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El Desafío del Tranvía (5): Nákladové nádraží Žižkov - Perunova - I.P. Pavlova


¡La concha de la lora!

Sabía que el destino eventualmente me llevaría de vuelta a una de las paradas en las que ya he estado, pero esperaba que no sea tan pronto; y encima a Perunova! (y todavía estoy erutando el sótano de U Kozla).

El problema acá, que no tuve en cuenta en mi primera vuelta, es que las paradas están muy cerca unas de otras, incluyendo las de Vinohradská, lo cual me limita todavía más (de hecho, me mandé un moco cuando fui a Restaurace Orion, pero ya es tarde para hacerse problema).

El boliche más cercano es un Rock Bar que solo vende Pilsner Urquell en medidas de 0,4l. Prefiero una porción entera de Staropramen, que es lo que voy a terminar haciendo, en U Michála.

Tiene la pinta del tipo de boliche que probablemente evitaría, incluso si fuese el único en el pueblo. No solo por la marca que vende, es feíto. Es bastante chico, con una decoración involuntariamente minimalista; como si se hubiesen mudado hace poco y estuviesen esperando que les traigan algunas cajas.

Habiendo dicho todo eso, el boliche está casi lleno, con un animado grupete de cincuentaipicos (a mis cuarentaipico, ser el más joven en un grupo me produce un placer irracional).

Me siento al bar y pido una Světlý (bien servida, hay que decir). Los otros tíos posados ahí la están pasando bastante bien. El que está al lado mío está contando una anécdota de cuando él y su amigote estuvieron en Austria y escabiaron hasta ser los últimos en quedar de pié, en los tempos en los que los soudruzi todavía llevaban la batuta. ¿Se acuerda este tipo del sabor de ese escabio? ¿Le importaba en ese momento el significado de ir de copas allí, o ir a Austria era para él otro día en el laburo? Son cosas que me encantaría saber, pero que jamás me atrevería a preguntarle a un extraño; y escuchar la conversación tampoco me ayuda ya que se ha ido por otros, todavía etílicos, caminos.

El bar sigue siendo feo, pero a esta gente no le importa. A mí también dejó de importarme, pero no me pinta quedarme a tomar otra birra; me siente un poco como colado en una fiesta. Pago y vuelvo a la parada del tranvía.

¿Pueden creerlo? Estoy yendo a I.P. Pavolvá, de nuevo. Pero esta vez sé a dónde voy a ir.

Si la memoria no me falla, Pivní Mapa abrió hace algo más de dos años, con 45 grifos. Nunca me molesté en ir, pero pasé por el local un par de veces. No era mucho más grande que mi living y tenía toda la pinta de un local de kebab para llevar. Según lo que me contaron (pero nunca confirmé), la idea era que los clientes vendrían a que les llenen botellas para llevarlas a casa, para compensar por el tamaño del lugar. En los papeles, es una idea que podría decirse interesante; lamentablemente, sin embargo, la ubicación es una bosta, casi en la esquina de Legerová y Anglická, una zona con muy poco tráfico peatonal, en donde ni siquiera podés parar el auto. Para sorpresa de nadie, la rotación terminó siendo mucho menos de la ideal (incluso cuando solamente funcionaban 30 de los 45 grifos) y no le tomó mucho en empezar a ser comparado con U Radnice.

Lo que sí me sorprendió fue enterarme que seguía abierto; bueno, más o menos. El local que si no me equivoco ocuparon ha sido convertido en un estudio de cocinas. El único rastro de su existencia es el logo en un pizarrón a lado de la entrada de un bar becino, Sklípek U Munků, también adornada con un cartel de Bakalař.

Si es de hecho Pivní Mapa—y par ser sinceros, no estoy seguro*—sus ambiciones son mucho más realistas: seis cervezas de barril (aunque parece que otros días tienen más). El boliche en sí está en un sótano profundo y me hace acordar a un restaurante en un hotel 3 estrellas de ciudad chica. A excepción de la dueña, una señora Rusa de cuarentaitantos, y la mujer con la que está cerrando una reunión de trabajo, el local está vacío (y muy silencioso, lo único que se oye es el zumbido de un equipo de refrigeración y alguien en la cocina picando verduras). A pesar de que abrió hace ya más de media hora, tengo buenos motivos para creer que soy el primer parroquiano del día. Decir que mis expectativas son bajas, es expersar lo obvio.

La lista de cervezas incluye nombres que me habrían entusiasmado mucho cuando empecé a bloguear: Primátor, Litovel, Bakalař, Beroun. Elijo Bakalař 12° y cruzo los dedos.

¡La puta, qué buena está esta birra! A la temperatura justa, bien tirada luego de haber enjuagado los tubos y remojado el vaso, fresca y quirúrgicamente limpia; una Světlý Ležák sacada de un manual de elaboración cervecera. La mejor cerveza que he tomado hasta ahora en este juego.

Encendieron la música, Pop genérico del tipo más soso e inofensivo (que, cabe decir, se lleva bien con la decoración), y sigo estando solo (si no se tiene en cuenta el libro que estoy leyendo, Cannabis a History, por Martin Booth). Pero estoy de buen humor, tan bueno que se me ha despertado el espíritu de aventura y en lugar de pedir otra Bakalař, elijo Berounský medvěd tmavý 13°. Como la anterior, en excelente forma, y una ganga a 30 CZK el medio litro.

Dos chabones, rusos o ucranianos, llegan mientras escurro las últimas gotas de mi cerveza oscura y hacen que me pregunte cómo es este boliche a la noche, y qué tipo de gente lo frecuenta. En todo caso, ha sido una verdadera sorpresa y un más que bienvenido cambio, al menos cerveceramente hablando. Voy a tener que darme otra vuelta algún día.

Na Zdraví!

Kafé Bar U Michála
50°4'30.685"N, 14°27'9.266"E
Korunní 86 – Praha-Vinohrady
+420 605 869 351 – michal.synek@gmail.com
Lun-Vie: 8-23, Sáb-Dom: 14-23

Pivní Mapa
50°4'36.310"N, 14°25'50.220"E
Legerova 76 – Praha-Vinohrady
+420 721 250 180 – info@pivnimapa.eu
Lun-Vie: 14-23, Sáb-Dom: 15-23

(*) La página web original de Pivní Mapa anunció en su momento la mudanza a U Munků. Creo que debería prestar atención a este tipo de cosas. Aunque, por otro lado, nadie me paga por eso.

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