Es temprano a la tarde, o tarde a la hora del almuerzo, en U Slovanské Lípy (sigo extrañando la vieja borrachería cerveceramente minimalista, pero Vodouch y cía. han hecho un muy buen laburo con el lugar—me encanta venir, me gustaría poder venir más seguido de lo que lo hago). Acabo de terminar de comer (estaba muy buena esa morfi) y por primera vez veo al grifero (no lo había visto cuando entré). Me resulta familiar.
Me toma un par de
En algún momento desapareció, y nunca supe qué le pasó, tampoco se me ocurrió preguntar, para ser sincero. Pero sé que es él ahí detrás del bar, y ahora me está mirando, medio de reojo, pero sé que me está mirando porque tiene la misma expresión que yo tenía hace apenas unos
Decido que voy a saludarlo cuando me vaya (no me gusta molestar a la gente que está trabajando) cuando lo veo venir en mi dirección, llevando unas cervezas. Las deja en una mesa cerca de la mía, si da vuelta y se para justo al lado de mi mesa.
Cada uno de nosotros señala al otro, con una media sonrisa, y casi en unísono decimos el nombre del otro.
Las medias sonrisas se completan y nos damos un (breve) abrazo, como dos viejos amigos que, debido a la dictadura de la vida, hace rato no se ven.
Uno de esos momentos cerveceros.
Na Zdraví!
qué buena !
ResponderBorrarme paso algo parecido hace un par de años con el administrador de un boliche, con quien nunca fuimos precisamente amigos, solo conocidos. reencontrarmelo fue de lo más buena onda y en el mísmo rubro, además tirando de lo más profesional y responsablemente unas birras.
el próximo año estaría yendo a Praha, hago coincidir mi visita familiar a Wien y de paso me voy a la Pražské Quadriennale(la cuadrienal de diseño teatral). asi que ya comienzo a tomar nota de la valiosísima información cervecera que publicas.
saludos de Chile.
Rodrigo.