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Larga caminata cervecera


Mis niñas están de vacaciones en Grecia. Se fueron el lunes de la semana pasada y he estado solo desde entonces; yo no pude ir con ellas por problemas de pasaporte.

Estuve trabajando la mayor parte del tiempo hasta el jueves (trabajo de campo para el libro y escribiendo dos capítulos, y algunas traducciones) y me tomé el viernes libre. Quería hacer algo que hacía rato tenía ganas, una caminata desde Únětice a Stromovka, parando en cada lugar que venda cerveza en el camino.

Aquí les dejo el diario del día, con un montón de fotos.


Tomo el bondi de las 10:18 a Černý Vůl. El trayecto empieza ahí, caminando hasta Únětice, la mayor parte del tiempo, en el bosque.
La caminata empieza acá
Todavía no son las 11 cuando llego a la cervecería y el restaurante está cerrado. Doy una vuelta para sacar un par de fotos. El edificio con la fachada renovada se ve espectacular.
Qué buen laburo han hecho con la fachada
Rompo el ayuno con una 10º de la casa. Le sigue una 12º y el almuerzo, carne de cerdo en una salsa crema de hongos, con knedlíky. Carbohidratos y proteínas, me van a venir bien.
(Distancia recorrida hasta la primera cerveza, 2km)
Úňa 10°, excelente comienzo
Emprendo mi camino a Roztoky. Paso por la Casa Municipal y me pregunto qué carajo le han hecho. Llego a U Lasíků. Abre recién a las 3. No importa. El almuerzo fue bastante abundante y no me gustaría tener que dejar pasar alguno de sus pasteles caseros.
U Lasíků todavía cerrada
Dejo atrás las últimas casas y empiezo a entusiasmarme. Caminé Tyché údolí hace 4 años y siempre tuve ganas de volver a hacerlo.
Tíché údolí me espera
Es tan lindo como lo recordaba. Casi ningún sonido aparte de mis pasos y el arroyo fluyendo a mi izquierda. Y no lo tengo que compartir con nadie.
Paz
Es fácil perderse en los propios pensamientos. Hago fotos casi de manera automática. Me pregunta cuántas van a terminar sirviendo para algo.
Hongos coloridos al lado del arroyo
Se ve más gente a medida que me acerco a Roztoky. I algunas partes están más arregladas. Sigue siendo tan lindo. Tan increíble para mí que un lugar así pueda estar a apenas unos minutos del centro de una capital europea.
Un tipo pescando en el bosque
Un par de ruinas me anuncian que estoy en Roztoky y pronto llego a Hospůdka Zvířátka, que también está cerrada. Contaba con que algunos lugares no estarían abiertos tan temprano un día de semana, pero quería evitar las multitudes del fin de semana, y a los ciclistas—algunos pueden ser tan imbéciles como el peor de los colectiveros porteños—y ha funcionado bien por ahora; ya habrán otros lugares para saciar mi sed.
Zvířátka también cerrado
Las casas en este barrio son hermosas. Incluso esas que se ven medio descuidadas tienen un aire de elegancia y dignidad que dudo muchos mansiones comparables modernas algún día puedan tener.
Una de las tantas casas hermosas
Libros abandonados
Otra casa, y jardín, espectacular
Veo un restaurante con un lindo jardín, y el logo de Stella Artois. Tengo un odio irracional por esa marca, y verla es suficiente para que me den ganas de ir a otro lado. Además, sé que hay un lugar al lado, a la vuelta de la esquina.
Lindo jardí, pero ¿Stella Artois? Paso
No me había equivocado, y tienen Rychtář, una cerveza bastante mejor. El boliche está totalmente vacío. No es buena señal.
Mejor Rychtář al lado
La cerveza se ve bien en el vaso, pero no está buena. Me han dado el temido trubkáč, creo. Mejora un poco hacia el final, pero el daño ya está hecho.
(Distancia recorrida entre cervezas, 4,5 km)
Quizás no fue tan buena idea
El paisaje en el trayecto al ferry a Klecany no es muy bonito, de hecho, una parte es bien fea. Pero no es muy largo y cuando llego al río, todo vuelve a estar en orden.
Burger bar cerca del ferry, cerrado
No tengo que esperar demasiado para el ferry. Tengo suerte, cruza el río cada media hora y llegué un par de minutos antes de la 1 en punto.
El ferry que se acerca
Bastante gente. Una familia entera y dos pibes de 11-12 años con bicicletas, un tipo con un cajón de pepinos y una señora con un scooter. Pero no importa, me encanta cruzar el río así. Es casi como un subversión al apuro de la vida moderna.  
El Capitán
Hay un bar justo frente al “puerto”. Qué civilizados son los checos. Bastante gente también, pero suficiente lugar para sentarse, incluso a la sombra—está empezando a hacer calor.
Primer aguadero en la margen derecha
Pido una Gambáč. Tarda una eternidad. La mujer que atiende se queja que solamente sale espuma. Eso sí que nunca es buena señal. La birra está espantosa, sin gas y con un gusto rarísimo, químico. Casi no se puede tomar. Esperaba encontrarme con cervezas pedorras en el camino, pero tampoco tan malas. Pero me pongo a charlar con un viejo muy simpático y una pareja de ciclistas, hablamos de los sin techo, de perros tamaño rata, de tomates y de gatos. La estoy pasando tan bien que tomo sin darme cuenta. Tal como dice el refrán “mejor cerveza chota en buena compañía que buena cerveza en compañía chota.”
(Distancia recorrida entre cervezas, 1 km, sin contar el cruce en ferry).
Fuj!
Me despido de mis nuevos, y efímeros amigos y continúo mi camino. Un grupo de ciclistas y un par de patinadores me pasan por al lado. Debe ser horrible esto acá los fines de semana. Hacerlo un viernes fue una buena idea. El paseo sigue estando lindo, lo estoy disfrutando, y de golpe parece que ya no hace tanto calor.
Ya había bastante más tráfico
Un gatito que posa para mí
Ya estoy en Zdiby, y en seguida veo otro bar. Con Svijany. Supo ser mi marca favorita, pero últimamente se vino abajo. Y encima tienen Máz, la 11º, que nunca me gustó, ni siquiera cuando la cervecería estaba en su mejor momento.
Segundo aguadero, con Svijany
Está mucho mejor de lo que esperaba, máxime teniendo en cuenta el lugar, que tiene pinta de riesgo sanitario, pero al final se termina ganando un poco de mi cariño.
(Distancia recorrida entre cervezas, 1 km, más o menos).
Mejor de lo que esperaba
El paisaje se pone interesante, y estoy de muy buen humor. No tengo idea cuánto voy a tener que caminar hasta la próxima birra, y no me importa. Ni siquiera me desalienta demasiado pasar por un bar muy lindo y cerrado al lado del ferry a Sedlec. Ya me bajé 5 birras y necesito amainar un poco. Menos mal que me traje una botella de agua.
Sigo camino
Una fábrica abandonada
Aguadero cerrado, una lástima, pintaba lindo
Hermoso herraje en esta puerta
Llego a U Sluníčka. Es una terraza parcialmente techada sobre el camino, mirando al río. Es casi como estar en un país mediterráneo. Y solamente un cliente, un tipo tomando té o café y leyendo el diario. Me saluda un viejo, tacaño de sonrisa, pero que sí sabe como manejar los grifos. Agarra un vaso de un fregadero con agua fría y después hace algo que no recuerdo haber visto nunca: sirve los primeros ml en un vasito que tenía debajo del grifo y, sin cerrar el grifo, me hace la cereza de una tirada.  
Por fin un descanso
¡Qué belleza! El vaso dice Podkovaň, el pizarrón dice Gambrinus. Pero acá los nombres no importan, lo que tengo en la mano es una obra maestra. Resisto la tentación de pedir otra. Sé que va a llevar a varias más.
(Distancia recorrida entre cervezas, 3 km)
Feo lugar para tomar una birra
Me voy, a regañadientes. Hasta me alivia ver que Modrá Kotva esta cerrado. Vi varios carteles publicitándolo en el camino. Pero el lugar no es para nada lindo.
Modrá Kotva, cerrado. No importa, pintaba choto
Llego a otro bar con Svijany. Pinta bien, a pesar de que el paisaje ya no es tan lindo (a excepción, claro, de los carocitos que pasan patinando). Tienen la 12º. Hace un montón que no la tomo, y era mi cerveza de cabecera.
Otro aguadero con Svijany
Está lejos de ser aquella cerveza epifánica que tomé por primera vez hace 10 años en ese ya desaparecido boliche de Letná, pero no al punto de arruinar los recuerdos. Hace lo que tiene que hacer.

(Distancia recorrida entre cervezas: 1,2 km)
Svijany 12º. La recuerdo mejor
Refrescando un poco las patas

Me pongo de nuevo los zapatos y no tengo que caminar demasiado para el siguiente bar, que es muy lindo.  
Otro aguadero más, con Únětice y Regent

No van a tener a Únětická 12° tan bien como en la cervecería, así que pido Regent 10º, que la sirve una nena más o menos de la edad de mi hija. No está nada mal la birra. Limpia, fresca.
(Distancia recorrida entre cervezas: 0,2 km)
La grifera más adorable

Arranco la última etapa de la caminata, que me lleva bordeando el jardín zoológico y el Palacio Troja, y al puente para llegar a mi meta.
El Palacio Troja y sus jardines

Al pié del puente veo un bar con Staropramen, no hay nadie, la piba que lo atiende está masturbando un smartphone. No quiero hacer trampa y pido una cerveza, justo cuando a la cámara se le acaba la batería. ¡Qué boludo, tendría que haberla cargado antes de salir! Mis lectores tendrán que bancarse la calidad patata de mi celular.
Aguadero con Staropramen al lado del puente
Alguien menos racional que yo habría tomado eso como un mal augurio y habría seguido camino. La cerveza no está bien. No está tan mal como la Gambrinus en Klecany, pero un toque peor que la Rychtář en Roztoky. La termino a duras penas porque tengo sed.

(Distancia recorrida entre cervezas: 1,9 km)
Apenas tomable
Cruzo el puente y me doy cuenta que todavía no estoy en Stromovka, me falta un puente más. Estoy en Císařský Ostrov. Vaya problema. Voy a tener que tomar más cerveza, y me estoy acercando a las caballerizas con el bar que sirve Konrad.
Kornad en la Caballeriza

¡Por el amor de Krishna! ¡Puta que los parió! ¡Esta birra es una MIERDA! (la tendría que haber pedido después de volver del baño). La de Klecany podría atribuirse a problemas técnicos y una buena dosis de mechupaunhuevismo. Pero esta no. Hay que tener ganas y determinación para hacer algo así. A esta birra la cagaron con premeditación y alevosía. Incluso si tuviese a alguien con quien charlar, no estoy seguro que podría terminarla. Y no la termino, me voy y la dejo en la mesa. No creo que le vaya a gustar ni siquiera a las avispas. ¡Me cago en esa gente!
(Distancia recorrida entre cervezas: 0,4 km)
Una garcha en vaso de plástico. Intomable

Por suerte ahí al lado está la escuela de equitación con el bar que vende Ferdinand, que espero me pueda sacar el mal gusto.
Ferdinand en una escuela de equitación
Pido una desítka y la pruebo apenas me la dan—ya no quiero sorpresas—está bien, bastante bien. Me siento a la única mesa en la sombra que todavía tiene lugar. La comparto con dos chicas bastante lindas. Una es alemana y la otra inglesa, y vinieron desde Mělník en bicicleta. Me dicen que se acordaban de haberme visto en el camino, y me acarician un poco el ego. Me preguntan si sé de algún hostel no muy lejos y cómo decir algunas cosas en checos. Contesto a sus preguntas y trato de ayudarlas. Lo único raro es que no toman nota de nada. Será que tendrán buena memora, no importa. La charla se va a otros temas y me hace acordar a muchas otras que tuve en muchos hostels de varios países cuando en mis años mozos viajaba solo; me trae un poco de nostalgia. Las chicas se van, les deseo suerte, termino mi cerveza y, ahora sí, voy para Stromovka.
(Distancia recorrida entre cervezas: 0,1 km)
Mucho mejor

Cruzo el último puente, y el túnel y llego al parque. Menos cansado de lo que esperaba. Por un momento considero ir derecho a Dejvice, pero me acuerdo que va a ser todo cuesta arriba. Puede que no esté tan cansado, pero tampoco vamos a andar boludeando. Agarro para la izquierda, para Výstaviště. Me tomo el tranvía desde ahí y a la mierda. Pero antes me encuentro con un lugar que no conocía, Grill Park Výstaviště. Habrá que ver de qué se trata.
Este lugar es nuevo, pinta lindo
El tipo del carrito me dice que tiene voy a tener que esperar porque tiene que pinchar un nuevo barril de Kozel. Buenas noticias. La cerveza está rica, y la bávorská klobása está de rechupete (puta, no sabía que tenía tanta hambre). Me gusta lugar, pero también me acuerdo de otro en Výstaviště que tengo ganas de visitar. Allí vamos, para la última birra.

(Distancia recorrida entre cervezas: 0,9 km)
Kozel de un barril fresco y klobása. Nada mal

U Primasů abrió hace poco en uno de los edificios originales del complejo, que estuvo abandonado por varios años, pero que desde el principió funcionó como un restaurante. Es muy bonito, y la camarera muy simpática. Le pido una desítka de Lobeč y un queso frito con papas.
La entrada a U Primasů
En lo que a mí respecta, Zdeněk Polreich se puede ir a lavar las tetas al río las Conchas. Smažák es buen morfi, cuando está bien hecho, y este está muy bien hecho. Rebozado dorado oscuro, crocante, sin una gota de aceite, con el interior todavía firme. Buen queso, bien frito. Y la birra estaba exquisita también. Cada gota.

(Distancia recorrida entre cervezas: 0,4 km)
Lobeč 10°. Broche de oro.
Me encantaría quedarme a tomar otra. Pero ya no puedo más, estoy bastante mamado. Me voy a ir a casa y dar un baño. Que el mundo se vaya a cagar. ¡Puta madre, que día!


Na Zdraví!

Comentarios

  1. Hasta yo he terminado borracho y cansado de caminar leyéndote sin moverme de la silla, jaja! Buena caminata y qué envidia... ¡Salud!

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  2. Lobeč? No conocía esa marca. Tiene una pinta muy linda. Bonito plan para una mañana soleada.
    Saludos,
    Torpedp

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    1. Es nueva, abrió hace poco en el edificio de una cervecería cerrada hace 60 años.

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  3. genio loco que envidia sana

    saludos

    omar

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  4. En abril visitaré Únětice sí o sí. No sabía si acercarme a pata desde cerca de Roztoky o si ir directamente en bus. Creo que me he convencido de lo primero!

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    1. La caminata entre los dos pueblos es hermosa, vale mucho la pena ya sea la hagas antes o después de la visita a la cervecería.

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