(Iba a poner un comentario en la entrada en tu blog, pero qué mierda, me pareció más divertido ponerlo acá, el resto es libre de comentar donde más les pinte).
Me has malinterpretado.
Antes de empezar quiero dejar bien claro que lo que digo lo digo dentro del contexto del consumidor promedio, el mercado masivo, lo que todos éramos antes de descubrir que la cerveza no es únicamente el arquetipo y hacer de la bebida y su mundo un hobby o, en tu caso, un negocio. Escribo sobre cerveza, doy charlas, he moderado degustaciones, cenas maridaje y excursiones; no me considero un experto, pero soy capaz de hablar con expertos sin que me consideren un ignorante y algunos hasta me hacen preguntas y buscan mi opinión, pero, más allá de lo que sé o no sobre el tema, jamás he renegado de “mis raíces” de consumidor cervecero y es desde ahí de donde hablo cuando hablo de “cerveza” como concepto, bebida, producto, industria o lo que sea.
Aclarado esto, yo jamás di por sentado que existe un modelo de consumo único. No sé cómo llegaste a esa conclusión. En un absurdo. Incluso en el mercado masivo no existe un modelo de consumo único, de existirlo no habrían cervezas premium y todo vendría en un mismo tipo de envase. Sin embargo, sí creo que existen arquetipos de consumo de cerveza, que varían de país en país, regiones, o entornos socioculturales. Acá el más común es estar en una hospoda con un vaso o jarro de medio litro de lager rubia en la mesa, que será reemplazado apenas se vacíe por otro igual.
No estoy de acuerdo. El ser humano convierte en ejercicio intelectual cualquier actividad, ¡incluso el alimentarse!...
Fijate que yo digo “primordialmente sensorial” y no “exclusivamente sensorial”. Son dos cosas diferentes.
Es perfectamente posible disfrutar y apreciar una cerveza y todos sus matices de aromas, sabores y texturas sin saber siquiera cómo se llama la cerveza que estás tomando, es solo cuestión de prestar atención.
Tener información sobre la cerveza que estás tomando (cómo, dónde, por quién, con qué, por qué, cuándo y en qué condiciones fue elaborada, la historia, la personalidad de la empresa/persona que elaboró, su estado de ánimo al momento de elaborarla o diseñar la receta y lo que busca lograr con ella, la manera en que ha sido transportada, almacenada, servida, el estilo de la cerveza, lo que sabés sobre ese estilo y tus experiencias con otras cervezas similares o elaboradas por la misma persona/empresa, el tipo de consumidor al que el elaborador apunta llegar con esa cerveza y si vos encajás en ese modelo o no, el precio y el diseño de la etiqueta, etc.) van a influenciar sin duda tu experiencia sensorial y tu evaluación de esa cerveza, (por algo se dice que la cerveza es más rica cuando es gratis, y ni hablar de lo que me consta hacen algunos elaboradores cuando se les contamina una partida: le agregan “sour” o “lambic”, o algo por el estilo para no tener que tirarla), pero es algo de lo que se puede prescindir para poder disfrutar de una cerveza, no así, por ejemplo, con una obra literaria, que exige que al menos tengas el suficiente conocimiento del idioma en el que está escrita para poder empezar a apreciarla.
Eso no quita que sea valioso informarse, por el contrario. Cuanto más informado estás mejor vas a poder elegir. Lamentablemente, eso es algo que muchos elaboradores (grandes, medianos y pequeños) no terminan de entender, o a lo mejor entienden muy bien, después de todo, es más rentable vender algo podrido como sour, que tirarlo, pero eso ya es otro tema.
Pero hay que ser también consciente de los sentidos no son un teclado un mouse y que el sistema nervioso no es una PC. Tus percepciones, evaluaciones y opiniones se verán inevitablemente afectados por un innumerables factores, entre los que se encuentra la información previa que tenga o no sobre la cerveza que estés tomando. Pero no solo eso tu percepción, evaluación y opinión de una cerveza también va a ser diferente si la tomás a la mañana o a la noche, en verano o invierno, si dormiste bien o mal, si estás de buen o mal humor, si estás escuchando música clásica o heavy metal, si estás en un bolichón de barrio o un restaurante de lujo, si estás solo o con amigos o con gente que no te cae bien (mejor mala cerveza en buena compañía que buena cerveza en mala compañía) sin que haya ninguna diferencia objetiva en lo que tenés en el vaso. A todo esto hay que agregarle también tu experiencia como consumidor de otros productos, ¿vas a sentir notas de mango/regaliz" si nunca probaste un mango o el regaliz? (aunque esto quizás signifique ponernos a discutir del elemento absurdo de las notas de cata)
Pero al fin y al cabo, y como decís vos, todo depende de cada uno y cada uno ha sido moldeado de una manera diferente por su entorno y cultura. Hay gente que gusta de intelectualizar todo, otros que no. Yo, en lo que respecta al consumo de cerveza, me encuentro en este último grupo, soy más visceral. Ponerme a pensar demasiado en lo que estoy tomando, me parece un derroche de energía. Cuando me encuentro con una cerveza nueva, prefiero dejar que hable por sí misma que lo que me dice siempre me parece más interesante y, además, seguro que a mi alrededor hay cosas todavía más interesantes como para ponerme a intelectualizar lo que estoy tomando. La tomo, ¿me gusta? ¿cuánto cuesta? ¿me gusta lo suficiente como para querer tomarla de nuevo, a ese precio? Eso, y el nombre, es toda la información que necesito en ese momento. Al resto, si no lo tengo ya, siempre lo puedo buscar más tarde.
Sea lo que sea, y de lo que sí estoy seguro es de que en la cerveza no hay absolutos, no hay maneras “correctas” de tomar, apreciar o disfrutar de una cerveza porque no hay maneras “incorrectas”, como tampoco hay cervezas “malas”, hay cervezas que no te gustan. Hay que escruchar menos a los expertos y confiar más los sentidos y capacidad de aprender propios.
Na Zdraví!
PD: Todo tiene su arte y hay arte en todo, qué es arte y qué no es arte, es otro tema.
Uala!
ResponderBorrarHoy, el folosofo niega el principio "buenas, malas"! Aleluya! "Inxalá"!
¿Recién te enterás, anónimo?
BorrarSi, soy Alex.
BorrarHasta hoy no habia olvidado k eras (hace un par de anyos) acérrimo defensor de las buenas cervezas. Actualmente, he leido k sin renunciar al concepto "bueno" defendiste la relatividad del "me gusta o no me gusta".
Concluyo, he ganado.
YO te pediria humildemente que postearas un auto flagelo sobre tus posts y comentarios respondidos en contra de tus posts actuales. NO hace falta k me nombres. En caso contrario, El concepto "coherencia" bloguera fracasará, si es k existe.
Saludos
Alex
Álex, Max siempre ha negado esa dicotomía.
BorrarSiempre, no, pero hace un buen rato que sí
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