El sábado pasado llevé a la familia (o mejor dicho, la patrona, porque no tenía ganas de ir en bondi, nos llevó en auto) a Únětický Posvícení en la cervecería local (¿dónde más?).
Llegamos algo antes de las 2 y, a pesar de que el clima no se veía muy prometedor, ya había bastante gente—tanto el patio como el restaurante estaban llenos, el único lugar con mesas libres era el viejo establo, que ha sido convertido en un bar, y en donde tendría lugar la parte principal del evento del día.
Luego de procurarnos algo de morfi y escabio, hablé un rato con Štěpán y Lucie Tkadlec, la pareja a cargo de la cervecería. Me contaron un poco más sobre las reformas que están haciendo en el edificio principal, que incluyen cambiar el techo y, todavía más interesante, devolverle al edificio su apariencia original, que, de acuerdo con lo que se puede ver en esta imagen, va a quedar muy lindo. También charlé un rato con el Maestro Cervecero Vladimír Černohorský, como siempre, un gran placer.
Para cuando un barril tomo la escena, casi literalmente, el establo ya estaba lleno. El alcalde del pueblo dio inicio oficial a las festividades. Luego de algunas palabras y un par de canciones el barril fue pinchado—era igual a uno de los que llevamos a Baviera–y todos recibieron su půl litr. Al igual que en los años anteriores, Posvícenské Pivo es una lager ámbar de centeno de 11,5º que estaba con muchas ganas de tomar.
Un rato (dos o tres birras) más tarde la patrona llevó a Nela a la función del teatro infantil en el ático de la cervecería. Yo me quedé charlando con gente, pero no por mucho tiempo. Černohorský insistió que lo acompañe en el Posvicenský Pochod, que nos llevaría primero al memorial a los caídos en la imbecilidad de proporciones imperiales que fue la Primera Guerra Mundial, y luego a la capilla de Jan Nepomucký (San Juan Nepomuceno), en donde el barril que nos acompaño en un carrito de madera sería pinchado.
La capilla está en un lugar muy lindo, en una colina con vista al pueblo. Lamentablemente, no está en muy buen estado—algo descuidada, con las paredes adentro cubiertas de graffiti—pero no hay mucho que el pueblo pueda hacer al respecto ya que la capilla todavía pertenece a la Iglesia Católica. Sin embargo, les fue posible restaurar la columna y la estatua del santo bajo un gran árbol, frente a la capilla.
Nos quedamos ahí un rato, tomando nuestras cervezas disfrutando lo que ahora era un muy agradable día. Cuando el barril se vació—lo cual no tardó demasiado—la mayoría del grupo se fue. Yo la estaba pasando muy bien y decidí quedarme hasta que la marcha vuelva a la cervecería.
Cuando retomamos el camino, el asistente del Maestro Cervecero fue corriendo a buscar algunas botellas para tomar en la siguiente parada, el cementerio local, en donde fuimos testigos de algo bastante lindo.
Estábamos parados entre la capilla del cementerio y una tumba aparentemente sin marcas. La lápida hacía rato había desaparecido, su lugar ocupado por un rosal bastante grande. El alcalde nos contaba que la tumba había pertenecido a una familia local, Fiedler, y que, según los registros que había consultado, allí se encontraba enterrado uno de los últimos maestros cerveceros de Únětický Pivovar antes de que sea clausurado a fines de la década de 1940, aunque admitió que, sin la lápida, no podía estar 100% seguro. Hasta que el sol salió por detrás de una nube, revelando, casi como por magia, el nombre Fiedlerový tallado en la cubierta de piedra de la tumba, que nadie había notado.
Hicimos un brindis en memoria del buen hombre y volvimos a la cervecería, todos sintiéndonos muy contentos y encantados por lo que habíamos visto.
De vuelta en la cervecería me reuní con mi familia, y hubo mucho más escabio, amigos y joda. Bailamos al son de una muy buena banda de covers y no quedamos hasta la eso de las 9. Fue un día genial. Sin dudas.
Una de las muchas cosas que me gusta de Únětický Pivovar es la manera en que se ha vuelto una parte integral de la vida del pueblo. Es algo que va más allá de la sabiduría marketinera, Štěpán y Lucie viven ahí y son parte de la comunidad. Por supuesto, quieren que su empresa prospere, pero también quieren que el pueblo en donde viven sea un mejor lugar para todos.
Na Zdraví!
¿Y qué de la cerveza? ¡Hermosa! Una verdadera belleza. Sutil, pero con mucho carácter; no necesita gritarte en la cara para tener tu atención, sin exigir más atención de la que estés dispuesto a prestarle, is casi imposible cansarse de ella. De hecho, a excepción de la desítka que tomé cuando llegamos, fue la única cerveza que tomé durante todo el día (¡Mirá vos! Ir a un evento cervecero y tomar un solo tipo de cerveza durante todo el día. ¿A quién se le habría ocurrido?)
Me encanta que en este tipo de eventos se pueda ver gente de toda condición - al menos es lo que supongo tras lo que cuentas, quizá me equivoque, pero el hecho de que hubiese una función de teatro infantil así parece indicarlo.
ResponderBorrarEn Baviera pasa igual y es una cosa que siempre me transmite buen rollo. Ayer mismo a las 10 de la mañana en la fábrica de Augustiner había un abuelete con su trigo y en la mesa de al lado una familia numerosa (quizá era dos) haciendo el weißwurst frühstück . Y en la detrás pues nosotros, con pinta de turistas como algunos eran :-).
La lectura suena como un gran día, sin duda.
En efecto, fue un evento para todo tipo de gente, de los que me gustan mucho
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