezas en el mercado con el fin de otorgarnos derechos o ventajas especiales, lo hacen porque es su negocio, y una vez que esas cervezas están en el mercado, se vuelven otro más de los productos que podemos comprar con nuestra (en muchos casos, cada vez menor) renta disponible. Sin nosotros, los consumidores, esas cervecerías no existirían y deberíamos esperar, no, exigir, de ellas más respeto.
Alguien que pagó por un producto no puede ser considerado un forro por expresar su legítima opinión, más allá de lo dura que esta sea. Si tirarle mierda a las macros es algo aceptado, y hasta alentado, entonces las micros merecen ser tratadas de la misma manera. Después de todo, tanto unas como otras están atrás de lo mismo, nuestro dinero.
Na Zdraví!
Como siempre que no estamos en desacuerdo, completamente de acuerdo. Espero con ganas los comentarios a los puntos 3 a 7. Con el 8, creo que ambos también estaremos de acuerdo.
ResponderBorrarEl punto 3 no difiere demasiado conceptualmente del 2, aunque sí tiene razón en lo que dice al final. Los puntos 4, 6 y 7 no son más que sentido común y buenos modales, y del punto 5 mejor no hablar.
BorrarEl ultimo comentario usa el concepto "consumo responsable" acuñado por las macros. Qué forro significa?
ResponderBorrarO es muy viejo o es estupido.
No sé si esa frase fue acuñada por las macros, la he visto en publicidades de otras bebidas alcohólicas. Es una de esas estupideces de corrección política, algo que de por sí es muy estúpido.
BorrarYa tenemos estadisticas del 2012.
ResponderBorrarEn chequia y españa salen numeros de micros, por primera vez!
http://www.brewersofeurope.org/docs/publications/2012/stats_2012_web.pdf
Alex
¡Interesante documento! ¡Gracias!
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