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Vacaciones Familiares en Bohemia del Sur (II)

Después de que la patrona, contenta con la reunión, nos recogiera en Prachatice, fuimos derecho a Český Krumlov y llegamos al hotel un poco antes de las cinco.

Una vez completadas las formalidades, fuimos para el centro, subiendo por la calle que pasaba al lado del hotel. Nos llevó a una de las entradas traseras de los jardines del palacio, lo cual fue muy conveniente ya que de ahí el camino sería todo cuesta abajo.

Los jardines estaban preciosos, y con muy poca gente. No fue hasta que nos acercamos a los edificios del palacio que empezamos a ver más turistas. No había tantos como esperaba, por suerte. Los rebaños probablemente estaban ya de vuelta en sus autobuses.

Fue en el palacio donde cayó la primera birra en Krumlov, en Občerstvení na Vyhlídce, un puesto en uno de los miradores a la ciudad. Fue una Eggenberg 10° y muy buena, no estaba, pero tampoco ofendía. Lo que en serio me gustaría saber es era de elaboración local o venía de Pardubice.

Pivovar Eggenberg ha tenido una interesante historia en este último cuarto de siglo. Cuando la empresa fue privatizada en 1991, fue adquirida por un precio muy bajo por Frantíšek Mrázek, un empresario polémico (tal como su página de Wikipedia en checo lo denomina eufemísticamente), que sería asesinado en 2006. La empresa fue vaciada (o “tunelada” como dicen los checos, y me encanta) y luego de algunos cambios de dueños, la corte que llevaba el causa de fraude en contra de uno de los dueños anteriores, ordenó la cesación de producción. En 2015 fue adquirida por Pivovar Perštejn, en Pardubice, a donde la producción sería mudada hasta que se completase algunas reformas (¿o hasta que la corte les permitiese volver a producir?). Según esta página, la producción se reanudó a fines junio del año pasado, aunque la página oficial de la cervecería advierte que no hay excursiones debido a las reformas en curso. El boliche de la cervecería, sin embargo, está abierto, pero no fuimos.

Caminamos a través del complejo palaciego, maravillados por cada patio, y entramos en Latrán a través de la Puerta Roja. Enfrente, vinos un local que vendía pan de jengibre adecuadamente llamado Český Perník. Mi hija, por supuesto, fue la primera en notarlo y, por supuesto, insistió en que entremos.

Fuimos recibidos por una señora muy simpática (sinceramente simpática y no del tipo tengo-que-sonreir-si-no-quiero-quedarme-sin-laburo) y el local era muy lindo adentro. Los estantes con varios tipos de pan de jengibre eran los más numerosos, pero había varios otros productos en venta: bombones artesanales (deliciosos, según el miembro más joven y más anciano de la familia), productos con miel, y licores y brandys de fruta artesanales. No hay ningún premio por adivinar qué fue lo que llamó mi atención (y la de mi -ová).

Había una estantería con damajuanas con grifos para servirse muestras por 20 CZK cada una. Muy buen precio teniendo en cuenta que en muchos lugares vas a pagar lo mismo o más por volumen por un whisk(e)y genérico o hasta un Fernet.

Probé licor de casis y mi mujer el de café. Ambos maravillosos. Después de una segunda muestra del de casis, no podía irme sin probar algo de lo más fuerte. Tenían lo habitual: slivovice, hruškovice, meruňkovice… Pero tenía mucha curiosidad por el mrkvovice (brandy de zanahoria). Nunca había visto, ni siquiera oído de algo así y tenía que probarlo.

¡Fantástico! Suave como los senos de la doncella, con un dejo de hojas de zanahoria en el aroma, mientras que el sabor de la raíz rodaba con el final del trago. Impresionante.

Tenía ganas de quedarme para otra vuelta de degustaciones, pero la familia tenía otras cosas en mente. O, mejor dicho, otra: la cena.

Elegir un lugar no fue problema. Todos queríamos volver a esta taberna que tanto nos había gustado en nuestra última visita seis años atrás, Krčma U dwau Maryí. Está casi abajo del lado de Vnitřní Město del Lazebnický Most (alias Puente de Madera) y tiene una encantadora terraza al lado del Vltava.

El menú es bastante interesante a su manera. Tiene algunos platos checos muy tradicionales que casi nunca se ven en restaurantes. Pedí uno de ellos, Houbový Kuba (algo así como un pilaf de hongos, pero con cebada en lugar de arroz), que estaba excelente. Lo mismo se puede decir del servicio.

Maridé la comida, y la atmósfera, con Eggenberg Nakouřený Švihák. No me acuerdo cuándo fue la última vez que tomé esta cerveza de barril (¿hace seis años, quizás?), pero cayó muy, muy bien; hasta mi mujer, que no le gustan las cervezas ahumadas, la disfrutó.

Dimos vueltas por el casco viejo de la ciudad hasta que dijimos que ya era hora de ir a la cama, pero no sin antes parar a tomar una última copa en algún lado. Luego de algo de debate, y de casi abandonar la idea, nos encontramos con Hospoda 99 y entramos, instantáneamente atraídos por la acogedora terraza al final de un callejón angosto a la derecha de Budějovická Brána. Nos encantó—su comida, ambiente, vista, servicio—tanto que decidimos cenar ahí al día siguiente—tanto que decidimos ir ahí a cenar al día siguiente.

El boliche está adjunto a un hostel y el menú apunta a un público más joven e internacional; aunque muchos de los parroquianos parecían ser locales (algo común en Krumlov). La comida era sobresaliente y todavía mejor era la relación calidad/precio. Por cuatro platos principales de generosas porciones, dos postres, una limonada casera, cinco cervezas grandes y una chica y un café pagamos algo más de 1200 CZK.

Tenían varias marcas de cerveza de barril: Pilsner Urquell, Svijanský Máz, Bernard Polotmavý Ležák (en muy buena forma) y una de Glockner, una microcervecería de una localidad cercana, su IPA. Le tengo desconfianza a las IPAs de cervecerías que no conozco (y de algunas que conozco, también), pero estaba de buen humor y decidí probarla. Tenía un aspecto bastante claro, de tono bronceado. La base de malta era suave, limpia y fresca. Lo que la arruinó fue el lúpulo. No me refiero al cuánto o al tipo utilizado (no me habría importado, si es buena, no tengo problema de hacer que el estilo encaje en la cerveza), era su calidad. Por suerte, evitaron el ¡U-S-A U-S-A! en la receta, de otro modo habría sido un desastre como la de U Lochkově. Por lo menos era tomable, si uno era capaz de ignorar la suave nota de Eidam de supermercado, lo cual fue muy fácil tendiendo en cuenta lo bien que la estábamos pasando todos.

Na Zdraví!

Krčma U dwau Maryí
48°48'41.147"N, 14°18'56.694"E
Parkán 104, Český Krumlov
+420 732 110 233 – info@2marie.cz
Lun-Dom: 11-23

Hospoda 99
48°48'53.333"N, 14°19'3.939"E
Věžní 99, Český Krumlov
+420 721 750 786
Jun – Ago, todos los días desde las 10 (la cocina cierra a las 23)
Sep – May, todos los días desde las 11 (la cocina cierra a las 22)

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