Si bien entiendo el valor que pueden tener para los elaboradores (y sus marketineros), hace ya bastante tiempo que opino que, en lo que respecta a la experiencia del consumidor, los concursos cerveceros, incluso los más prestigiosos, no tienen ninguna relevancia. Mi experiencia en los últimos años juzgando concursos (más allá de lo entretenido que ha sido) no solo no ha sido capaz de cambiar mi opinión, sino que la ha reforzado. Pero hay una excepción, První Pivní Extraliga . A diferencia de otros concursos, las muestras a ser evaluadas no son cuidadosamente seleccionadas (o hasta especialmente elaboradas) y enviadas por sus elaboradores, sino que son adquiridas en supermercados y tiendas. Esto significa que pueden ya no estar del todo frescas, o incluso haber sido sometidas a algún tipo de abuso u otro. En otras palabras, son las cervezas tal y como las tomamos, no una versión idealizada de las mismas. La competencia principal, Světlý Ležák en botellas de vidrio de medio litro, prem
Una exploración de la más divina de las bebidas